MÁS QUE ESO

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                             —|Niklaus|—

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—|Niklaus|—

Lo que sentía en mi pecho cuando Catalina se acercaba a mi era algo que no sentía hace siglos. Su tacto en mi piel me estremecía y su voz me tranquilizaba.

No dejaba de pensar en la manera que le arrancacó la carne de los huesos a ese humano, ver cómo ella disfrutaba matar era lo que más me cautivaba de Catalina.

—Nick, enserio espero que no utilices a Catalina como una de tus zorritas— mi hermana interrumpió mis pensamientos.

—Rebeka por favor, ella jamás sería como ellas, Catalina es mucho más que eso—

—No me digas que te enamoraste— dijo con tono burlón.

—Yo no me enamoro y menos de una vampiresa tan joven— rodé los ojos.

—Solo digo que Lina es mi mejor amiga y no dejaré que te aproveches de ella— dio una palmada en mi pecho.

—Por favor yo no me estoy enamorando, yo no me enamoro— me repetí a mi mismo.

—|Catalina|—

Damon me miró mal, sabía que algo andaba mal, para mi mala suerte mi hermano me conocía mejor que nadie.

—¿Qué me ves?— dije frunciendo el ceño.

—Lo idiota que eres si es que te estas enamorando de Klaus Mikaelson— dijo en voz baja.

Lo golpeé suave con mi codo, por suerte Stefan estaba entretenido charlando con Jeremy que no escuchó lo que hablamos.

[...]

Era Viernes por la noche, no tenía planes y estaba muerta del aburrimiento.

Klaus y Rebeka habían peleado la noche anterior así que no sabía nada de ninguno de los dos. Solo estábamos Lexie y yo en el apartamento.

—Stefan me necesita— dijo Lexie poniéndose sus botas.

—¿Vas a dejarme aquí sola?— dije haciendo un leve puchero.

—Mañana haremos lo que tú quieras— dijo antes de cruzar la puerta.

Ahora solo estaba yo, no podía ir a casa de mis hermanos porque sabía que su drama romántico sobre Elena me pondría de muy mal humor.

Me vi tentada a escribirle a Niklaus, quería saber si se encontraba bien o si quería salir a algún lado a despejar su mente.

Toc, toc

Alguien tocaba la puerta, no era nadie que yo esperara así que abrí con cautela.

—Hola, soy Elijah Mikaelson, tú debes de ser Catalina— extendió su mano.

—Si, soy Catalina Salvatore, mucho gusto—

—Supe que Niklaus y Rebeka tuvieron una fuerte discusión— dijo el vampiro.

—Desde ayer no los veo—

—Vine para ayudarlos, pero supongo que no se encuentran en casa— se encogió de hombros.

—No creo que alguno de los dos tarde en llegar, espéralos adentro— deje entrar al vampiro.

Elijah y yo tuvimos una larga conversación sobre nuestra vida en Nuevo Orleans, el vivió por muchos años ahí siglos antes que yo naciera.

Me inspiraba mucha confianza, ambos podíamos charlar de cualquier cosa sin ningún problema.

—¿Catalina que hace el aquí?— Klaus azotó la puerta.

—Yo creí que querrías ver a tu hermano—

—Deja a Catalina fuera de esto Nick— dijo Elija poniéndose de pie.

—Se que no fue tu culpa princesa, pero si no te molesta, esto es asunto de hermanos— Klaus se dirigió hacia mí.

—Entiendo— asentí y me dirigí hacia mi habitación.

Entré a mi habitación confundida, no entendía porque Klaus había reaccionado de esa forma al ver a Elijah.

No pude evitar escuchar la conversación, porque literalmente estaban gritando y las paredes de las habitaciones no eran muy gruesas.

Cuando los gritos subieron el tono, decidí intervenir antes que se mataran a golpes.

—¡Niklaus basta ya porfavor!— me interpuse en medio de ambos vampiros.

—Lamento tanto que presenciaras esto— se disculpó Elijah.

—Buena técnica, tú y Rebeka intentan hacerme quedar como el lobo malo enfrente de lo único bueno que me ha pasado en mucho tiempo— dijo Klaus aparentando la mandíbula.

—Vamos Nick, Rebeka solo quería que dejaras de tratar a su mejor amiga como una de tus conquistas— agregó Elijah.

—Catalina es más que eso— habló Klaus acercándose peligrosamente a Elijah.

Esto se estaba saliendo de control, yo también quería gritar y desestresarme pero debía hacer lo correcto e intentar acabar con esta situación de tensión.

—Niklaus, vámonos— lo tomé del brazo y salimos del apartamento.

Caminamos unos minutos por la acera del edificio hasta que nos sentamos en una banca en el parque.

—¿Estás bien?— dije para romper con el silencio incómodo.

—Esto soy Catalina, pierdo el control, me molesto y grito— me miró a los ojos —Tú no te mereces esto—

—¿Y tú crees que yo no me molesto?—

—Soy malo, tal vez quería darte una impresión falsa de mi ya que aún no me conoces lo suficiente— sonrío falsamente.

Cᴀᴛᴀʟɪɴᴀ | Klaus MikaelsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora