SORPRESAS

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—Cásate conmigo— dijo de golpe

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—Cásate conmigo— dijo de golpe.

Puse los ojos como platos, estaba muy sorprendida ante las palabras del rubio.

—¿Niklaus hablas enserio?— me incorpore a su lado.

—Si amor, quiero que seas mi esposa—

Esa ha sido la sensación más bonita que había sentido en toda mi existencia. Saber que Klaus me quería tanto como para pasar el resto de su vida inmortal al lado mío me hacía sentir como una adolescente entusiasmada con su prime amor. Porque eso era para mi, mi primer amor.

—Claro que quiero— dije mientras dejaba caer una lágrima de emoción.

Klaus me tomó de la cintura y me abrazó fuertemente, dejó un beso en mis labios y después en mi frente.

—Te amo Catalina— dijo en voz baja justo en mi oído.

—Yo también te amo Niklaus— dije imitando su acción.

No quería soltarlo nunca, me aferré a Niklaus de todas las maneras posibles, sabía que no podría vivir en un mundo que no estuviera el.
Gracias al cielo que mi ahora prometido era una criatura técnicamente inmortal.

—Seremos tus damas de honor Lina— dijeron Lexie y Rebekah al unísono.

Las dos vampiresas rubias se entrometieron en la casa de campaña, solo pude ver la expresión de Klaus, todo los ojos soltando una pequeña carcajada.

—Por supuesto que lo serán— dije sin poder dejar de sonreír.

Este era el día más feliz de mi vida, el día en el que habíamos decidido pasar toda nuestra larga existencia inmortal juntos. Sin duda venir a Mystic Falls fue la mejor decisión que pude haber tomado.

—¿Puedo?— dijo Klaus mostrándome un anillo entre sus dedos.

—Claro que si— dije acariciando suavemente su rostro.

Klaus colocó el anillo en mi dedo anular, entrelazo nuestras manos y dejó un tierno y cálido beso en mi fría mano.

[...]

Al día siguiente llegué a la casa de mis hermanos, estaba nerviosa y emocionada por la noticia que les iba a dar. No sabía en realidad cómo reaccionarían, sabía que aceptarían mi decisión pero no estaba segura de su pensar sobre esta nueva etapa en nuestra relación.

Entre por la puerta principal, al parecer ambos seguían dormidos aunque ya eran casi las 11:00 am.

Subí las escaleras rápidamente y abrí las ventas de ambos para que los rayos del sol los despertaran, claro no sin antes verificar que los dos tenían puesto su anillo solar. Los esperé sentada en el sillón mientras leía una revista.

—Buenos días dormilones— dije en cuanto bajaron a la sala.

—¿Pasa algo?— dijo Stefan antes de sentarse a mi lado.

—Quiero mostrarles algo importante—

Extendí mi mano y moví mis dedos para presumir el anillo ante los ojos de mis hermanos.

—No me digas que es lo que creo— dijo Damon.

Asentí con una enorme sonrisa de oreja a oreja.

—¿Con Klaus?— dijeron casi gritando al unísono.

—Si, nos vamos a casar—

Se miraron el uno al otro, ambos con los ojos bien abiertos y una expresión de sorpresa en sus rostros.

—Felicidades Lina, espero seas muy feliz— Stefan fue el primero en abrazarme.

—Vaya hermanita, no puedo creer que seas la primera de nosotros en sentar cabeza— Damon se abalanzó hacia mi y me abrazó con fuerza.

La reacción de mis hermanos me hizo llorar de la felicidad, mi corazón saltó de alegría ante tan lindo recibimiento de esta nueva noticia que cambiaria mi vida por completo.

Odiaba mostrarles mis sentimientos a mis hermanos, pero esta vez no me pude contener. Los abrace con mucha fuerza, los tres estábamos bien, estábamos juntos y nada ni nadie nos arrebataría este momento.

—Los amo tontos— dije sin soltarlos.

—Y nosotros a ti tonta— imitaron mi acción.

Ese fue uno de los momentos con mis hermanos que esperaba jamás poder olvidar, la armonía que había entre nosotros no pasaba muy a menudo.

—Mañana haremos una cena especial por nuestro compromiso, será en casa de Klaus y más les vale que estén ahí— dije después del silencio incómodo.

De nuevo ambos se miraron, con una ligera mueca de desagrado. Más les valía estar ahí, ellos eran mi única familia.

—Esta bien Lina, cuenta con ello— dijo Damon.

Cᴀᴛᴀʟɪɴᴀ | Klaus MikaelsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora