TSUNAMI

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Pase bastante tiempo al lado de Klaus, cada momento que pasábamos juntos se quedaba tatuado en mi cerebro

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Pase bastante tiempo al lado de Klaus, cada momento que pasábamos juntos se quedaba tatuado en mi cerebro. Nos conocíamos cada vez más, mientras más lo conocía más me atraía lo que veía. Un chico malo con un corazón con miedo a ser lastimado, se parecía más a mi de lo que imaginaba.

Con el pasar de los días, mis hermanos se iban acostumbrando a la idea de tener a Klaus cerca.
No era si idea favorita, pero no había nada que ellos pudieran hacer.

Tuve que volver a la escuela, Stefan se inventó el pretexto de que había ido a una excursión espiritual en Atlanta. Los maestros suponían que me iba a atrasar pero lo contrario. En realidad recordaba todas estas materias a la perfección.

—Ya se tu secreto— Jeremy dijo a mis espaldas.

—Entonces no me hagas enojar o te clavo los colmillos— sonreí mostrando mis colmillos.

—Woow, ahora no solo mi hermana es uno de ellos, si no también mi mejor amiga— dijo con una sonrisa.

Jeremy me consideraba su mejor amiga. Que lindo era tener a un mejor amigo relativamente normal.

—Vámonos a clase— lo tome del brazo y caminamos juntos hasta historia.

Cada vez más me sentía mejor en Mystic Falls, era como si ya fuera parte de este lugar. Tenía un mejor amigo humano, una escuela humana, un novio híbrido y a mis dos mejores amigas vampiras.

Mi peculiar manera de vivir estaba mejorando con el tiempo, justo como Elijah me lo había dicho.

—Señorita Salvatore, ¿Tiene la respuesta?— me interrumpió el profesor.

—1830– dije sin dudarlo.

—Correcto— dijo impresionado.

Volví a mis pensamientos sobre Elijah, no había recibido ningún mensaje de su parte, tampoco Rebekah sabía nada, o tal vez no quería contarme.

Lo último que quería era ser el tsunami de la discordia entre los hermanos Mikaelson. Ser como Elena y hacer a dos hermanos pelar por mi, no gracias.

La clase de historia pasó volando, en mi mente seguía rondando el que habría pasado con Elijah y como le diría que volví con Klaus.

[...]

El auto negro de mi hermano estaba estacionado afuera de la escuela, supuse que venia por Elena, pero no fue así. Vino a recogerme a mí.

Damon me miraba serio, sabía que el me conocía mejor que yo misma. Que mala suerte, su mirada de desaprobación me hacía sentir culpable.

—Entiendo que te hayas enamorado de Klaus, lo que no entiendo es porque volviste a matar como una loca en Nueva York—

—Mi enamoramiento con Klaus no tiene nada que ver con matar— rodé los ojos —Solo me alimentaba, tu me enseñaste eso, a dejar los problemas a un lado y disfrutar de los placeres de ser un vampiro—

—Esta no eres tú, la Lina que yo conozco jamás habría hecho una matanza de ese nivel— se notaba la preocupación en su voz.

—Adivina que Damon, me gusta matar y eso no es una novedad, me gusta ser un vampiro y me gusta tomar malas decisiones— comenzaba a enfadarme —¿Quién eres tú para juzgarme?—

Damon suspiró, me tomó de las manos y besó mis nudillos.

—Te amo hermanita, aunque no lo creas eres la persona que más quiero en este mundo y me preocupo por ti—

—Gracias Damon, sabes que también te amo pero ahora necesito mi espacio para reacomodar mi vida—

—Supongo que también Klaus ahora es parte de tu vida— suspiró.

—Si, lo es— lo miré algo apenada —Desde que lo conocí me arrastró como un tsunami, me ha cambiado la vida y sinceramente no me imagino mi vida sin el—

—Yo solo espero que ese tsunami que dices no arrase contigo—

Era bastante liberador el decirle la verdad a mi hermano, me quite un enorme peso de encima.
Por una parte estaba feliz que quien se enterara de mi incomprensible relación primero fuera Damon, el era más comprensivo conmigo.

Damon entendió que debía de tomar mis propias decisiones, debía de comenzar a vivir mi vida por mi cuenta, debía dejar de preocuparme por lo que mis hermanos pensaran sobre mis acciones.

[...]

—Cierra los ojos— Klaus me lo ordenó mientras cenábamos en su casa.

—Amo las sorpresas ¿Lo sabias?— dije emocionada aún con mis completamente ojos cerrados.

—Puedes abrirlos ya—

Abrí los ojos y vi que Klaus tenía a una chica rubia parada frente a mi.

—Supongo que es el postre— me acerqué hacia ambos —O puede ser más divertido—

—Es el postre y la diversión princesa, esta noche hay que gozar—

Klaus mordió el cuello de la chica, comenzó a sangrar de inmediato. El olor entraba por mi nariz y quemaba mi garganta, no aguante más y corrí hacia el otro extremo de su cuello.

Ambos cuidamos que no se desangrara por completo, debía tener las fuerzas suficientes para el resto de la noche.

—Vámonos ya, me quiero divertir— dije a su oído.

—Tus deseos son órdenes princesa— el híbrido besó mi mano con ternura.

Caminamos los tres hasta el cuarto de Klaus y comenzó la diversión.

Cᴀᴛᴀʟɪɴᴀ | Klaus MikaelsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora