OBRAS DE ARTE

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—Claro que no, al principio si, pero después de esa cena todo cambió— tomó mis manos

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—Claro que no, al principio si, pero después de esa cena todo cambió— tomó mis manos.

—Quiero que te alejes de mi hermana— Stefan se interpuso entre ambos.

—Hablemos en otro lado— tomé la mano del vampiro original y nos dirigimos hacia el parque.

Si era verdad que Klaus solo me había usado para llegar a Elena la huérfanita, me iba a doler muchísimo.

—Explícate— dije seria.

—Te diré lo que quieras, pero primero déjame mostrarte algo— Klaus tomó mi mano y me llevo hasta una galería de arte.

La galería era muy grande y hermosa, las pinturas eran abstractas pero cada una me hacían sentir una emoción diferente.

Al parecer Klaus noto lo concentrada que estaba mirando las obras de arte.

—¿Te gusta la pintura?— preguntó.

—Cuando vivía en Nueva York aprendí a pintar y desde ahí mi vida cambió— dije mirando una peculiar pintura de un copo de nieve.

—Todo esto lo hice yo— presumió Klaus.

—No te ves como alguien que le guste el arte—

—No me conoces lo suficiente aún, por eso te pido que no me alejes de ti— junto si frente con la mía.

Cada vez más los sentimientos confusos crecían, tener sus labios a milímetros de los míos me iban a volver loca.

—¿Qué fue lo qué pasó en la cena que te hizo cambiar de opinión?— pregunté sin separarme de él.

—Pasaste tú, por más enfermo que suene, me vi reflejado en ti— bajo la mirada.

—Ambos somos los villanos en otra historia—

—Y a ti te gusta, lo que más me encanta de ti es que adoras ser mala, adoras la sensación de matar y no tratas de ocultarlo— se acercó aún más a mi.

Cortamos la distancia con un pequeño y tierno beso en los labios, me movió todo dentro de mí y se sentía tan bien.

—¿Por qué te gusta pintar?— pregunté mientras me alejaba de él.

—El pintar es una metáfora del control— respondió con una sonrisa.

—Increíble como el arte te enseña como una visión puede cumplirse con simple fuerza de voluntad— dije mientras tomaba un lienzo en blanco.

En una esquina de la habitación estaban lienzos en blanco, tomé uno y lo coloqué en el caballete, me disponía a comenzar una nueva pintura.

—Toma uno y píntemos juntos— dije señalando los lienzos en blanco.

[...]

Le invertimos mucho tiempo a nuestros respectivos lienzos, el estaba pintando frente mío por lo que no podía ver lo que estaba haciendo.

—Ya terminé— dijo presumiendo.

—Lo quiero ver, quiero ver en qué pensabas— me acerqué hasta su lienzo.

Klaus giró lentamente el caballete hasta que se mostrara lo que había pintado.

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—Me pintaste a mi— dije sorprendida.

—Suelo pintar las cosas que deseo, no lo tomes a mal, es solo que mi inspiración estos días has sido tú—

Esas palabras me hicieron estremecer, veía la sinceridad en sus ojos, conmigo mostraba su lado sensible y vulnerable porque en el fondo sabíamos que éramos iguales.

Me estaba encariñando de Niklaus y eso me daba miedo.

—Necesito preguntarte algo, y necesito que seas honesto conmigo— dije titubeando.

—Eso me da miedo— dijo sarcásticamente.

—¿Corro peligro estando contigo?— dije sin pensarlo dos veces.

—Me encantaría decirte que no, decirte que daré lo mejor de mi para estar contigo, que te voy a hacer feliz el resto de tu vida— Klaus suspiró —Pero te estaría mintiendo—

—No te voy a pedir que cambies por mi, tampoco te voy a moldear a mi manera, porque te quiero tal y como eres— baje la mirada.

—Princesa, yo te quiero mucho más y por eso te pido que pase lo que pase confíes en mi— beso mi frente.

Las palabras de Klaus me hicieron sentir miedo, miedo de que ambos saliéramos heridos si algo resultaba mal.

Los planes de Klaus les podían parecer retorcidos a algunas personas, entre ellos mis hermanos. Sabía que llegaría el momento en el que debería de elegir un bando, el de Klaus o el de mis hermanos.

—Me tengo que ir ya— tomé mis cosas y salí de la galería de arte.

Me dirigí hasta la casa de mis hermanos pensando en lo que les diría, no podía ponerme en contra de mis hermanos.

Toqué la puerta ya que no había tomado mis llaves antes de salir. Stefan fue quien abrió la puerta.

—Lina, será mejor que vuelvas al apartamento con Rebeka, Elena corre peligro contigo aquí adentro— dijo sin mirarme a los ojos.

—Prefieres a tu novia en lugar de tu hermana, wow Stefan— mis ojos se pusieron llorosos.

—Claro que no Lina, solo que se que Klaus no te hará daño, pero si le hará daño a Elena— intento justificarse.

—Claro, hay que cuidar a tu novia mundana—

Azoté la puerta y salí furiosa hasta el apartamento de Rebeka, con suerte me encontraría con mi mejor amiga, pero al entrar ahí estaba Elijah.

Cᴀᴛᴀʟɪɴᴀ | Klaus MikaelsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora