RETORNO

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—Lina

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—Lina... ¿hermana es enserio?— Stefan se dirigió hacia mi aún perplejo.

Ninguno estaba molesto del todo, creo que era algo que muy a su pesar ya veían venir. Aún con los nervios de punta respire hondo y miré a Niklaus por el rabillo del ojo. Estaba igual de tenso que yo.

—Creo que es una buena oportunidad de conocerlo, siéntate Klaus— Lexie lo invitó al lado suyo.

—Antes de juzgar quiero que me entiendan y que sean amables porque soy su hermana y me aman ¿de acuerdo?— me dirigí específicamente a mis hermanos mayores.

Ambos se miraron y después de poner los ojos en blanco asintieron con la cabeza.

—Haré todo lo posible por llevarnos bien, pero si le haces algo a mi hermanita, te arranco la cabeza— dijo Damon con su característico tono sarcástico.

—Les juro que amo a Catalina y jamás haría nada para lastimarla— Klaus tomó la palabra.

Todos notamos la sinceridad en sus palabras, ese fue un gran cambio y me quitaba un peso de encima.

La noche prosiguió tranquila, a decir verdad mejor de lo que esperaba. Damon y Klaus eran algo parecido a por lo que pudieron conectar fácilmente. En cuanto a Stefan, ambos charlaban acerca de los años sesentas y su oscura etapa como el destripador.

Hasta la brujita Bennett estaba más tranquila, Caroline también se la estaba pasando bien y pudo cruzar palabra con Klaus, todo salió de lo mejor.

—Creo que ya es momento de irnos, mañana tenemos escuela— dijo Elena interrumpiendo el mal rato.

—Bien, entonces nos vemos luego—

Nos despedimos y todos se fueron a sus respectivos hogares. Elena, Jeremy y mis hermanos se fueron en el auto de Damon, Bonnie y Caroline se fueron caminando.

Niklaus que quito su saco para ponérmelo en los hombros mientras me abría la puerta de su auto.

—Sabes que no puedo sentir frío— dije sonriendo.

—Y tú sabes que soy todo un caballero con mi hermosa dama— dijo mientras se acomodaba en el asiento.

—Y ambos saben que esos modales los aprendió de mí— escuché una voz proveniente de detrás de auto.

Cuando miré hacia atrás lo vi ya adentro del auto en los asientos traseros. Me puse tensa y volteé a ver a Klaus, el también estaba tenso, más bien molesto.

—Elijah, lárgate de aquí, estoy pasando tiempo de calidad con mi novia— Klaus hizo mucho énfasis en esta última palabra.

—Klaus— puse los ojos en blanco.

—Vine a hablar con Catalina, no contigo—

Sabía lo que se venía, reproches y sermones del vampiro mejor portado de todo el maldito mundo. Esa culpa que sentía era probablemente porque en el fondo sabía que están con Niklaus no era lo correcto.

—Elijah podemos hablar mañana, después de la escuela soy toda tuya— dije con cierto cansancio en mi voz.

—No no, nada de ser toda suya— se incorformó Klaus de inmediato.

—Después de la escuela será— dijo Elijah para desaparecer de inmediato.

Escondí mi rostro en mis manos, estaba apenada por todo lo sucedido. Klaus arrancó el auto y durante todo el trayecto no dijo palabra alguna.

Me hubiera encantado ser como Edward Cullen y escuchar lo que pensaba, saber si seguía queriendo que intentáramos esto.

¿Por que no habría de querer? En realidad no hice nada malo, Elijah y yo solo somos amigos y creo que los tres somos conscientes de eso.

Todo el trayecto intenté descifrar que quería decir su abrumador silencio. Desde que lo conocí jamás se había quedado tanto tiempo callado, siempre tenía algo que decir.

—No te molestes...— fue lo único que pude decir.

—Estoy muy molesto con Elijah, no contigo, tú no tienes la culpa de ninguno de nuestros problemas— intento animarme.

—Mejor hagamos otra cosa para que te distraigas de ese enojo— sugerí feliz —La noche aún es joven—

El semblante serio de Niklaus cambió de inmediato, una sonrisita coqueta se dibujó en su rostro mientras cambiaba de dirección.

—Déjame conducir a mi— dije antes de que pisara el acelerador.

—Nos vas a matar— dijo bajando del auto.

—Agradécele a Dios que eres inmortal— solté una risotada.

En cuanto Klaus subió al auto arranqué, pise ele acelerador y empecé a conducir lo más rápido que daba el auto. Un BMW i8, alcanzaba una potencia increíble.

La adrenalina de ambos subió al instante, definitivamente el ambiente tenso había quedado atrás. Klaus disfrutaba de las altas velocidades igual que lo hacía yo.

—¿Algún lugar al que quieras ir?— pregunté aún sin bajar la velocidad.

—¿Te soy honesto?— preguntó sin mirarme.

—Por favor— respondí amable.

—A tu cama princesa— me miró mientras sonreía con esa maldita sonrisa pícara que me volvía loca.

—No se diga más— giré en el primer retorno de la carretera para llegar lo antes posible.

Cᴀᴛᴀʟɪɴᴀ | Klaus MikaelsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora