Cᴀᴛᴀʟɪɴᴀ | Klaus Mikaelson

PROTECCIÓN

—| Niklaus |—

—¿Pero que demonios estoy haciendo?— me pregunté a mi mismo en voz alta.

El amor y yo no nos llevábamos bien desde hace siglos, el que Catalina llegara a mi vida me había hecho sentir algo que no había sentido antes.

Tome una botella de bourbon y comencé a beber como en los viejos tiempos.

Después de la segunda botella me senté en el sofá para admirar mi cuadro donde había plasmado a Catalina.

—Te estas enamorando— escuché la voz de Hayley detrás de mi.

—¿Tu qué haces aquí?— pregunté.

—Vengo a evitar que intentes hacer más híbridos, pero el verte así por una chica me distrajo— se burlo la licántropa.

—Mis sentimientos hacia Catalina no me van a impedir que haga más híbridos— dije sin apartar la vista del cuadro.

—Va a estar furiosa contigo cuando se entere lo que le hiciste a Rebeka— dijo la castaña.

Definitivamente se iba a molestar conmigo después de descubrir que le había encajado una estaca en el pecho.

[...]

—| Catalina |—

Ver a Elijah en la casa de Rebeka me desconcertó, tenía la esperanza de poder charlar con mi mejor amiga, pero al parecer eso no se iba a poder.

—Tenía la esperanza de que fueras Rebeka— dijo Elijah.

—¿Aún no regresa?— dije preocupada.

Elijah negó con la cabeza, se notaba igual de preocupado que yo.

—¿Estuviste con Niklaus?— preguntó.

—Si, estuve en su galería de arte, pero no había rastro de Rebeka, parece que el tampoco sabe dónde está— me encogí de brazos.

—Pronto la encontraremos— Elijah acaricio mi hombro —Iré a hablar con mi hermano—

Elijah salió del apartamento si decir nada más, pero preferí no meterme en sus asuntos de hermanos y concentrarme en los míos.

Me sentía furiosa con Stefan por correrme de la casa y también con Damon por no haber intercedido por mi. Parecía que a mis hermanos les importaba un bledo lo que me pasara.

Me recosté en la que era mi cama, pensaba en todo lo que había sucedido, en mi beso con Klaus el cual había sido muy sexy y no me lo podía sacar la la cabeza.

[...]

—¿Supiste algo sobre Beka?— le pregunté al vampiro.

—Nada aún— negó con la cabeza.

Tome mi chaqueta y bolso antes de salir, esta noche saldría a cenar con Lexie como cuando vivíamos juntas en Nueva York.

—¿Y Klaus? ¿El esta bien?— pregunté vagamente.

—Escucha Catalina, no tienes porque preocuparte por Niklaus, el solo va a traerte más problemas— dijo Elijah acercándose a mi.

—Estoy harta de que la gente opine en mi vida privada, si quiero hablar con Klaus lo voy a hacer, si quiero besarlo, lo haré y si quiero cogérmelo, no dudes que lo haré— enfaticé esta última palabra.

Salí del apartamento antes que Elijah pudiera detenerme, me ponía furiosa el que los demás me dijeran que hacer o que no hacer.

—Eres una buena chica, no quiero que mi hermano te arruine— Elijah dijo detrás mío.

—Tú no me conoces, no sabes cómo soy en realidad— dije sin mirar atrás.

—Estoy aquí para protegerte, Rebeka me pidió que lo hiciera cuando ella no estuviera más contigo— Elijah pasó a estar frente mío.

—Dime dónde está Rebeka—

Elijah pasó saliva y clavó sus ojos en los míos, me tomó de los hombros para después suspirar algo molesto.

—Ya no va a volver a Mystic Falls, me pidió que te diera esto— extendió su mano y me dio una pequeña carta improvisada.

Tomé la hoja de papel y comencé a leer atenta, mi mejor amiga se había ido de Mystic Falls y no iba a regresar pronto.

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Mis ojos se humedecieron, miré hacia el cielo evitando llorar frente a Elijah.

—Me dejó sola— dije con la voz cortada.

—Lo lamento mucho Catalina, pero ahora me tienes a mí y no dejaré que nada ni nadie te haga daño—

Apoyé mi cabeza en los hombros de Elijah, estaba desconsolada ante la repentina partida de mi mejor amiga.

Estuve en esa posición por unos minutos hasta que Klaus nos interrumpió oportunamente.

—Ya veo hermano que no pierdes una sola oportunidad para acercarte a ella— dijo Klaus con una sonrisa hipócrita en el rostro.

—Estoy aquí para protegerla porque sus hermanos no quieren hacerlo— dijo Elijah en tono firme.

—¡Ya basta! No necesito un hombre que me proteja, necesito uno que me quiera, solo eso estoy pidiendo—

Los semblantes de ambos hermanos cambiaron totalmente, pero ninguno decía palabra alguna.

—Estoy perdiendo poco a poco a las personas que me quieren, de hecho mi propio hermano me echó de su casa porque le podía dar problemas— dije riendo para no llorar.

—Que se jodan— dijo Klaus.

—¿Qué?— dijo Elijah extrañado.

—Damon y Stefan, que se jodan, me tienes a mi para llorar, cantar, comer, matar o hacer lo que tú quieras— Klaus tomó mi rostro —Voy a protegerte siempre, aunque no me necesites—

Corrí hasta sus brazos, un abrazo suyo era lo que necesitaba, el calor de su pecho y su aliento en mi oído me reinició la vida.

Por más que odiará admitirlo, estaba sintiendo cosas muy fuertes por Klaus.