dos

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Esa noche la chica no durmió. ¿Cómo hacerlo? A sus pesadillas de siempre ahora iba a sumarse Liam Payne y de verdad no tenía ni tiempo ni ganas de que eso pasara. Así que se dedicó a trenzar su pelo una y otra vez, hasta que ya ni eso la distrajo y bajó a preparar los desayunos de todos.

-¿Ya empezas con turno completo?-preguntó la señora Parker cuando bajó y encontró en la cocina, ella asintió.- Lo de ayer...

-Él es mi... Papá biológico.- soltó ella apartando la mirada y se tomó una trenza.

-Pero eso es increíble.- dijo ella feliz, pero la chica negó.

-Nunca lo busqué porque él estuvo con mi mamá sólo una noche, no pensé siquiera que recordara su nombre. Ella era joven y fanática. Consiguió mas de lo que esperaba luego de una firma de autógrafos y yo nací nueve meses después. Ella se había vuelto loca.

-Nunca lo dijiste.

-Creo que no quería aceptarlo,- dijo ella encogiéndose de hombros.- de todas formas no creo que vuelva a verlo nunca. Ahora me tengo que ir. Dejale saludos a todos.

...

Y así pasaron dos meses. Ella trabajaba, entraba y salía del orfanato, pero no había ni rastro de Liam Payne. Solía encerrarse a diario en el armario ahora que tenía la llave y había arreglado en cerrojo. No quería dormir, no quería comer. La señora Parker ya no sabía qué hacer y no había forma alguna de contactarse con el famoso cantante.

Esa mañana el trabajo fue agotador. Durante el almuerzo se sentó en una plaza cercana con una botella de agua y una pequeña galleta. No quería gastar el dinero porque hacía falta en el lugar en el que ella vivía y sólo quería que todos fueran felices, que estuvieran bien. Así que la galleta la comió despacio y de a trozos chicos, para que durara lo que debía durar un almuerzo. Limpió sus lentes y volvió a colocárselos. Los enormes marcos negros siempre habían resaltado en su palido rostro, pero a ella no le importaba su aspecto, jamás lo hacía. Se puso de pie y volvió al café. Atendió todas las mesas y empezó a repartir las órdenes. La rutina no la molestaba. Nunca era demasiado para alguien que todo lo que buscaba era una salida para alguien más.

-Así se trabaja.- dijo su jefe, al pasar por detrás de ella. Le dió una palmada en el trasero y ella se limitó a hacer una mueca y seguir con lo suyo.

-¿Vas a dejar que te trate así?- preguntó una voz grave a su espalda. Ella dió un pequeño salto, sobresaltada.

Volteó y se encontró frente a Liam vestido con unos jeans ajustados y una campera azul. Mantenía sus manos dentro de sus bolsillos mientras la miraba serio. El ceño fruncido la hizo apartarse un poco. Suspiró y tomó mejor la bandeja.

-Eso no te importa.

-Claro que si. Sos la hija de Megan, sos mi hija.

-Yo no tengo papá.- dijo ella entre dientes.

-No podes culparme por...

-Sólo estoy sacandote un peso de encima, yo nunca te busqué.- dijo ella abriéndose el paso para llevar los cafés a las mesas.

-¿Por qué no me buscaste? No entiendo por qué nunca lo hiciste. Es decir, vos sabías...

-Porque no voy a ser una carga para nadie y menos para un tipo que se acostó con mi mamá después de una firma de autógrafos y no volvió a verla nunca. Tampoco fui una carga para ella.

-Yo no sabía que ella...

-No importa. Ahora olvidate de todo.

-Seguí trabajando, bebé.- dijo su jefe repitiendo la acción que había hecho minutos atrás.

-Deje de hacer eso,- dijo Liam.- no tiene derecho.

-Andate, Liam.- dijo ella empujando suavemente.- No entendés nada.

...

La cafetería cerró y ella salió lentamente. Liam se acercó.

-¿Qué te pasó?- preguntó al ver las muecas de dolor en su rostro.

-¿No entendes?- dijo ella volteando con el rostro lleno de lágrimas.-Esto no es un juego, es un trabajo, no es bueno y debería denunciarlo, pero es el único que conseguí y el orfanato está cayéndose a pedazos.

-¿Qué te hizo?- preguntó.

-Nada.- mintió ella y siguió caminando.

-Lo hizo, y fue por mi culpa. ¿Qué te hizo? Soy tu papá y quiero saberlo.

Ella lo miró unos largos segundos.

-Me golpeó con su cinturon, hasta que empecé a sangrar.

Siguió su camino y llegó al orfanato. Estaba a punto de entrar cuando su vista se nubló y ella cayó de golpe. Liam la había seguido y, al verla, se acercó rápidamente. Vio manchas de sangre en su espalda y llamó a la puerta. La anciana Parker le abrió.

-Dios, no otra vez.- susurró agachándose para llegar a la chica.

-V-voy a llevarla a un médico.- dijo él.

-Es terca, no quiere dejar el trabajo - dijo la mujer.

Liam la miró y luego tomó a la chica en sus brazos. Le tendió un fajo de billetes.

-No quiero que ella vuelva ahí.- dijo y se alejó con ella en brazos.

Cuando llegó al lugar donde había dejado el auto, la depositó en el asiento trasero y arrancó rumbo al hospital.

Ahí la curaron, pero no pudieron mantenerla en una habitación porque él no podía darles su nombre, su apellido o su número de DNI.

Volvió con ella al auto y la llevó a su casa. La entró en brazos y la recostó en su cama mientras la observaba. Bajó las escaleras y se recostó en el sillon.

Parí a una pequeña niña. Le puse el nombre se nuestra estrella. No volví a verla. No tienen derecho a sacarme a mi bebé, yo no estoy loca, quiero a mi hija. Liam deciles que me den a nuestra hija.

Él cerró sus ojos con fuerza. Escuchó unos pasos aproximarse y entonces dijo.

-Carol, ese es tu nombre. Carol. El nombre de nuestra estrella.

-¿Por qué estoy acá?

-Te desmayaste y te llevé al hospital.- dijo él sentándose para poder mirarla.-Por favor no te vayas.

-No voy a irme,- murmuró ella.- no ahora.

-Gracias.- murmuró él.- Y-yo qui-quiero hacerme responsable de vos. S-sos mi hija. Quiero que tengas una casa, una familia.

-No quiero que me tengas pena.- dijo ella.

-No lo hago. Sólo... Intentémoslo.

Ella suspiró y se llevó las manos al rostro.

-No estoy lista para que vuelvan a abandonarme.- dijo con un hilo de voz.

-No voy a abandonarte.- dijo él acercándose.-Lo prometo.

-Podemos intentarlo - murmuró ella.

Yo no tengo padreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora