treinta

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Cory corrió por la calle ya con su ropa y se metió en un callejón. Las lágrimas bañaban su rostro y sus manos temblaban. La nieve bajó sus pies descalzos la hacía estremecerse y su falta de abrigo provocaba que ella temblara violentamente. Hacía ya dos meses que había escapado del hospital dejando a todos atras pero ya nada cambiaría.

-Papá,- gritó con todas sus fuerzas para luego susurrar.- te extraño.

Caminó por las calles, en medio de la tormenta de nieve sintiendo que las lágrimas se congelaban en sus mejillas. Tomó un trozo de pan caliente de su bolsillo y lo comió a pequeños bocados. Vio a lo lejos las luces de los autos rompiendo la oscuridad de una noche tormentosa en las calles de Londres.

Metió sus manos en los bolsillos y caminó con la vista gacha. Llevaba una camiseta negra sin mangas y unos pantalones sueltos y gastados. Chocó con una mujer y cayó a la nieve haciendo así que su ropa se moje.

-Perdón.- susurró.

-Ay Dios mío.- dijo la mujer. Ella alzó la vista encontrándose con una hermosa rubia enfundada en un gran abrigo.- ¿Qué haces vestida así? Vas a morirte de frío. Vení conmigo.

Cory no estaba muy convencida ya que la chica se veía nerviosa, pero en cuanto la chica le echó una campera sobre los hombros, la siguió.

Entraron en una enorme casa y la chica la guió hacia la sala donde la hizo tomar lugar frente al fuego. Cory fijó su vista en las llamas y sólo fue capaz de oír los gritos.

-Hola, hermanita, hasta que te acordas de mí.- dijo una voz ronca riendo.

-Harry, creo que encontré a la hija de Liam. Tienen que venir.

En menos de diez minutos, cinco hombres llamaron a la puerta. El timbre sacó a Cory de su trance. La chica se froto los brazos apoyando su mentón sobre sus rodillas y abrazando sus piernas.

-¿Cory?- la pregunta se escuchó con un hilo de voz y ella se tensó. Miró a su espalda y se topó con los ojos de su papá llenos de lágrimas.

Volvió a mirar al frente hundiendo su rostro entre sus piernas y dejando escapar los sollozos. Unos brazos la rodearon rápidamente, los sollozos de su padre se unieron a los de ella.

-Hija.- susurró él en su oído y ella se deshizo de su abrazo para poder mirarlo.

-¿Qué haces acá?- preguntó con el mas atormentado dolor en la voz.

-Llevo dos meses y siete dias buscándole.- susurró él.

-Tenes que dejarme ir.

-¿Por qué? ¿Por qué estúpida razón tengo que dejar que salgas de mi vida?

-Porque.. Papá, no me hagas esto.- susurró llena de dolor. Vio de reojo como la chica rubia mantenía a los demás fuera de la sala.

-¿Hacerte qué, Cory? Explicame porque no entiendo.

-Me dijo que si te buscaba ella iba a matarte y ya lo intentó. ¿Y si salió con vida como la ultima vez?¿Y si te hace algo? ¿A quién enterramos en su lugar la primera vez?

Las lágrimas caían a montones de sus ojos, Liam la abrazó con fuerza y ella lloró en su pecho.

-Si te vas, estás matándome.- susurró él.- Cory, tu mamá murió, vimos el cuerpo. ¿Si? Por favor, volvé a casa.

-Tengo miedo.- sollozó ella.- Papa, tengo mucho miedo.

Liam la abrazó fuerte, la abrazó por esos dos meses y siete días que no lo había hecho, por lo que le dolía estar lejos de ella, por la desesperación que se apoderó de él cuando entró en la habitación y ella no estaba.

Cory se puso de pie, aferrada a él y Liam le besó la frente.

-Vamos a casa, papi.- susurró ella.

Liam la alzó como si ella tuviera tan solo cinco años y caminó a la salida. Los demás lo siguieron y subieron a los autos. Harry tuvo que manejar porque él no pensaba soltar a su hija.

-¿Qué es eso?- preguntó él viendo su brazo lastimado. Ella bajó su vista.- Cory...

-Me escapé de alguien,- susurró ella.- salté el alambrado y.. bueno.

Liam suspiró y le besó la frente. Su chiquitita estaba otra vez con él, ella volvía a encontrarse entre sus brazos y eso era todo lo que él necesitaba.

Al llegar a la casa, ella se refugió en los brazos de Niall.

Pasó poco antes de que se quedara dormida acurrucada en pecho de Zayn, sentada en sus piernas, frente a la chimenea.

Harry la miraba preocupado al igual que todos, pero él había notado algo que los demás no y eso estaba matándolo.

Cory despertó en la mañana, en una habitación desconocida pero que tenía varias de sus cosas, algunas se veían algo quemadas pero no se veían muy mal.

Se levantó de la cama y se dio una larga ducha caliente. Se puso un buzo de Niall y unos jeans largos. Ató su cabello y bajó sintiéndose extraña y fuera de lugar. Tardó unos minutos en encontrar la cocina y, al asomarse a la ventana, vio cabello negro, soltándose de una colita mal hecha, que se acercaba rápidamente. Su corazón comenzó a latir rápidamente y ella salió a la calle. Los brazos de Nick la envolvieron levantándola del suelo y su rostro se enterró en su cuello. No dijeron nada, solo se abrazaron, se miraron y se besaron. Las lágrimas rodaban por las mejillas de Nick y ella juntó sus frentes. Una tos resonó desde la puerta y ellos vieron a Louis. Nick bajó a Cory y le tomó la mano entrelazando sus dedos. Era tiempo de dejar de esconderse.

Yo no tengo padreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora