treinta y nueve

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Pasaron dos semanas antes de que los dejaran volver a casa. Liam entró en la nueva casa tomándola de la mano y guiándola.

-Esta es la sala,- dijo Harry.- hasta ahora solo hay tres sillones grandes y un televisor de plasma ademas de grandes estanterias vacías. En la pared de la derecha hay un enorme ventanal que da al jardín delantero.

-Suena lindo.- dijo ella mostrando una pequeña sonrisa.

Así fueron descriptas una a una las habitaciones. A los chicos les gustaba ver su pequeña sonrisa, les hacía sentir que todo estaría bien.

La primer noche en la casa ella despertó en mitad de la noche. Estaba asustada, pequeños ruidos que se volvían mas aterradores en la oscuridad en la que estaba sumida. Se levantó torpemente de la cama, no queria estar sola. Sus pies se movían torpemente por el lugar. Chocaba con diferentes cosas provocando que ella supiera que moretones saldrían en esas zonas. Alcanzó la puerta de la habitación luego de un rato y se guió por las paredes. Un paso al frente y luego otro, eso se repetía mientras escuchaba como la lluvia caía en el exterior. Dio otro paso pero no había suelo donde se supone que lo había y, rápidamente cayó.

Un grito despertó a todos en la casa. Los truenos y relampagos se hacían presentes en el lugar y las gotas de lluvia golpeaban violentamente los cristales. Cinco hombres salieron de sus camas rapidamente buscando a la chica.

-Cory.- dijo Harry bajando las escaleras a toda velocidad. Ella sollozaba mientras tomaba su brazo enyesado y sus piernas fuertemente. Un hilo de sangre caía por su rostro.- Cory, mi amor. ¿Qué pasó?

La chica no respondía, parecía aterrada. Liam la tomó en brazos mientras Zayn curaba su pequeña herida. Ella iba tranquilizándose poco a poco.

-¿Qué hacías en la escalera, Cory?- volvió a preguntar Louis.

-Solo quería encontrarlos,- sollozó ella nuevamente.- no sabía dónde estaba. 

Liam la presionó con fuerza contra su pecho, aun seguía asustado. Cory sólo quería encontrarlos pero no podía ver nada. ¿Cómo habían sido tan estúpidos? Ella les había pedido días atras que no la dejaran sola.

Los truenos hacían que la chica se estremeciera pegándose mas a su pecho.

-Tranquila,- susurró él.- tranquila mi amor, todo está bien.

-¿Cómo podes decir eso?- lloró ella.- ¿No te das cuenta que estoy ciega?- El corazón de Liam se encogió al escuchar esas palabras.- Estoy ciega. No puedo ni siquiera caminar por la casa sin caerme. No veo, papá. No puedo.

-Damela, Liam.- pidió Harry tomándola en brazos - No quiero que digas eso. Te amo. ¿Podes entenderlo? No soporto saber que estas rindiéndote. Estoy acá, voy a ayudarte, lo sabes. Va a ser difícil al principio, pero vamos a lograrlo juntos.

-Tengo miedo de que no funcione.- susurró ella.

-Voy a hacer que funcione. Lo prometo.- le besó la frente y ella le acarició la mejilla con la mano de su brazo sano.

-Quiero dormir con papá hoy, la noche asusta mas ahora.

Harry la pasó a brazos de Liam y él la llevó a su habitación. Él la recostó en la cama y luego la rodeó con sus brazos. La chica sollozó hasta quedarse dormida en brazos de él.
-Se que no es fácil, pero, princesa, voy a lograr que seas tan feliz como lo mereces. Y si tengo que darte mis ojos para eso, voy a hacerlo.- susurró él al silencio y besó la frente de su hija.

Yo no tengo padreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora