Te necesito

8. PRESENTACIONES

Allí estaba Hugo, tendido en el suelo quejándose de dolor de pierna pero consciente.

- ¡Hugo, Hugo! – chillaba Eva.

- ¿Qué? – le contestó borde Hugo - ¿Ahora te importa? ¿No tenías tantas cosas que hacer? Pues ya sabes. ¡Vete!

Eva se fue de allí con lágrimas en los ojos. Era la segunda vez que a alguien de su alrededor le pasaba algo por su culpa.

Primero fue su madre, que murió atropellada por un coche evitando que la atropellaran a ella por haber salido corriendo detrás de una pelota cuando era pequeña. Y ahora Hugo. No solo le había jodido la vida el fin de semana anterior sino que ahora lo atropellaban por su culpa.

En seguida llegó la ambulancia y se llevó a Hugo al hospital, mientras éste llamaba a su madre.

- Mamá, qué me han atropellado. Sí, sí, estoy bien, solo me duele mucho la pierna. Al hospital.

Mientras tanto, Eva volvía a casa.

- ¿Qué ha pasado? – dijo Kike mirando a Eva entrar por la puerta.

- Han atropellado a un chico – dijo Eva llorando – a Hugo.

- ¿Pero está bien?

- No lo sé – mientras se tiraba a los brazos de su padre – Papá, que he vuelto a hacer daño a alguien, cómo pasó con mamá – no dejaba de llorar.

- Eh, Eva, que no ha sido tu culpa. – dijo su padre consolándola - ¿Quieres que vayamos a verlo al hospital? Verás que no tiene nada.

- Sí – dijo Eva entre sollozos.

- Pues recogemos a Gerard y vamos para allí.

Kike sabía lo mal que lo había pasado Eva cuando murió su madre, y también sabía que nunca se iba a perdonar que fuera "por su culpa". El escudo que se había creado venía de ahí, no quería sufrir, Kike no la entendía, pero tampoco podía hacer nada, esperaba que cuando cambiara de compañías ella volviera a ser la misma que antes, lista, estudiosa y buena compañera.

...

Cuando llegaron al hospital, Kike se dirigió al mostrador seguido por Eva y Gerard.

- Diga – dijo la chica del mostrador.

- Mire, veníamos a ver a un chico que acaban de ingresar – dijo Kike.

- ¿Su nombre?

- ¿Eva, cómo se llama?

- Hugo Cobo.

- Están operándolo, pueden esperar en ésta sala de aquí – dijo haciéndoles un gesto.

Se dirigieron los tres hacia la sala de espera, allí Gerard reconoció a alguien.

- ¡Anne! – chilla Gerard – hemos venido a ver a tu hermano.

- ¡Gerard! Lo están operando, tengo miedo, ¿y si no sale bien?

- Todo va a ir bien Anne – dijo Kike - ¿Estás sola?

- No, mi mamá ha ido al lavabo. Está muy triste.

- ¿Quién son esta gente Annecita? – dice Ana mientras volvía del lavabo.

- Él es Gerard, va a mi clase... él es su papá y ella – dijo señalando a Eva que estaba sentada en una silla mirando al infinito – ella va a la clase de Hugo.

- Encantada – dijo Ana tendiéndole la mano a Kike.

- Igualmente –dijo éste rechazando su mano, dándole dos besos y dejando totalmente sorprendida a Ana.