- ¿Quieres hablar? – preguntó Ana a Eva, quien se quedó sorprendida.
- ¿De qué?
- No sé, de por qué has cambiado tanto según tu padre, de por qué le hiciste eso a mi hijo... de cualquier cosa que te atormente... debe ser difícil no tener una madre con la que hablar de ciertas cosas...
De repente a Eva se le empiezan a empañar los ojos y se echa a llorar en los brazos de Ana como si fuera un bebé mientras ésta la abraza.
- Eh, eh, que no pasa nada si no quieres hablar.
- No, no, sí quiero – dijo Eva entre sollozos.
- Sé que soy una extraña para ti pero puedes confiar en mí.
- Yo antes era la típica niña buena que estaba todo el día jugando y riendo, sacaba buenas notas y tenía muchos amigos; un día estaba en el parque con mi madre y se me escapó la pelota, y yo fui corriendo detrás de ella hasta el medio de la carretera; mi madre salió corriendo detrás de mí para pararme porqué venían coches, y de repente noté un fuerte empujón y oí un golpe, me caí de boca al suelo... lo siguiente que vi fue a un montón de gente alrededor del cuerpo de mi madre y a unas cuantas señoras mirando a ver si yo estaba bien. Tenía 7 años, y desde aquel día todo cambió para mí.
- Debió ser muy duro – dijo Ana.
- No sabes cuánto – respondió Eva – después del accidente de mi madre, dejé de hablar durante un tiempo, no tenía ganas de nada, perdí a mis amigos, empecé a suspender y solo tenía el apoyo de mi padre... años después cuando empecé el instituto me convertí en lo que soy ahora, un monstruo.
- No digas eso Eva – la interrumpió Ana.
- Si lo soy... ¿no ves lo que le hice a tu hijo el otro día? ¿Y no ves qué lo que le ha pasado hoy ha sido también por mi culpa?
- No ha sido culpa de nadie, lo del otro día fue una chiquillada, hecha con muy mala leche, y lo de hoy no ha sido culpa de nadie – repitió Ana.
- La cuestión es que nunca me va a perdonar, como mi madre, que seguro que tampoco me ha perdonado haber perdido la vida por mi culpa – rompió de nuevo a llorar.
- Eva, tú madre dio su vida por ti, y no creo que te tenga que perdonar nada; todas las madres lo haríamos por nuestros hijos, y cuando seas madre lo sabrás.
- Pero Hugo...he sido muy mala con él.
- Con Hugo ya hablarás, seguro que lo entiende.
Eva se recompuso un poco después de todas las lagrimas que había derramado.
- ¿Sabes? Hugo tampoco tiene padre desde los 7 años; su padre nos abandonó cuando Anne tenía solo unos meses y no hemos vuelto a saber nada de él. Hasta que su padre desapareció, Hugo era un niño muy movido e inquieto, pero desde que su padre se fue, se convirtió en un niño muy centrado, tranquilo y estudioso. Que no me quejo para nada, pero éste no es mi niño. Años más tarde cuando entró al instituto le empezaron a hacer bullying y muchas veces he pensado en cambiarlo de colegio pero él siempre me decía que no, que ahí había alguien que lo necesitaba pero que "ese alguien" aún no lo sabía.
- No sabes lo culpable que me siento de lo del bullying, aunque las otras veces yo no he tenido nada que ver; la primera vez que hablé con él fue la semana pasada –dijo Eva – ¿Y no sabes quién es ese alguien que lo necesita? – preguntó curiosa.
- Ni idea, nunca me lo ha querido decir.
- ¿Familiares de Hugo Cobo? – interrumpió el médico.
- Sí, dígame –contestó Ana.
- Pueden pasar a verlo.
Eva sonrió a Ana y le hizo el gesto de que pasara ella primera, después de todo Ana era su madre, y ella solo la que le había jodido la vida.

ESTÁS LEYENDO
Te necesito
FanfictionEva, 17 años, estudiante de primero de bachillerato. Es la chica más popular del instituto, incluso más que Anaju de segundo de bachillerato. Eva no va muy bien en los estudios y es una de las chicas propuestas para repetir curso. No tiene novio, pe...