31. AVENTURA (II)

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Eva se giró hacia donde Hugo señalaba; había una pequeña caja.

-         Cógela – dijo Hugo.

-         Luego. Ahora lo importante es sacarte a ti de aquí. La marea está subiendo y no creo que tarde mucho en llegar aquí.

Eva salió corriendo hacia la playa, donde estaba la toalla; la cogió y volvió con Hugo.

-         Me duele mucho Eva – dijo con los ojos llenos de lágrimas.

-         Lo sé cariño. Vamos a hacer fuerza los dos a la vez, ¿vale?

Hugo asintió.

-         Una, dos y tres – los dos tiraron hacia atrás sin éxito.

-         Una, dos y tres – volvieron a tirar, pero nada.

El agua empezaba a cubrir a Hugo, solo quedaba una oportunidad para sacarlo de allí.

-         Vale amor, no te pongas nervioso pero no tenemos mucho tiempo – dijo Eva.

-         ¿Qué no me ponga nervioso? La marea está subiendo, tengo una pierna encajada entre dos rocas y tú te la estás jugando por mí.

-         Va, por favor, tiramos a la de tres. Una, dos y tres.

Los dos tiraron con fuerza, y consiguieron sacarlo de ahí cayendo hacia atrás encima de Eva.

-         ¿Estás bien? – preguntó Eva con la mano en la cabeza por el golpe que se había dado contra una roca.

-         Sí. Me duele pero bien. ¿Y tú? – dijo mientras se ponía de pié y miraba la cabeza de Eva dónde se había golpeado – Te sale sangre, será mejor que vayamos a la enfermería.

Hugo se acercó a donde estaba aquella cajita y se la guardó en el bolsillo del bañador. Ambos se dirigieron mojados, y cubiertos por la toalla hacia el camping donde Eva acudió a la enfermería y le dieron un par de puntos.

-         Estoy horrible. Encima me han tenido que rapar un poco para poder coserme - lloriqueaba Eva.

-         No digas eso tonta, que no pasa nada, ni se te nota – dijo Hugo mientras volvían al bungaló – Gracias Eva...

-         Lo he hecho porqué he querido no me des las gracias... si te pasara algo... - dijo Eva a punto de llorar.

-         Va, va, no digas eso que estamos bien los dos y eso es lo que importa – dijo él abrazándola.

-         Ahora me puedes decir ¿qué había en esa caja, y por qué hemos acabado así? Porqué ya puede ser por un buen motivo – dijo ella haciéndose la enfadada.

-         Eva verás... quería darte una sorpresa y...

Eva estaba sentada en el porche del bungaló; Hugo se puso de rodillas delante de ella.

-         ¿Y...? – dio Eva curiosa.

-         ¿Quieres ser mía para toda la vida? – dijo Hugo sacando la cajita del bolsillo y abriéndola delante de la cara de Eva - ¿Quieres casarte conmigo?

Ella se quedó muda. Mirándolo. Con los ojos empañados en lágrimas. No decía nada.

-         No hace falta que sea hoy ni mañana, pero quiero que lo tengas – dijo sacando un anillo de la caja y poniéndoselo a Eva en un dedo – para que en un futuro, cuando estemos preparados los dos, nos casemos. ¿Qué me dices?

-         Hugo... - Eva empezó a llorar – Quiero ser tuya ahora y siempre – dijo a la vez que le daba un beso y le arrastraba hacia dentro del bungaló.

Ellos sabían cómo iban a celebrar aquella noticia, y entre ellos quedó.

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