PROLOGO

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Despedidas, uf como las odio...bueno, depende de quién sea la persona de la que me esté despidiendo, me gustan o las odio; en este caso, las odiaba.

Habían pasado muchas cosas en estos tres meses, había dado tiempo a crear un sentimiento tan fuerte que ninguno de los dos llego a imaginar que en un momento eso se rompería.

Ahí estaba él, de pie, a mi lado, con su pelo rizado alborotado; como siempre, sus manos en los bolsillos y su mirada perdida en el horizonte del mar, mientras se daba cuenta de lo que iba a pasar.

Y ahí estaba yo, sentada a su lado con mis piernas encogidas hacia mi pecho, unos mechones de pelo caían de mi coleta baja mal hecha y mi mirada perdida en el mismo punto que el suyo.

- ¿En serio tiene que acabar así?

-Eso parece, baby.

Amaba cuando me llamaba así; se lo decía a todo el mundo, pero su tono conmigo era distinto.

Suspiré. No quería afrontar aquella realidad, no quería hacerme a la idea de que esto no tendría un buen camino después de tres meses.

- ¿Te olvidaras de mí?

-Nunca, no podré hacerlo.

Era un chico de pocas palabras, frases cortas, pero era su personalidad y me encantaba.

-Sé que los dos queríamos lo mismo Winter, pero sabía que esto pasaría y, aun así, me enamore de ti.

Asentí dándole a entender la razón. Yo también era consciente de lo que esto traería, aún con el apoyo de mi hermano a seguir con ello, sin importar el después, sabía que acabaría rota.

-Te quiero dar algo antes de irme.

Saco de su bolsillo un trozo de papel con un lazo atado y me lo dio; tan detallista como siempre.

- ¿Qué es?

-Una canción, la hice para ti, para que me recuerdes.

Winter Bear (KTH) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora