Estaba en la cama, sentada, vestida; llevaba un jersey beige de cuello alto, unos pantalones marrones ajustados a la cintura, un cinturón negro y mis botas de militar negras.Pase de maquillarme, total, nadie me vería, lo único que llevaba era un poco de rímel y el eyeliner; aprendí hace poco a hacérmelo.
Miré mi móvil, no sabía si escribirle y decirle que iba o darle la sorpresa cuando llegara allí; hiciera lo que hiciera, le haría ilusión igual. Miré la hora, las puertas ya habían abierto, eran las siete y media.
Me levanté de la cama, cogí mi abrigo del armario y lo dejé en la cama. Terminé de meter mis cosas en el bolso y cuando iba a entrar al baño a echarme colonia, llamaron a la puerta. Fruncí el ceño y me acerqué a abrirla.
-Wow... -me mira cortante- em...hola –sonríe nervioso-.
-Hola –lo miro- pensé que era coña que venias.
-Pocas cosas digo yo de coña, además, no ha sido mala idea venir, al fin y al cabo.
Negué sonriendo y lo miré. La verdad, es que iba guapísimo; pantalones negros, botas negras, chaqueta negra y camisa interior blanca.
-Veo que te gusta demasiado el negro, parece que vas a un entierro.
-El negro es el mejor color que pueden haber inventado –ríe-.
Reí con él mientras entraba y cogía mi chaqueta y el bolso, cerré con llave y lo miré.
- ¿Vamos? –me mira-.
Asentí y salimos juntos del hotel. Montamos en su coche y nos dirigimos al estadio.
-Me gusta lo que llevas puesto, es muy el estilo de Tae -ríe-.
Lo fulminé con la mirada y él soltó una sonora risa, que provocó una ligera sonrisa en mis labios.
-Será que tengo buen gusto –bromee-.
- No voy a negar eso -ríe-.
El camino desde el hotel fue bastante tranquilo. Todos los nervios que tenía se fueron yendo, hasta que vi la puerta del estadio. Jungkook se bajó y abrió mi puerta, espero a que bajara, pero yo solo me quedé mirando al frente.