Esta chica no es tonta. Parece que no, pero está atenta con todos los sentidos encendidos, es de las típicas que parecen despistadas, pero cazan todas al vuelo; hay que joderse.Me quedé mirando por la gran cristalera, dado que no sabía cómo reaccionar. Pensaba, pensaba que podría responder ante esa contestación, pero todo era en vano.
- ¿No vas a decir nada? –me mira-.
La miré de reojo y me levanté de la cama, metí mis manos en los bolsillos de mis pantalones y apoyándome en la ventana, la miré a los ojos.
-Según Yoongi no hiciste caso, ¿como es que ahora resulta que si escuchaste algo?
-Que no prestara atención ni hiciera algún gesto al respecto, no da a entender que no escuche, hasta donde llego no estoy sorda.
- ¿Y quién te dice que eras tú la chica? -frunzo el ceño-.
-Mencionaste a Jungkook, supongo que eso venía a como entro conmigo, ¿verdad?
-A mí eso me da igual, como si le comes la boca, ya ves que problema.
- ¿Estas celoso?
La miré un poco serio, ella solo esbozaba una sonrisa graciosa; mira que es lista.
-Yo –hice una pausa- celoso de Jungkook.
Ella asintió.
- ¿Por qué lo dices?
-Por cómo te pones, tu actitud, tu cara, todo.
Esa chica sabía más de mí que yo mismo y solo hace unas horas que nos conocemos, la de giros que puede dar la vida.
-Tengo la misma cara siempre, no es nada nuevo, lo iras descubriendo en lo que nos veamos.
Me separé de la cristalera y me dirigí a la puerta del cuarto para irme de él.
- ¿Y ya está? Te vas así, sin más –se levanta-.
- ¿Sí? –pregunté obvio- ya te he traído aquí y estas bien, tendré que irme a mi casa.
Ella rodo los ojos y soltó un suspiro largo mientras me miraba, asintió y se metió en el baño. Abrí la puerta y la volví a cerrar, haciendo ruido y haciéndola creer que me había ido, pero no era así.
Espere exactamente como diez minutos, cuando ella salió del baño, solo con una sudadera larga y una coleta alta hecha.
-Wow... -susurré-.
Ella dio un brinco del susto y se colocó la mano en el pecho.
-Perdón, no era mi intención.
- ¿Tú no te ibas? –me miro-.
-No me gusta dejar las cosas sin terminar, había venido a hablar contigo de todo este día de locos, pero por tus expresiones supuse que no me querías aquí.
-Llevo pensando todo el día si en algún momento esto pasaría la verdad, cosa que lo veía imposible, de ti sobretodo.
- ¿Y eso por qué? –reí-.
-Porque se nota que el orgullo te puede.
Sonreí para mí y la miré a los ojos, se la notaba nerviosa.
-Llevas haciéndome la cruz todo el día, me choqué contigo sin querer, no era mi intención, te pedí perdón, pero te dio igual, seguiste tratándome peor.
-Lo sé, por eso estoy aquí, quería disculparme, no era mi intención hacerte sentir así la verdad, pensé que no te lo tomarías muy a la ligera.
-Soy muy sensible.
-No lo eres –la miro- te han hecho sensible.
Ella me miro con los brazos cruzados. Me aparté de la puerta y me quité la chaqueta, dejándola en una de las sillas.
- ¿Qué haces? –me miro sin entender-.
-Tiene pinta de que será una noche larga.
- ¿Qué? Yo acepto tus disculpas, puedes irte si quieres.
Me encogí de hombros y volví a ponerme la chaqueta. La dediqué una última mirada y la vi mirando por la ventana de la habitación; no podía dejarla sola.
- ¿Venia Jimin a dormir contigo hoy?
Ella asiente, lentamente.
- ¿Puedo quedarme?
Se encogió de hombros, por lo que me lo tome como un sí. Me quité la chaqueta de nuevo y la dejé en la silla de antes.
-No hay sitio donde puedas dormir, de verdad que puedo quedarme sola.
-Ya sé que puedes quedarte sola, pero yo no quiero dejarte sola, además por sitio no es problema, tengo el suelo.
Soltó una risa, la que hizo que yo sonriera un poco y me acerqué a ella, poniéndome a su lado mirando la ventana.
-Las vistas desde aquí son alucinantes, Jimin sabe elegir bien eh.
-Si bueno...me relaja ver el cielo de noche y me gusta despertar viendo el cielo por la mañana, soy una chica rara.
-Bueno, cada uno tienes sus gustos, yo, por ejemplo, me gusta irme a dormir escuchando música clásica, aunque no lo parezca.
Ella sonrió un poco y yo sonreí mirándola; que raro se me está haciendo todo esto.
-Debes valorarte un poco más Winter, todo en ti, incluido tu nombre, es especial.
-Lo he intentado, pero no es fácil.
-Tienes que pasar página, él ya no está en tu vida, ya no manda sobre ti y espero que nunca lo haya hecho.
En ese instante, recordé el momento que hubo en el baño, en ese momento fui quien yo quería ser para ella, un chico que no veía complejos en ninguna persona.
- ¿Recuerdas lo que te he dicho en el baño?
-Si –asiente-.
-Pues ya está, él es pasado, haz lo que quieras, ponte lo que quieras, él no es nadie para decirte que no.
Ella soltó un suspiro, se apartó de la ventana y se tumbó en la cama, mirando al techo, yo seguí mirando por la ventana.
-De todas formas, no te merecía –dije tranquilo-.
- ¿Perdón? –me miro-.
Me giré para mirarla. Tenía una cara de confusión y a la vez molesta, cosa que me hizo gracia.
- ¿Qué es tan gracioso? No sé a qué ha venido ese comentario.
-Bueno, no he dicho nada malo, solo he dicho que él no te merecía.
- ¿Acaso sabes tú lo que es bueno para mí? Es alucinante.
Rodo los ojos molesta y yo volví a soltar una risa. Verla enfadada me causaba ternura, no sabía por qué.
-No me refería a eso, solo que, si él te trataba mal, pues no te merecía.
-Al principio iba todo bien, luego las cosas se torcieron, pero yo a él le importaba.
Winter, mi pequeña Winter, no sigas por ese camino, solo te harás daño a ti misma.
- ¿Qué clase de amor es ese? Si te pegaba Winter, ¿dónde has visto tú eso? Te ha creado inseguridades y todo, eso no es amor ni importarle.
- ¿Qué sabrás tú?
-Joder, porque yo no trataba así a ninguna de las chicas con las que salía, las hacía sentirse agusto con ellas.
-Cualquiera lo diría –volteo los ojos-.
- ¿Sabes porque pienso que te dejo?
Ella me miro seria, bastante, a lo que yo sonreí.
-Porque eres demasiada mujer para cualquier hombre.