Almas humanas

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Narra Janet.

Sentía que mi cabeza iba a explotar

- Al fin despiertas.

Gire mi cabeza rápidamente, encontré a Odio sentada en el punto más alejado de la habitación, mirándome fijamente.

Instintivamente mi cuerpo se incorporó y se puso alerta, no sirvió de mucho, en cuanto me incorporé volví a marearme y caer al suelo. Sentía mi alma bombardearme con fuerza, dolía y me sentía realmente incomoda.

No recordaba todo lo que había pasado, pero, no había salido bien parada. Mientras trataba de calmar el rápido bombardeo de mi alma. Odio se levantó de su sitio calmadamente y se acercó a mí manteniendo una distancia de seguridad, lo cual me pareció raro, según mi estado ella podía hacer lo que quisiera conmigo, yo estaba débil y claramente no podría defenderme de sus ataques. Pero no hizo nada. Se mantuvo de pie frente a mí, con las manos en los bolsillos y mirándome con una neutra expresión. Yo la miraba desde el suelo esperando que hiciera cualquier movimiento sospechoso.

Se sentía raro. Me miraba directa a los ojos, sin vacilación o nervios, solo calma, hasta podría decir que me sentía más tranquila en su presencia, todo lo contrario a cuando la vi por primera vez.

Mi cuerpo se relajó hasta cierto punto, pero seguí estando alerta. Desvié mi mirada para ver el lugar donde me encontraba. No estábamos en el despacho principal, pero si seguíamos en el viejo laboratorio del doctor Gáster, podía suponerlo por el desgaste de las paredes, el moho y en general el mal estado de la sala.

Traté de localizar caras conocidas, pero no vi ninguna, de hecho, no vi a nadie más, estábamos solas. Fue entonces cuando caí. ¿Qué hacia ella aquí abajo? Creí haberle dicho a Saki que las sacara? ¿Por qué ya no estábamos en el despacho? ¿Dónde estaba Muffet? Tenía ligeros recuerdos de haberla visto entrar en la habitación.

- ¿Qué ha pasado? ¿Qué haces aquí?- la miré en busca de respuestas.

Suspiró, cerró sus ojos por un momento y después me contestó.

- Saki volvió a buscarte, como parecía rara la seguí. Cuando llegamos hasta donde estabas ese niño tenía tu alma y tu amiga la araña estaba inconsciente. Contó una serie de chorradas sobre su plan que puso a Saki nerviosa. Lo ataqué, me atacó, luego Saki lo enfrentó y antes de llevársela consiguió salvarte. Como no sabía a donde ir y sabiendo que quedarnos en esa sala era un error, tomé tu alma y di vueltas por este hospital hasta que encontré este lugar.

- Espera ¿Como?

Su rápida y despreocupada manera de contar hechos realmente importantes me puso molesta.

-¿Eso es lo mejor que puedes explicar lo que ha pasado?- dije tratando de calmarme

- ¿Qué? ¿Esperas que te cuente mi vida?- me contestó frunciendo el ceño y poniendo un tono de voz más brusco.

Tome aire y me mantuve callada contando hasta diez para calmarme y no gritarle un par de maldiciones a la cara.

- Vale, para empezar ¿Por qué rayos volvió? le dije claramente que se fuera y no volviera.

- Llevo conociéndola solo unos días, pero hasta yo se que no es la típica persona que deja tirado a los demás.- esa explicación sonó mucho más calmada.

Tenía razón, Saki no dejaría a nadie tirado aunque eso le ocasionara problemas.

- ¿Por qué la seguiste?- la miré con enfado.

- Me apetecía.- contestó sin más.

Su respuesta pasiva y su indiferencia empezaban a sacarme de quicio.

Psiquetale (Au Undertale)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora