Sans

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-¿Por qué lo haces Sans?

Muffet esquivo con facilidad un ataque de huesos. Se encontraban en el bosque antes de entrar a las ruinas, un lugar por el que nadie pasaba, perfecto para una "batalla amistosa"

-No se de que hablas, amiga mía -Sonrió despreocupado-

-Sans, te conozco lo suficiente. Eres un tipo con un fuerte sentido de la justicia. Sabes mejor que nadie que ese fantasma es peligroso. Si no mal recuerdo odiabas mucho a esas dos.

Sans le lanzó una mirada fría.

- Se que sigues odiando a esa fantasma. Puede que te hayas encariñado con la humana. Pero tu y yo sabemos que quieres acabar con Chara, y dejar que Frisk sea libre de todo sufrimiento- Sans no apartó su mirada de ella- Vamos Sans, sabes que Saki está equivocada.    ¡Si dejamos a esa cosa suelta es capaz de matarnos a todos! ¡Abre los ojos y reacciona de una vez! ¡deja de estar a la sombra de tu compañera y ponte al mando! 

Un silencio pesado fue la única respuesta.

-Creo que no eres la mas indicada para decirme eso -Muffet frunció el ceño- después de todo siempre has sido el chucho que sigue a su ama sin rechistar- Muffet lo fulmino con la mirada- Siempre siguiendo las órdenes de Janet, sin reprocharle nada ¿acaso no eres capaz de pensar por ti misma?

Un objeto salió volando hacia la cara de Sans pero este lo esquivo.

-¡Cállate!-rugió la araña

-¿Que pasa? ¿No te gusta seguir tus propios consejos?-sonrió sarcasmo-Tienes razón, no me fio de Chara. Pero Saki está segura que puede cambiar, y yo confío en ella. Además sería muy egoísta de mi parte no dar una segunda oportunidad cuando a mí me la dieron. -Sonrió-


Muchos años atrás.

Un tiempo después de la guerra entre humanos y monstruos. La civilización de criaturas trataba de crear su nuevo hogar, algunos no les fue un problema recrear su vida de la superficie. Pero muchos otros habían perdido a seres queridos en la guerra, muchas familias fueron destruidas e innumerables niños huérfanos rondaban las calles en los pueblos cercanos al castillos. Por suerte gracias al rey Asgor, todos los niños que perdieron a sus familias fueron llevados a instalaciones, donde se encargaran de cuidar de ellos y proveerles de techo y comida. Nadie podía haber pedido un rey mejor, preocupado por cada uno de sus ciudadanos y tratando de que todos recuperarán su esperanza, sus vidas. Todos estaban contentos con los mandatos de su soberano, su esposa estaba maravillada del noble corazón de su marido. Todo parecía volver a tomar forma poco a poco.

-¡Ladrón! ¡Atrapen al ladrón!

Un fuerte grito de un comerciante alarmó a todos los presentes, una pequeña sombra corría lejos a través de la multitud, una vez la gente captaba lo que pasaba fueron detrás de aquella pequeña sombra. Era rápida y ágil, pero fue acorralada.

- ¡EH tu! ¿devuelve lo que has robado!

Gritó uno de los monstruos que acorralaban al ladrón. Este, dio un paso atrás y escondió la pequeña bolsa detrás de su espalda. Una de las personas se dio cuenta de algo, aquel ladrón no era más que un niño, un niño esqueleto lleno de polvo y arañazos. Pronto las personas calmaron sus mirada y observaron al pequeño.

-Oye pequeño, no te han enseñado que robar está mal. Devuelve esa fruta.

El pequeño solo retrocedió otro paso.

-¿Dónde están tus padres?

Otro paso atrás

-Estas solo? ¿Eres huérfano?-preguntó una señora

Psiquetale (Au Undertale)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora