Capítulo XLI

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𝐋𝐨𝐬 𝐉𝐮𝐞𝐠𝐨𝐬 𝐝𝐞𝐥 𝐃𝐞𝐬𝐭𝐢𝐧𝐨

Realmente olvidaba cuándo había sido la última vez que estuvieron así de "cercanos", eran contadas las veces, estaba segura. Pero era en momentos como este, que analizaba su relación con Shu.

Desde antes de conocerse bien, ambos habían ya catalogado al otro con una simple mirada aquella vez que se encontraron en el Snake Pit, vaya que podía rememorar a la perfección lo que sintió en ese momento. No era su tipo.

Incluso siguió teniendo sus dudas cuando aceptó entrenar con él, pero todo con tal de batallar todos los días contra una de las leyendas más fuertes, ya que era todo lo que le importaba; la fuerza. Tenía la suficiente confianza para saber que sería capaz de estar a su altura.

Pasaron un par de años... y el blader poco a poco fue ganándose su respeto. Claro que jamás llevaron una relación formal, nunca estaba de más el encararle su pasado y molestarlo un poco. Pero era en los momentos de calma compartida, cuando podía ver que existía cierta sinergia entre ambos; de la nada ya se encontraban en lo alto del edificio platicando a solas por la noche y no le incomodaba ni un poco, a pesar de que siempre fue portadora principal de la soledad. Los meses y años no pasaron en vano, el albino de ojos escarlata era lo más cercano que tuvo a un amigo. El segundo después de Lui. Y pudo dejar un poco de lado su carácter mordaz, solo un poco.

—Entonces te quedarás —dijo Shu de pie frente a ella, tenía una maleta en cada mano ya que había regresado también a Japón para recoger unas cuantas cosas de su casa antes de irse definitivamente a Estados Unidos.

—Sí... —respondió Sharp de brazos cruzados, mirándolo con serenidad—. Creo que Japón se convirtió en mi hogar —volteó a su costado para mirar a ciertas personas. Sonrió.

Shu notó eso e imitó su mueca. Realmente le sorprendía todo el desarrollo personal que había llevado a cabo con tan poco tiempo, y claro que conocía perfecto las razones. Las fuertes razones de ese cambio.

—¿Sabes? —habló el blader, mirando al mismo punto que ella—. Estoy orgulloso de lo que te has convertido.

—¿Hm? De qué hablas, yo siempre he sido genial —comentó orgullosa sin apartar su vista. Escuchó cómo el contrario rió un poco.

—Sabes a lo que me refiero. Pero tranquila, siempre seguirás siendo la albina arrogante y competitiva que conozco.

—Ja, y tú siempre seguirás siendo Spryzen para mí —lo miró de soslayo y sonrió ladinamente.

Después de un rato en agradable silencio, Kurenai volvió a hablar.

—¿Y cómo va Luka? —preguntó divertido.

—Hm... al parecer aún no pasa la prueba.

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—¿Por qué quieres salir con ella? —inquirió Lui con los brazos en su cadera, mirándolo con ojo crítico.

—P-Pues... solamente queremos pasear... —el joven Capeller se sentía pequeño en su lugar ante la pesada presencia del blader frente a él.

—No llegaremos tarde —dijo Riley a dos metros de lo que parecía una pequeña sala de interrogatorio. Debía admitir que le era un poco divertida la situación.

—Por supuesto que no lo harán —Lui entrecerró sus ojos—. Hm, ya lárguense —los cerró y se cruzó de brazos.

Ambos jóvenes suspiraron de alivio y se regalaron una mutua sonrisa para comenzar a caminar fuera de ahí, pero antes de hacerlo, Riley caminó rápido a su hermana y la abrazó.

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