Capítulo XXIV

147 15 25
                                    

𝐔𝐧𝐚 𝐜𝐮𝐫𝐢𝐨𝐬𝐚 𝐩𝐫𝐞𝐬𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚

Salió aún algo adormilada de su cuarto, talló su ojo y buscó con la mirada a su tutora. La encontró en la cocina, tal parecía que estaba preparando algo.

—Buenos días, Riley —saludó con una sonrisa la mujer en cuanto vio a la adolescente caminar hacia ella.

—Buenos días —correspondió al tiempo que se sentaba en la mesa. Segundos después dio un gran bostezo.

—No deberías quedarte despierta tan tarde, ya lo hablamos.

—Lo sé, lo sé. Pero es inevitable... Sabes que rondan muchas cosas en mi cabeza —recargó la cara sobre su brazo.

—Sí, no olvido la razón por la que vinimos... Aún no comprendo cómo me convenciste —se giró para observar a la de cabellera gris.

—¿Porque soy muy buena persuadiendo? —le regaló una sonrisa angelical.

—Supongo que debo trabajar en eso, no puedes usar esa sonrisa cada que quieres conseguir algo —volvió la atención a la comida y escuchó cómo Riley rió por su comentario—. Pero recuerda el trato; solo estaremos dos mes aquí, espero que sea tiempo suficiente para que resuelvas tus pendientes.

—Sí... —musitó pensativa.

—Hablando sobre el tema, ¿cómo vas con eso?

—Digamos que no he tenido mucha suerte —habló con sinceridad. Conforme pasaban los días, sentía que su oportunidad se iba alejando. Solo le quedaba poco más de un mes.

—Hm... bueno, ya te preocuparás por eso —sonrió para animarla y colocó el plato delante de ella.

La chica suspiró sin mucho aire de ánimo y tomó un cubierto.

(...)

Caminaba mirando a su alrededor, sosteniendo su libreta como de costumbre. Su esperanza ya no era ubérrima como al principio, pero una pizca seguía instalada en su pecho. Llevaba ya dos semanas sin ver a ningún blader, ¿a dónde habrían ido? La última vez que lo hizo fue cuando sorprendió a unos hombres hablando con Capeller, y posteriormente apareció Free. ¿Acaso les habría sucedido algo malo que tuviera que ver con ellos?

Llegó a su lugar acostumbrado y se sentó sobre el pasto. Le agradaba mucho este extremo del parque ya que no había personas, entonces podía dibujar y pensar sin la preocupación de ser distraída.

Comenzó a hojear su libreta, deteniéndose en cada hoja para apreciar su trabajo. Curvó sus labios satisfecha, aunque últimamente no había tenido mucho material nuevo. Suspiró y sacó su lápiz, con intención de iniciar uno nuevo, pero solo alcanzó a poner la punta cuando detuvo sus movimientos.

Se quedó quieta un rato, tratando de comprobar que lo que había escuchado era lo que creía. Hubo silencio otros diez segundos. Ahí estaba de nuevo. Sin dudarlo se puso de pie y caminó en dirección de aquel peculiar sonido. Su pulso comenzó a acelerarse al inferir de lo que se trataba.

Cuando llegó al lugar proveniente, se quedó quieta y amplió sus ojos. Efectivamente, el sonido se trataba de un beyblade en acción; y su portadora era Tn Sharp. Quien yacía en un kiosco entrenando sola.

Riley dio unos pasos a su costado para ocultarse detrás de un árbol, solo asomaba sutilmente su cabeza y una mano que estaba apoyada en el tronco. Entonces se pudo dar el tiempo para apreciar con detalle a la albina. Era la segunda vez que la veía en persona, las demás solo habían sido por la televisión. Era muy bonita.

En internet no encontró mucha información sobre ella, tal parecía que era todo un misterio. Eso le complicaba mucho las cosas.

—Mejor sal de una vez —soltó la blader sin apartar la mirada de la arena.

Los Juegos del Destino Donde viven las historias. Descúbrelo ahora