Capítulo XXIII

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𝐀𝐬𝐢𝐦𝐢𝐥𝐚𝐧𝐝𝐨

Desde hacía rato que había dejado de mirarlo a él y solo observaba al frente sin ningún punto fijo realmente.

Tampoco volteó a mirarlo cuando éste había terminado de hablar. Solo se quedó ahí; sentada aún en la roca con sus brazos recargados sobre sus muslos y la mirada perdida. No tenía ninguna expresión pintada en su rostro.

Pero solo ella era consciente del nudo que se incrustó en su estómago.

Free se quedó unos segundos esperando por su reacción, pero pareciera que un fantasma había intercambio lugares con la chica. Lucía totalmente perdida.

Decidió desviar también la mirada hacia el frente. No sabía cuánto tiempo llevaban en silencio, pero al menos su presencia lo hacía sentir tranquilo. Después de todo, hoy sería su última tarde con ella.

Habían transcurrido dos días desde aquel beso. Sus sentidos se habían desencadenado y sintió una especie de alivio, como si eso hubiera liberado tensión en él. Y no se dio cuenta sino hasta ese momento, que lo había necesitado...

Procuraba no pensar mucho en lo que le depararía en España. Ya que cuando lo hacía, la misma incomodidad se hacía presente, y odiaba sentirlo. Él no era de pensar mucho ni siquiera en sus propios sentimientos, estos solo fluían cuando se daba el momento; como cuando veía a su venado en el bosque y sentía una calidez dentro de él. Pero lo que sucedía con Tn... no sabía cómo clasificarlo.

Era irónico que siempre cuando tenían que viajar a un lugar lejano para participar en un torneo de Beyblade, le parecía eterna la espera para poder regresar a su hogar. A pasearse por el bosque que rodeaba las instalaciones de BC Sol, entrenar y meditar con total tranquilidad y la frescura que predominaba en el lugar. Y por supuesto que lo extrañaba, demasiado, pero también existía un detalle que lo hacía titubear.

Miró de reojo a la mujer que seguía sin moverse de su posición. Después miró el cielo y suspiró.

(...)

No había dicho demasiado realmente, ¿qué podía decirle? Siempre tuvo conciencia de que ese momento llegaría, pero sinceramente prefería darle vuelta a la página y continuar con lo suyo. No sabía si lo hacía para no querer darse amargura o porque de alguna manera se negaba a darlo por hecho.

Sea como sea, creyó estar preparada mentalmente para esto. Y creía que lo estaba haciendo realmente bien, su reacción fue impávida.

Sus meditaciones y enseñanzas contra sus ataques de ansiedad la ayudaban bastante en ámbitos como estos, en no actuar impulsivamente y dejarse invadir completamente por la sensación predominante. Actualmente llevaba ya 6 meses y medio desde su último ataque.

Sonrió muy ligeramente sin dejar de mirar el techo de su habitación, tratando de pensar en los aspectos positivos. No era para tanto, este no era el fin de su lazo, podrían seguir viéndose cuando coincidieran en algún campeonato, o simplemente visitarse por gusto.

Claro, se verían exageradamente menos que ahora. Y sentía que la parte más difícil sería acostumbrarse de nuevo a su vida pasada, a no ver a Free casi las 24 horas del día.

Sus labios formaron una línea recta ante eso último.

Salió de sus pensamientos cuando sintió el lado derecho de su colchón hundirse, e inevitablemente su corazón latió más rápido.

Cuando Free se acostó, ninguno dijo nada. Ambos miraban el techo del lugar, con no muy distintos pensamientos en mente.

—Hm... todo terminó —por fin habló el de mechones pelirrojos. Su voz sonó serena, pero no feliz. Fue más como si lo estuviera procesando aún.

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