Capítulo XIV

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𝐓𝐞́𝐜𝐧𝐢𝐜𝐚

—Así que eso te dijo... —musitó Valt, pensativo.

Ambos estaban sentados en una banca frente al parque donde acostumbraban entrenar desde que se conocieron. Pasaban de las 7 P.M. y la puesta de sol iluminaba directo a sus rostros.

—Uhm —asintió con la cabeza aún mirando al frente, tenía su ceño ligeramente fruncido—. Dime algo... tú viste su batalla completa contra Shu, ¿Qué sucedió? —dirigió su vista a él, expectante.

—Al inicio del duelo todo se veía normal, ambos luchaban con mucho poder, pero nada fuera de lo esperado. Shu logró tener el primer punto. Después de eso, las cosas se tornaron extrañas... Al parecer estaban conversando, duraron así un rato pero nadie podía escucharlos —las imágenes pasaban frescas en su memoria, recordaba cómo la gente murmuraba preguntándose qué estaban diciendo—. Inició el segundo duelo y ahí fue cuando supe que algo no andaba bien. El aura de Phi comenzó a tornarse oscura, y su mirada... —no sabía cómo describir lo que había visto. En sus años como blader era primera vez que lo presenciaba, ni siquiera cuando lo reclutó hace semanas atrás, había actuado de esa forma.

—Por tu expresión puedo suponer que eso no sucedió cuando batallaste contra él —lo vio asentir.

—No solo eso, su bey también era diferente. Era como si estuviera...

—... fusionado —dijeron al mismo tiempo. Tn había notado ese detalle que pasó desapercibido por aquellos que no estaban familiarizados con la estructura de estos objetos. Ambos se miraron al tiempo que analizaban sus palabras.

Ahora tenían más preguntas que respuestas.

—¡Estoy ansioso por enfrentarlo! —gritó extasiado de repente, provocando que ella se sobresaltara por el repentino cambio de ambiente.

—Entonces haz que ese entusiasmo te dé la victoria —lo miró decidida—. No puedes perder contra un blader que no reconoce el verdadero significado del juego —se puso de pie y tendió la mano gentilmente a su amigo. Él no tardó en corresponder con una sonrisa, y emprendieron caminata aún teorizando en el trayecto.

(...)

—¿Qué hiciste con Free? ¿Entrenaron? ¿Te ha contado secretos? ¿Se quedará aquí después del torneo? ¿Ahora son amigos? ¿Has tocado a Faf... —cerró la puerta tras de sí para impedir que su hermano continuara bombardeándola con preguntas.

Se miró al espejo, donde se reflejaba muy bien el agotamiento después de un día lleno de entrenamiento desde las 6am que Free la despertó, estuvo toda la mañana y parte de la tarde con él, después se dirigió a casa de Valt y continuó entrenando y platicando con éste hasta las 9 pm. Sus párpados pesaban.

Sacó su bey y lanzador, los colocó arriba de los cajones donde acostumbra. Después los abrió para comenzar a cambiarse de ropa para dormir, mañana debía estar en las más óptimas condiciones.

Cuando estuvo lista, prosiguió a cerrarlos, pero a centímetros de hacerlo, se detuvo. Recordó la vieja anécdota que había soñado esta madrugada, abrió de a poco el cajón y asomó la mirada, metió lentamente su mano hasta el fondo, en el acto moviendo algunas cosas que estorbaban, hasta que reconoció la textura del objeto. Sacó su mano donde sostenía aquel zafiro. Sí, aún lo conservaba.

Caminó a su cama hasta subirse,
se posicionó al lado de la ventana para tener mejor iluminación y comenzó a contemplarlo. Era inaudito cómo este poco tiempo había sido un desplazamiento a su pasado, pero se sentía tan familiarizada con ello que no le parecía inusitado. Como si nunca se hubiera ido de España.

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