Capítulo XII

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𝐂𝐨𝐧𝐞𝐱𝐢𝐨́𝐧

Mezclaba dentro de la olla cada cierto tiempo en lo que preparaba los otros ingredientes para la salsa, una picante, como a él le gustaba.

Al no encontrar uno que necesitaba, frunció sus espesas cejas mirando a lo largo de la alacena. Siempre dejaba todo en su lugar y distribuido por categorías, no entendía qué había pasado.

Dio unos pasos para revisar en alguna puerta, pero al momento de hacerlo sintió algo arenoso en su suela, miro hacia abajo y encontró el pimiento en polvo esparcido en la superficie junto con el frasco roto.

"Ese animal" infirió y rodó los ojos. Se apresuró en limpiar su desastre para seguir al pendiente de la comida. Cuando terminó, tomó la de repuesto y la agregó.

—¿Qué es esto? —escuchó a su izquierda y observó a la albina llegar y mirarlo de forma extraña.

—Creo que es obvio —se limitó a decir Lui y siguió en lo suyo.

—Un momento... ¿Tú cocinando?—alzó una ceja.

—¿Qué tiene de extraño?

Tn no dijo nada, solo lo quedó observando con la misma expresión que el principio. Había salido de la ducha y fue inevitable detectar en el aire un aroma atrayente. No había consumido alimento desde hace horas cuando estuvo practicando con la castaña, y después siguió tan sumergida en su entrenamiento que no tomó la noción del tiempo.

La lluvia y el pollo hirviendo era lo único que se escuchaba en ese lugar, hasta que un pequeño rugido se coló en las ondas sonoras. La chica agachó su cuerpo en cuclillas para llegar a Shiro.

—¿Qué comerá él? —preguntó aún con su mirada puesta en este y prestándole su brazo para que lo mordiera, aunque después de unos segundos no le pareció tan buena idea. Cerró un poco un ojo por el dolor de sus colmillos en su piel.

—Hay carne en la nevera. Búscala

Se zafó de su agarre y caminó al lugar mencionado. Cuando abrió la puerta, una gota se formó en su sien. Estaba repleto de alimentos de todo tipo, y cabe decir que la nevera no era nada pequeña. Acomodó su melena como cada vez que se estresaba, y se dedicó a buscar con detenimiento.

—Dejarás sin mercancía al supermercado.

El blader solo sonrió de lado sin mirarla.

"Bingo" encontró la carne y se la tendió al pequeño animal que la recibió gustoso.

Para ese momento Lui ya había terminado de cocinar y dedicó a servirse. Iba a salir de la cocina para cenar tranquilamente en otro lugar, pero se detuvo cuando vio a la mocosa parada de brazos cruzados mirando devorar a Shiro su filete crudo, como si fuera de lo más interesante.

—¿Ahora dirás que no tienes hambre? —preguntó irónico.

A Sharp no le gustó ese tono y lo miró seria.

—No mucha, estoy bien —dejó hablar su orgullo. Pero no transcurrieron ni tres segundos cuando su estómago gruñó y la delató. Mordió su mejilla interna, avergonzada.

El chico cerró los ojos y sonrió complacido saliendo ahora sí del lugar.

—Y tú muy feliz... —susurró molesta aún mirando la espalda del blader alejándose. Después giró su cabeza para apreciar la comida que él había preparado, ¿Cocinaba bien? ¿Sabría tan buena como la de Shu? Durante todo este tiempo con el albino, se había dedicado a alimentarse solo de su comida, al menos la gran mayoría de veces. Él se ofrecía y ya se había vuelto costumbre. Por lo tanto sus estándares eran altos, sabría descifrar con facilidad si algo no estaba bien sazonado.

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