Capítulo XX

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𝐈𝐧𝐜𝐨𝐧𝐜𝐞𝐛𝐢𝐛𝐥𝐞

Limpió el sudor de su frente y suspiró una última vez antes de extender su brazo para que Swift aterrizara en su palma, y así fue. Lo quedó mirando con una ligera sonrisa cansada y levantó su vista para observar a Lui hacer lo mismo con el suyo.

Se encontraban en el cuarto especial de entrenamiento, comúnmente ahí solían combatir ambos, u ocasionalmente también se desplazaban hacia el parque para hacerlo al aire libre, pero desde que los mocosos comenzaron a ir porque sabían que ahí los encontrarían, las idas fueron más mesuradas.

No le molestaba en lo más mínimo entrenar aquí, de hecho era ventajoso porque durante su transcurso en el día también podía tomarse la libertad de ir a ver a Shiro, que por obvias razones habían decidido instalarlo aquí. A Lui no le afectó en nada el tener que pagar una considerable suma de dinero para que su patio se adaptara un poco a las condiciones aceptables en las que un animal salvaje pudiera vivir sin problema. Claro que al principio se negó rotundamente a la sola idea que la mocosa le había planteado, a Shu y Tn les costó casi dos meses convencerlo, y en parte lo habían logrado porque el peliceleste estaba estresado de escuchar cada que tenían oportunidad sus insistencias, así que lo hizo. Aunque otras razones habían sido guardadas en un baúl y quedaron solo navegando en la nada nítida mente de Lui.

Los conflictos internos del blader habían hecho todo lo contrario de mermar. En un inicio creyó que se acostumbraría al nuevo contexto en el que se encontraba, ahora con la albina interactuando y viviendo muy cerca de él. Qué equivocado estaba...

Quiso comparar la estadía de Shu y Tn, no estaba acostumbrado a convivir con ninguno, las únicas veces en que coincidía con Kurenai eran en los torneos de beyblade, y ahora que veía su cara alrededor de 3 veces por semana seguía teniendo el mismo sentimiento de competitividad y rivalidad, era todo. Pero había un gran peldaño de diferencia entre la chica y él...

Con Tn las cosas eran distintas, ¿sentía rivalidad hacía ella? Claro que la sentía, ¿era lo único? Por supuesto que no. No supo en qué momento exactamente las cosas se habían tornado extrañas para él. Quizá aquella ocasión del pequeño "incidente" en el cumpleaños pudiera ser la opción más lógica, pero tenía la impresión que la extraña sensación había estado presente más atrás, lo del cumpleaños fue solo un impulso que tomó para incrustarse más en la cabeza del blader. Y le molestaba.

Prefería no darse por aludido ante aquello, pero es imposible ignorar con mucho éxito algo que vive en tu mente cada día y noche de tu existencia. Y era en las noches cuando "eso" lo merodeaba más, hasta el punto de creer que pasaba más tiempo mirando el techo durante ese tiempo, que a Lúinor en el día.

Perdió la cuenta de las veces en que se propuso sacar a la mocosa de su mente y seguir con su vida como lo hacía antes de que esta reapareciera, pero se volvía a encontrar con esos enormes orbes dorados... y todo intento se iba por la borda.

No sabía si la parte más desgastante era fracasar o contradecirse, porque pretendía convivir con ella como si fuera otro rival más, pero por otro lado, aún le molestaba que aquella ocasión haya quedado como si nunca hubiese existido. Y es que la mocosa seguía sin recordar el beso...

—Supongo que eso fue todo —dijo Tn al tiempo que tomaba una botella que había traído para hidratarse cada que fuera necesario, y bebió del contenido.

—Son sólo las seis —respondió Lui poniendo ambas manos en su cadera.

—Sí, por eso debo irme ya, entrenaré con Shu —no levantó la mirada, estaba concentrada en guardar su bey, pero tuvo que alzarla cuando sintió su brazo ser tomado por el contrario—. ¿Qué haces?

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