Capítulo XIII

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𝐙𝐚𝐟𝐢𝐫𝐨 𝐲 𝐎𝐛𝐬𝐢𝐝𝐢𝐚𝐧𝐚

—Estoy segura que esta vez estaremos en problemas —miraba el suelo para cerciorase por dónde caminaba.

Estaba casi anocheciendo, solo unos pocos rayos solares iluminaban el lugar en su mayoría rocoso. Habían ido cerca de un volcán en Barcelona, donde vivían. Estuvieron la tarde con sus padres, hermano, Christina y su abuelo. Merodearon por el sitio y se quedaron sentados después de un par de horas, la pelirosada escuchando anécdotas de su abuelo con los adultos acompañándola también interesados en la plática. Free y ella tuvieron el deseo de ir a explorar más. Les otorgaron el permiso de hacerlo con la condición de rondar cerca, pero ellos decidieron ir más lejos de lo indicado.

—Hm, tal vez —no le dio mucha importancia, no era la primera vez que se iban sin autorización—. ¿Quieres que volvamos? —preguntó a su amiga, sabiendo la respuesta.

Ella lo miró y después a su alrededor. Había tantas cosas que podían hacer...

—No —quizá se estaba acoplando a las aventuras a escondidas y la actitud despreocupada del rubio. ¿Sería eso bueno o malo?

El contrario sonrió discretamente al escucharla. Sabía que no se echaría atrás tan pronto.

Continuaron caminando varios minutos, era increíble la variedad de naturaleza que abundaba. Incluso lograron visualizar lo que parecía un lago. No demoraron el acercarse a él.

—¿Crees que sea muy profundo? —preguntó Tn agachándose un poco para tratar de ver al fondo.

—No lo sé —respondió imitando su acción—. ¿Quieres que lo averigüemos?

—Ya sé —tomó una piedra cerca de ella con la intención de lanzarla, pero se detuvo a segundos de hacerlo. Entonces la acercó a su rostro para observarla mejor—. Wow... —estaba sosteniendo una obsidiana —Se parece a... —levantó su mirada para ver los ojos negros de Free.

—¿Qué cosa? —inclinó su cabeza.

La castaña solo le sonrió y agachó su mirada, en el acto encontrado más de estas, pero no tan brillantes como la que sostenía.

—Hay más —se paró y miró a su alrededor.

—Sí, creo que se llaman obsidianas. Es normal porque estamos cerca de un volcán —él también tomó unas en su mano, observándolas.

—¿No habrá piedras azules? —soltó curiosa y caminó aún mirando el suelo.

—¿Azules? ¿Por qué lo habría?

—Hmm... —suspiró y regresó al lado del rubio. Guardó el objeto en su bolsillo y tomó otra piedra diferente para lanzarla ahora sí al agua. Cuando lo hizo, ambos entrecerraron sus ojos para saber qué tan profundo era. La vieron caer lentamente y reposar sobre lo sólido, al parecer a muy pocos metros.

—Genial, no es peligroso.

—¿Y qué planeas hacer? ¿Aventarme? —bromeó Tn. Pero borró su sonrisa al ver la cara maliciosa de Free—. Oye, estás loco —colocó ambas manos frente a ella para detenerlo.

El niño sumergió su mano y aventó agua en su dirección, riendo.

—Acostúmbrate, pronto estarás empapada.

—Así quieres jugar —le devolvió la mueca—. No seré la única —sumergió ambas manos y lanzó todo el líquido que pudo hacia el contrario. Soltó una carcajada al ver los mechones de este cubrir casi por completo su rostro.

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