𝙑𝙄𝙍𝙐𝙎⇢kookmin

10

Desastre

Ex prisión de Daegu,
Corea del Sur.

Minutos antes del incendio...

— me duele mi cabeza — murmuró el pequeño, aferrándose aún más a la sabana que tenía sobre su cuerpo.

Jimin hizo una mueca de preocupación al revisar la temperatura de su hijo.
Desde que despertó lo noto decaído, pero empeoró cuando se dio cuenta que tenía pequeños escalofríos y se quejaba de que quería cubrirse con una manta.
Joonsuk se siguió quejando del frío, dolor de cabeza, por lo que se quedó la mayor parte del día cuidándolo.
Soltó un suspiro, y siguió acariciando los cabellos del menor.
Por desgracia no podía pasar a la enfermería, sólo el personal medico dle gobierno lo tenía permitido, por el momento él era un civil más.

— Jimin — Suran entró a la celda con su hija en brazos, buscando al pelinegro, quien volteo a verla de inmediato — se fueron —.

— quienes? — cuestionó sin comprender las palabras de la mujer.

— los soldados restantes y el personal médico, todos los relacionados con el gobierno, se fueron —.

Jimin se levantó de la silla algo alarmado por lo dicho — puedes quedarte con Joonsuk, no se siente muy bien —.

Salió del lugar después de recibir una respuesta afirmativa por parte de Suran.
Con rapidez se dirigió a la parte de abajo de la prisión, donde encontró a varias personas reunidas, todas hablando del reciente problema.

— cuando se fueron? — preguntó una mujer a un grupo.

— no hace mucho, pero no dijeron nada — le contestó un hombre.
Varias exclamaciones de indignación se escucharon.

— tal vez le pasó algo al primer grupo de militares —.

Jimin al escuchar eso se preocupo, sabía que aquello podía ser una posibilidad, no todo podría salir tan bien.

— si eso hubiera pasado no se hubieran ido todos, no tiene sentido — intervino Jieun, que había llegado también a escuchar la platica.
Todo el grupo se quedó callado, pensado en una posible razón del problema — Oh por Dios! — exclamó, llamando la atención de todos — Cómo esque fuimos tan idiotas? —.

Ella se llevó las manos al rostro con frustración.

— a que se refiere? — cuestionó alguien.

— no se dan cuenta? Nos abandonaron, nso dejaron a nuestra suerte, justo como el gobierno — Todos se tenzaron al escuchar esas palabras.
Aún sin poder creer que realmente se habían atrevido a hacer algo así — es por eso que desde ayer habían empezado a recoger las cosas de la sala médica —.

— el primer grupo no vendrá tampoco? —.

— ¡No! — grito Jimin sin darse cuenta, llamando más de la cuenta la atención — él- ellos — se corrigió — ellos no nos pudieron haber dejado aquí, ellos no se pudieron haber ido —.

— y como esta tan seguro? — un hombre castaño se le acercó, era de la misma altura que Jimin, asique no provocó que este se intimidara — qué le asegura que no nos abandonaron también? —.

— porque — murmuró apenas dejándose escuchar.

— porque qué? —.

— porque entre ellos estaba el padre de mi hijo! Él no se atrevería a dejarlo aquí — lo encaró.