Jueves, 25 de febrero de 2021
Las últimas mañanas de febrero en Evimeria tendían a ser más cálidas, con una ligera brisa refrescante, un ambiente perfecto, ni frío ni calor. Ethan agradecía poder disfrutar de este clima tan agradable y tranquilo fuera de casa, fuera de un hospital, en uno de los lugares que más frecuentaba con sus amigos: la cafetería más cercana a la facultad de Ingeniería de Bilmek.
—¡Ethan! —gritó Isabela, al ubicarlo con la vista, después de entrar al local en compañía de Marco y Adrián.
Ethan levantó la mano para saludarlos. En un segundo fue envuelto en un abrazo grupal, sus amigos no podían ocultar sus emociones, sus ojos se empañaron con lágrimas que se negaban a caer.
—Ethan, no sabes cuánto esperamos este momento —declaró Adrián, después de soltarlo—. ¡Te extrañamos tanto! —exclamó con la voz entrecortada.
—También los extrañé, demasiado. —Ethan también estaba a punto de llorar, a pesar de que se había prometido ser fuerte—. Siéntense. —Los invitó a acomodarse en la mesa que él había apartado—. Y pidan lo que quieran, yo invito.
—Ethan... ahora en lo que menos pensamos es en comida —dijo Marco, sentándose junto a Ethan, Isabela y Adrián frente a ellos.
—De todas maneras, tenemos que consumir o nos sacarán de aquí. —Ethan llamó a la mesera y pidió café para todos y un postre a base de uva para él.
—¿De uva? Pero nunca te ha gustado esa fruta —recordó Isabela.
—Es que eso, o lo que sepa a eso, es lo único que puedo comer sin correr al baño a devolver todo.
—¿Tu embarazo va mal? —preguntó Adrián con recelo. Isabela, con la autorización de Ethan, les había contado todo a ambos, todo menos que su amigo pertenecía a la mafia más temida del mundo.
—No, yo creo que no, supongo que es normal, pero de todas maneras mañana tengo una revisión. —habló del tema, para sorpresa de todos, con gran naturalidad.
—Espero que todo esté bien —deseó Marco y todos se quedaron en silencio hasta que les entregaron su pedido—. Y... ¿cómo estás? —Marco no supo qué otra cosa decir, aunque en su mente había imaginado y preparado ese encuentro varias veces.
—No puedo decir que estoy bien, no voy a mentir. —Eso era evidente para los tres, Ethan tenía unas pronunciadas ojeras, como si no hubiera dormido o comido en días, lo cual era más o menos así; estaba más delgado y pálido. Pero no solo eso, el chico que tenían en frente ya no se parecía a su amigo, como si algo le faltara, sintieron que la vida y la luz de sus ojos habían desaparecido. Veían a un Ethan roto, aunque se esforzara por ocultarlo y demostrar fortaleza. Los ojos no mentían—. Sin embargo, estoy vivo y toca seguir —dijo son una sonrisa forzada.
—Perdón —soltó Adrián de repente, con los puños apretados sobre la mesa y con la vista clavada en su taza de café—. Perdóname, Ethan.
—¿Por qué? —preguntó Ethan sorprendido, como todos los demás.
—Porque yo estaba contigo en el aula ese día, yo vi que saliste mucho antes del tiempo y también vi cuando esos malditos te siguieron —admitió Adrián en medio de lágrimas—. Claro que en ese momento no podía imaginar que te perseguían, no sabía que irían tras de ti y menos que fueran a...
—Adrián cállate —exigió Marco al notar que la cara de Ethan se estaba descomponiendo por el dolor de los recuerdos. No pudo evitar abrazarlo con la mayor ternura del mundo, algo que no era propio en Marco, que no lo hacía ni con Adrián, su novio, quien quedó con la boca abierta, al igual que el mismo Ethan.
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El Lazo Roto
RandomPrimer libro de la saga MALDICIONES En un mundo donde los Alfas rigen su imperio por encima de todo y los Betas solo aceptan esa realidad, la casta considerada inferior a todas: los Omegas, son quienes deben someterse y sufrir bajo el cruel e injust...