Las cosas destinadas a ser siempre suceden. - XXIX

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Las cosas destinadas a ser siempre suceden.


XXIX


Dos años se les fueron en un parpadeo. Su corazón latía frenético contra su pecho. Escucho el bullicio fuera en el jardín. Sus piernas le temblaron. No de miedo sino de la emoción que amenazaba con desbordarse.

Si alguien le hubiera dicho tres años atrás que se encontraría en esa situación probablemente se limitaría a reírse en su cara. Su yo de hace tres años ya no es su yo de ahora. En los últimos años que pasó con Keith aprendió muchas cosas, como que los pequeños detalles son más importantes que los regalos extravagantes y que el amor no se debe exigir sino debe ser merecido. Colocó su mano contra su pecho en un intento de tranquilizarse así mismo.

— ¿Quién lo diría? — sonrió mirándose al espejo. Vestía un traje de novio color champagne meticulosamente colocado por el mismo con ayuda de Verónica.

—Te ves decente— Verónica yacía parada detrás de él observándolo — ¿Te acuerdas cuando decías que no le veías sentido al matrimonio?— Dijo burlona

Lance frunció el ceño ante el comentario.

—Ya no soy el mismo de antes— se defendió ofendido.

Verónica se sentó en el sofá satisfecha con la respuesta de su hermano.

—Ya no eres un estúpido— admitió el obvio cambio. El término por madurar en los últimos años. Su cambio fue para bien. —Alabado sea Keith.

— ¿Me veo bien? — se giró quedando frente a frente con su hermana. Extendió los brazos alzándolos a sus costados.

—Luces como un hombre decente, ya te lo dije.

— ¿Me veo guapo?

Verónica se echó a reír para molestia de Lance.

—Si, te vez guapo.

—Gracias— camino hasta llegar a ella y la abrazo. Ella correspondió el abrazo.

—Te ves increíble.

Desde las seis de la mañana gente iba y venía de la casa a la cocina y de la cocina al jardín. Personas que desde primera hora de la mañana llegaron para decorar el jardín trayendo las mesas y las sillas, así como varios arreglos florales. Las voces conversaban unas con otras. Lance miro por la ventana como los últimos detalles eran puestos en orden antes de la ceremonia. Miro la hora en el reloj, faltaban quince minutos para las doce.

Acordó una pequeña boda en el jardín trasero de la casa el cual es lo suficiente amplio como para lograr acomodar a más de treinta personas. Familiares y amigos. Vio como acomodaban los arreglos florales y centros de mesa. Los meseros acomodaban la vajilla de cristal. Su mirada se dirigió de inmediato al altar adornado con esmero. La fachada cubierta por decenas de flores junto con un par de cortinas de tela traslucida adornaba los costados. En la mesa del altar se encontraban tres velas. Dos pequeñas largas y una ancha en medio.

El jardín lucía maravilloso. Vio que los invitados ya empezaban a llegar. Todos tomaban su lugar entre los bancos colocados frente al altar. Mesas amplias con manteles blanco estaban acomodadas al otro extremo del jardín. La mesa del pastel fue adornada de la misma manera. Flores y detalles con tela de gasa lograban que el pastel de cinco pisos con cubierta de chocolate blanco y adornos de flores púrpuras resaltara.

Keith por su parte permanecía en la habitación contigua junto a su madre y Shiro; lo eligió a él como su caballero de honor y junto con Verónica había ayudado a Lance y a él con los preparativos de la boda, para su sorpresa Lance y Shiro terminaron por llevarse bastante bien.

Obediencia absoluta • AU KLANCE VOLTRON|| RESUBIDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora