3-El que jadea en la oscuridad

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No se dieron ni cuenta de cuando todo se complicó. Aun cuando procedieron con mucha cautela, su faena pareció cambiar para mal en cuestión de unos cuantos segundos.

Los tres estaban dirigiéndose hacia su siguiente destino cuando algo los hizo tenerse a los pies de una pequeña montaña. Lo que evidentemente era la entrada de una cueva estaba cubierta por una enorme cortina que no se veía para nada rudimentaria. Había sido deshonrada con un mensaje escrito con pintura negra:

PROHIBIDO EL PASO (?)

—¿De qué Demonios va todo esto? —preguntó Escila.

—Seguramente un chistosillo quiere que caminemos directamente hacia las fauces de un oso —dijo Quimera.

—O algo peor —dijo Orión ante la mirada incrédula del León—. Es posible. Hasta donde tengo entendido, hay fragmentarios más grandes y peligrosos que un oso vagando por Ferus. ¿Cómo llegaron aquí? No tengo ni idea. Tal vez la Mónada los soltó por aquí para que los primeros pueblos que los encontrarse tuvieran la oportunidad de conseguir formas espirituales para sus habitantes.

—Aguarden —dijo Quimera.

El joven brilló y pasó a su forma espiritual con la intensión de usar sus oídos bestiales-espirituales para ver si podía detectar algo que pudiera reconocer. Sus tres cabezas pusieron cara de asco en el acto.

—¿Qué ocurre? —preguntó Escila.

—Hay algo realmente podrido dentro de esa cueva —respondió el León—. También puedo oír jadeos con una voz que definitivamente no es de origen animal. No sé si está llorando, congelándose o si tiene problemas respiratorios.

—Larguémonos de aquí —dijo Escila.

—¿Por qué? —preguntó Orión.

—Es posible que esto sea una trampa —respondió la escolta—. Hace unas semanas, Axis fue víctima de un atentado provocado por Nahash o uno de sus sirvientes.

—Escuché sobre eso en Terra —aclaró Orión—. Fue una amalgama más caótica que Ferus, ¿no?

—Keseb lo llamó Horror —informó Escila—. No es un espíritu, sino algo creado mágica o artificialmente. El olor desagradable que Kim siente ahora debe ser similar al del Horror que tenemos cautivo en Axis.

>>Otra razón para creer que esto es una trampa es el mensaje escrito en la cortina.

—¿Qué hay con el mensaje? —preguntó Quimera.

—Otra escolta me contó que, durante su último peregrinaje, se encontró con mensajes y carteles provocativos y/o engañosos hechos por alguien que resultó ser un allegado de Nahash. Aparentemente, este lacayo puede controlar la magia sin ser ni un avatar ni un espíritu fragmentario. Es muy posible que él se haya aparecido por este lugar hace poco solo para preparar este escenario para nosotros y evitar que continuemos con nuestro peregrinaje de reclutamiento.

—¿Y si no es una trampa? —cuestionó Quimera—. Escucho un ruido muy humano provenir de esa cueva. Puede que una banda de ladrones haya saqueado ese lugar después de herir de gravedad a quien quiera que viva allí. El olor que estoy percibiendo puede provenir de una herida infectada o necrótica.

—¿Y qué puedes decir del letrero? —preguntó Orión.

—Pudo haber sido pintado después del asalto —respondió Quimera, encogiéndose de hombros—. Algunos criminales quieren que se descubra la escena de sus crímenes para intimidar o forjarse cierta reputación en su <<territorio>>.

Quimera: Segundo Libro de Las Guerras de TabulaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora