6-Son más prófugos que nómadas

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Escila les indicó a sus protegidos que se mantuvieran alertas y bien escondidos cuando ya estaban a pocos kilómetros de su siguiente destino. La única razón que la chica les dio para justificar sus precavidas señales fue que debían evitar que un esbirro los encontrara antes que sus alfas.

Unos minutos más tarde descubrieron un masivo rastro de pisadas tan grandes como las de la forma espiritual de Orión.

—Parece que llegamos después de que empezara su época de emigración —consideró Escila.

—¿Estos tipos son todos Gigantes? —preguntó el joven de Terra, mirando el rastro.

—Hasta donde tengo entendido, hay tres tipos de Gigantes Menores entre ellos —respondió Escila—. Los Lestrigones son los más humanos en cuanto a apariencia (aunque tienen los atributos propios de una bestia carnívora), los Gegenees cuentan con seis brazos y los Cíclopes-Menores poseen, como ya deben estar imaginando, un solo ojo.

—¿Cuál es la diferencia entre los Cíclopes-Mayores con los Menores? —preguntó Orión.

—Los Mayores (o <<Acmónides>>) son uno de los tres tipos de Gigantes Primigenios nacidos de los Primordiales Gea (la Tierra) y Urano (el Cielo) y son de número limitado —respondió Quimera—. Hay quienes dicen que cuentan como deidades menores de las tormentas, como los Hecatónquiros y los Gigas, pero eso es discutible. Puede haber hasta siete Cíclopes-Mayores: tres de primera generación, cuatro de segunda.

>>Los Cíclopes-Menores (o <<Monóculos>>) no tienen un número especificado y por lo general son hijos de Dioses Olímpicos y Daimones. Estos pueden ser más peligrosos que los Mayores debido a que tienen la Propagación en su sangre, justo como los Lestrigones y los Gegenees.

—¿Gegenegeges? —preguntó Orión, sonriente.

—Gegenees —corrigió Quimera.

—Suena mejor <<Gegenegeges>> —insistió Orión.

—Debe haber entre tres y cinco alfas en su caravana —informó Escila—, dos de ellos pueden tener nombres propios (el Cíclope-Menor Polifemo y el Rey Lestrigón Antífates). Debemos encontrar a un grupo destacado con esos posibles números de miembros. Puede que estén rodeados por esbirros que les cuiden la espalda, algo esperable tomando en cuenta los antecedentes de su pueblo.

—¿Y por qué debemos mantenernos escondidos hasta dar con los alfas? —preguntó Quimera.

—Me advirtieron que estos tipos tienen fama de bárbaros, saqueadores, asesinos y otras cosas —respondió Escila—, pero los alfas tienen más honor que los esbirros... o eso fue lo que me dijo Keseb. Tenemos que aparecernos ante los líderes y comprar su favor en caso de que no les interese aliarse con nosotros por mero altruismo.

Por orden de Escila, Quimera pasó a su forma superior y siguió por aire el largo rastro de pisadas. El Dragón aterrizó al divisar desde la distancia el campamento que los Gigantes Menores levantaron para descansar temporalmente, tal vez por algunos días antes de reemprender su peregrinaje hacia su destino deseado. Quimera regresó a su forma humana y esperó a que Escila pasara a su faceta espiritual y los levantara a él y a Orión del suelo para deslizarse furtivamente hasta los límites del campamento. Manteniéndose oculta detrás de enormes arboledas y arbustos, la Ninfa buscó una tienda lo suficientemente grande como para albergar a tres o más personas.

—Creo que la encontré —informó—. Lo malo es que no vamos a poder pasar sin ser vistos. Hay muchas personas merodeando pero, al juzgar por el número de tiendas, infiero que deben ser muy pocas en comparación con las que deben estar durmiendo o cazando.

Quimera: Segundo Libro de Las Guerras de TabulaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora