Poseidón esperó a que el ejército estuviera completo para que el número de personas que respaldaran la iniciativa de Aquila fuera superior al de los fieles de Zeus para presentársela a las divinidades que encabezaban la legión con toda la intensión de intimidarlos un poco con la cantidad de listas con los nombres de aquellos que aprobaban el plan de aliarse con Ofión para vencer a Tifeo y que podrían rebelarse contra ellos si no satisfacían sus exigencias. Zeus escuchó atentamente el plan de su <<hermano en espíritu>> mientras ojeaba los cuadernos de Aquila uno por uno (los nombres de los avatares estaban destacados con colores brillantes). Poseidón se aseguró de informarle a Zeus tanto de los riesgos, ventajas y consecuencias de esa posible jugada, pero también le dejó en claro que esa era la mejor oportunidad que tenían para ponerle fin a la guerra en tan solo uno o dos pasos.
Zeus se lo pensó durante días, aunque al final terminó accediendo luego de aceptar que tampoco disponía de opciones mejores que esa. Además, fue una idea respaldada por el hombre que le dio una esperanza llamada Axis, por lo tanto, no podía ser peor de lo que imaginaba.
Una mañana cualquiera, Zeus reunió a su ejército en el centro del extenso campamento militar para informarles de su decisión. A continuación procedió a nombrar a los avatares que lo acompañarían hasta la frontera de su territorio con el de Ofión. Orión estaba entre ellos debido a que casi todos los escoltas del Dios del Rayo eran Gigantes, ya sea Mayores o Menores. Las personas que no entraban en ninguna de estas dos categorías eran varios de los Primordiales y Atlas (el Titán de la Astronomía y la Resistencia, cuyo cuerpo se convirtió en una cordillera luego de ser petrificado), que eran de naturaleza Inmedible (es decir, que empezaban con una altura base, siendo de sesentaiséis pies en el caso de los humanoides, y podían seguir aumentando su tamaño dependiendo en la cantidad de energía vital que invirtieran en ello).
Zeus pasó a su forma espiritual, tomó una enorme bandera blanca y marchó hacia la frontera siendo seguido muy de cerca por los enormes seres que le protegerían si se daba el caso de que Ofión no jugara limpio, algo muy poco probable pero que de todas maneras seguía siendo factible.
El batallón fue avistado por los vigías de Yanshuf. En menos de una hora ya había una caravana de espíritus dirigiéndose hacia la frontera entre dominios. El Rey Titán del Cielo, la Tierra y el Mar también estaba acompañado por los avatares más grandes de su ejército para tener respaldo por si Zeus no era el hombre de honor que siempre presumió ser.
Ofión era un hombre de pelo negro y piel pálida. En su forma espiritual tenía una larguísima cola de pez en lugar de piernas, contaba con la habilidad de levitar a costa de un constante gasto de energía vital y estaba acompañado por una Serpiente venenosa tan larga como la Hidra y que carecía de la habilidad de volar de su parte humanoide por cuestiones de balance en el Juego de la Mónada.
Ofión se detuvo delante de Zeus. Ambas divinidades se mantenían sobre los suelos de sus respectivos territorios con la intensión de no causar problemas que terminaran involucrando al resto de sus legiones.
—Muy valiente de tu parte venir aquí luego de que tus Macas provocaran una pequeña guerra entre campamentos hace algunas semanas —dijo Ofión.
—Te pido perdón por la batalla iniciada por los jóvenes de Ferus que en ese momento no estaban siguiendo ninguna orden mía o del gobierno —dijo Zeus firmemente—. Y son Andróginos, no Macas.
—¿A qué debo tu presencia justo delante de mi territorio? —preguntó Ofión.
—Tengo una proposición para ti, Ofión —respondió el Dios—. Como ves, vengo en son de paz. Iré directo al grano y me retiraré sin protestar en caso de que tu respuesta sea negativa.
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Quimera: Segundo Libro de Las Guerras de Tabula
FantasyLuego de sufrir una humillante derrota cerca del final de un evento masivo, el avatar de la Quimera empieza de mala gana su primera misión como emisario de Axis. Junto a sus dos compañeros de equipo deberá recorrer la región de Ferus para reclutar a...