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—¿Diga?
​—Soy yo.
​—¿Quién es yo y cómo diste con mi número?
​—Thor, se lo diste a Jane.
​—Ah, sí. ¿Sigues aquí?
​—Bueno, recuerda que vine para quedarme.
​—Exacto, ahora dime por qué no estás de luna de miel o avisándome que esperas al heredero...
​—Jane y yo terminamos.
​—Apenas seis meses, ¿enserio?
​—¿Puedo quedarme contigo?
​—Por supuesto, no tienes que preguntar.
​—Genial porque tengo hasta esta noche para irme.
​—¿Volarás hasta acá o quieres que mande mi jet por ti?
​—Volaré, ya he estado en New México, así que eso me acerca, ¿no?
​—Algo así, puedo ir en coche por ti. ¿En cuánto tiempo?
​—¡A la mayor brevedad!— se escuchó a la doctora de fondo.
​—Perfecto, dile que te compre un teléfono desechable y registre mi número, yo le depositaré lo que gaste en cuanto hayas llegado.
​—Bien, que no tarde mucho.
​—Adiós, linda— dijo la pelinegra dibujando una sonrisa burlona.
​—Nos vemos más tarde— dijo Thor antes de colgar. Malie se cambió a ropa deportiva, fue hasta la cochera y entró en el auto deportivo, condujo hasta el desierto donde conoció al rubio. Aparcó y esperó a que llegara el dios.
​—¿Me vas a decir por qué pelearon?
​—No quiero hablar de ello.
​—Seguro no estaba capacitada para tener una relación con un dios.
​—¿Y tú?
​—Tampoco.
​—Entonces no comentes al respecto.
​—Perdón.
​—¿Es un viaje largo?
​—Poco, pasaremos a comprarte ropa, no creo que sea buena idea que pasees con tu traje de batalla.
​—Tú tienes uno.
​—Pero lo uso en las misiones, me lo regaló Nat, le corté las mangas, ya que uso una chamarra.
​—Azul, ¿no?
​—Así es. Puedes dormir, debes estar cansado del viaje.
​—Para nada.
​—Yo sí, pero seguro no sabes conducir.
​Llegaron a la mansión y ambos bajaron el mandado: ropa para hombre, bastante porque el dios la desgastaba con facilidad, comida suficiente para el enorme apetito de ambos. Además de la nieve de la pelinegra, el rubio dio varias risotadas al notar que la mujer volvía a ser la misma. Una vez dentro, ella dejó las cosas en la cocina, en la mañana se encargaría de alistar la habitación para su mejor amigo. Igual que su hermano, Thor se quedó parado ante la pared verde.
​—Oye...
​—No preguntes, por lo que más quieras.
​—No, mi queja es que no estoy ahí.
​—Sí, no tengo una foto contigo, así que no pude ponerte en el muro familiar.
​—¿Por qué solo hay un periódico?
​—Fue un obsequio.
​—Oh.
​—Ven, vamos a tomarnos una foto, en la maña iré a revelarlas.
​—¿Y solo me paro junto a ti?
​—Y sonríes.
​—Claro— la pelinegra puso el móvil ante ambos y tomó demasiadas fotografías, ella cambiaba de gesto, el rubio salía igual en todas. Poco entendía sobre qué hacer.
​—La habitación del fondo, es mía. La tuya es la primera, a lado tienes un baño. Dile a Jervis lo que necesites.
​—¿Jervis?
​—Yo, señor. Es un placer conocer a los amigos de la señorita Madinaveitia.
​—Una casa parlante.
​—Es un amigo, así que no le hables feo— sonrió al rubio.
​—Descansa— dijo al abrazarla, luego marchó a la alcoba que le asignó.
​—Igual tú— murmuró luego de saberse sola.

***

—Buenos días.
​—Te levantaste temprano.
​—Jane me enseñó a preparar el desayuno.
​—¿Encontraste todo?
​—Tu casa me indicó los lugares.
​—Gracias, Jervis.
​—Un placer— dijo Jervis.
​—Hoy decoraremos tu alcoba, ¿de qué color la quieres?
​—Dorado.
​—Eso era obvio, ¿y los muebles?
​—Dorado.
​—Tendría que mandar a hacerlos y eso tardaría un par de días. Quiero que te sientas cómodo.
​—No tienes que hacer eso.
​—Claro que sí, eres mi amigo.
​—Poco hemos interactuado.
​—A Steve le obsequié la alcoba de enfrente, no lo conocía siquiera.
​—Vaya— dijo incrédulo.
​—Vamos, eres familia, no puedo privarte de lo que yo gozo.
​—Tú ganas.
​—Date un baño, en una hora nos vamos.
​Ambos iban en ropa deportiva, Malie subió en el piloto, Thor fue a su lado. Quería mantenerse en el anonimato todo lo posible, así que fueron por los muebles a un pueblo pequeño, alejado de Malibú. La mujer hizo un par de llamadas y, al volver, ya estaban ahí los botes de pintura dorada y azul. No solo alistaría la habitación para su mejor amigo, le daría un retoque a la de su mentor. Pidió a Jervis que abriera la casa para ellos empezar a meter las cosas. Thor seguía las indicaciones de su amiga, esta intentaba mover sola los muebles y él la detenía para ayudarla. Separó los del Capitán de los destinados para su amigo. Se dio la hora de comer y pidieron unas hamburguesas. Comieron en silencio, cada uno lidiaba con sus asuntos en privado, a pesar de comer juntos.
Cuando recogieron la basura, ella registró a Thor como alguien que podía acceder a la mansión sin usar la llave, tal como había hecho con Rogers tiempo atrás; aunque para él contrató gente porque ella estaba de misión, pidió a Sharon que supervisara el trabajo, aprovechando que el súper soldado aún no arribaba al recinto. Primero pintaron ambos cuartos, luego el rubio comenzó a meter los muebles a su gusto, pensaba que solo necesitaba una cama enorme, King size como decían los mortales, pero Malie insistió en que debía acoplarse a la vida humana, al menos hasta que decidiera volver al espacio.
​—Dicen que si mantienes la mente ocupada, no piensas en lo "malo" que te ha pasado.
​—¿Y sirvió?
​—Cuando terminé con Elon, lloré dos días, luego volví a la normalidad.
​—¿Elon es un nombre clave para Loki?
​—No, Elon es un inventor, amigo de Tony. Estuvimos juntos por un año a lo sumo, a veces nos vemos.
​—¿Enserio?
​—Ya no, obviamente, no desde el incidente en Mónaco.
​—Oh.
​—¿No estás cansado?
​—Poco.
​—Vamos a cenar y nos acostamos. Mañana podemos continuar con la decoración.
​—¿Qué falta?
​—Tengo la pintura morada puesta en la sala pero no he pintado la pared.
​—Vale, descansa— dijo antes de abrazarla, ella le besó la mejilla y se fue a su alcoba, el rubio sí buscó comida.

***

—Seguro te encanta dormir hasta tarde.
​—No, Tony y yo nos despertamos desde temprano. Ahora me estoy dando ese lujo.
​—Es bueno, ¿no?
​—Bastante. Me salieron unas horrendas ojeras, así que me veo mejor, ya tengo más color en el rostro.
​—Sí, te ves diferente a cuando nos separamos en Londres.
​—Me siento mejor.
​—Eso me alegra.
​—¿Y tú? Te has cerrado mucho, sé que no quieres hablar de ello, pero puedes hacerlo cuando te sientas cómodo.
​—Gracias.
​—Es difícil procesar ese cierre. Algo que le admiro a ambos es poder tener la relación cuando son de mundos diferentes, literalmente.
​—Sí, dijo que sus avances e investigaciones se detenían porque yo debía alcanzarla.
​—No me lo parece, tú pudiste aportar mucho porque le das un enfoque distinto.
​—También Darsey lo dijo.
​—Al final del día, es su relación y nosotras salimos sobrando. No te preocupes, espero que lo solucionen.
​—Sí, gracias.
​—¿Acomodamos los muebles que faltan?
​—Por favor, nos falta acomodar la sala, ese árbol está fuera de lugar.
​—El árbol se quedará hasta que le pueda dar su regalo a todos.

***

—Mañana es mi cumpleaños, Tony estará fuera de la ciudad, así que solo seremos tú y yo.
​—¿Qué sueles hacer ara tu cumpleaños?
​—Varía mucho: a veces solo compro ropa y llaveros, otras doy un tour por varias ciudades.
​—¿Y mañana?
​—Podemos ver una película, no hemos salido en desde que llegaste.
​—Buena idea.
​—Igual, si tú quieres hacer algo, dilo y podemos salir cuando lo desees.

Hero's Sacrifice #PGP2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora