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La chica llegó a quitarse los tacones, desmaquillarse y tirar el vestido por algún lado, en algún momento se acordaría que no lo llevó a la tintorería. Se dio un baño de agua fría y Jervis le avisó que el señor Stark ya había llegado a su casa. Estaba tranquila de que no fue a hacer alguna estupidez. Apenas y pudo dormir, lo suficiente para que sus padres la visitaran, extrañaba que la vieran dormir. En la mañana, lo único que podía encontrar en las noticias, eran los asesinatos y el uso de las armas de Industrias Stark, eso solo la hacía enojar, no poder ir a ayudar. Deseaba el poder de levitación, o bien, el de volar, le daba impotencia ver la situación por la que pasaba ese pueblo. Si deseaba ir al casino, ahora la juzgarían por gastarse el dinero que ganó vendiendo armas que su amigo aseguró, ya no serían fabricadas.

            —Tony no está.

            —¿Segura que no es tu paranoia?

            —Sí, Jervis me dijo que llevaba su armadura.

            —Tranquila, tal vez no tardará.

            —Esperemos que sí.

            —Tú solo te sientes mal porque la periodista, un segundo, Pepper, tengo una llamada— la puso en espera—. ¿Diga?

            —¿Qué estaba haciendo Tony?

            —¿Cuándo?

            —¿Lo estás cubriendo?

            —Acabo de despertar. Llámalo a él, dile que iré a buscarlo— le colgó a Rhodes, no era rencorosa, solo que su forma de pedir explicaciones, no le agradó—. Creo que ya sé dónde está.

            —¿Era él?

            —No, Rhodes, seguro ya lo ubicó en algún radar. Voy para allá.

***

—¿Hola?

            —¿Tony?

            —¿Quién habla?

            —Soy Rhodes.

            —Lo siento, ¿quién?

            —Dije que soy Rhodes.

            —Hable más fuerte.

            —¿Y ese ruido qué es?

            —Malenalie me convenció de prestarle el convertible, solo me aseguro de que no choque en el proceso.

            —¿Sí? Para empezar, acabo de hablar con ella; dos, necesito tu apoyo.

            —Que gracioso, ahora sí me necesitas.

            —Sí, y hablando de gracia, hay un depósito de armas a unos kilómetros de donde te tenían preso.

            —¿Sí? Pues es una región peligrosa. Parece que alguien se metió y estuvo haciendo tu trabajo.

            —¿Por qué te oyes sin aliento, Tony?

            —Estaba corriendo en el cañón.

            —Creí que Malenalie conducía.

            —Sí, me trajo al cañón donde voy a correr.

            —¿Seguro que no tienes nada en esta zona que yo debiera saber?

            —No.

            —¡Objeto localizado!

            —Ok, Tony, porque estoy viendo algo ahora y estoy a punto de hacerlo pedazos.

Hero's Sacrifice #PGP2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora