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—Tony estará en Afganistán— dijo Malenalie cuando su mejor amigo se fue—. Tú y yo tendremos un día de chicas.

            —No, tal vez algo no tan alocado— dijo Pepper con timidez.

            —Es tu cumpleaños, nos podemos dar vuelo.

            —Creo que no quiero darme vuelo.

            —¿Por qué no? Mira, no va a estar y pasarás el día conmigo, no tendrás que presentarte a trabajar cuando vuelvas.

            —Amo mi trabajo— pero Madinaveitia notó el brillo en los ojos, lo cual la delató.

            —Tony te explota un poco, mereces vacaciones. Iremos a mi mansión y, si te animas, le seguiremos de largo un par de días— dijo Malenalie jalándola de la mano para subirla en su coche deportivo.

            —Tienes la misma energía que él.

            —Ni te imaginas.

            —Creí que se tomaría enserio la presentación.

            —En ese caso, lo hubiera intentado yo.

***

La amaba, no le seguía la fiesta como su amigo, pero amaba platicar con ella, siempre tenía una sonrisa dibujada en el rostro, así que su mansión se llenaba de luz. Cada que podía llevarla, la rubia se detenía a contemplar el muro familiar, con fotos de sus padres, de los padres de Tony, Erskine, su tía Peggy, incluso del capitán Rogers. Debía tapar el muro cuando su mejor amigo entraba, él no era de recordar viejos momentos, más desapegado de la gente. Aprovechó que Pepper se daba ciertas libertades en su cumpleaños para tomarse una foto juntas, claro que ella entraba en ese preciado muro.

            Ahora que estaba sola, le aturdía el silencio, no le gustaba, Tony sugirió poner también ahí a Jervis, pero no lo permitió. De haber podido, prefería la voz de su madre. Corrió a poner el estero a todo volumen para que retumbara por todo el lugar: Led Zeppelin. Al casino solo iba acompañada de su mejor amigo. Del dinero se encargaba él, ya que ella perdía con facilidad. En cambio, si apostaban juntos, las ganancias se doblaban o triplicaban. Lo guardaban todo junto para apostarlo de vuelta en la siguiente vez que lo visitaban.

            Su tiempo se dividía en todas las bufandas y llaveros que pudiera comprar, no había perdido el gusto por coleccionarlas. Además de dar vueltas en su coche, tenía tres coches deportivos: azul, rojo y morado, por el significado enorme de los colores.  Casi no dormía, ve acostumbró al insomnio. Le gustaba el tono de la nueva asistente de Tony, así que se compró un tinte para experimentar, tomando en cuenta que su madre también fue rubia. Era como un homenaje a ambas. También tenía un tinte rojo, por su padre, su color favorito, y solo postergaba la hora de teñirlo, le agradaba en negro.

***

— ¿Diga?— dudó al contestar el teléfono.

            —Perdimos a Tony.

            —Carajo, Rhodes, ¿entonces para qué te pago? — ahora se sentía mal por alentar a Pepper para seguir con el trabajo hasta el regreso de su mejor amigo.

            —Tú no me pagas.

            —Eres la niñera de Tony, sabes que no puede salir sin correa.

            —Bueno, yo...

            — ¿Puedo ir?

            —No.

Hero's Sacrifice #PGP2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora