26.

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Aquel rubio gigantesco rodeó mis hombros con su brazo y salimos de allí, todavía podía escuchar los gritos de Sarah en el pasillo. Levi intentó darme explicaciones, pero la verdad es que ni si quiera puse atención a lo que me estaba diciendo, la cabeza me iba a explotar.

En el aparcamiento me encontré con Brad y Connor, me miraron confusos, normal, y quién no.

El desconocido del que todavía no sabía el nombre y me había salvado ya en dos ocasiones, me miró y me tendió un casco.

-Seguridad ante todo. -Sonrió. -Amárrate fuerte.

Puso su moto en marcha y nos fuimos de allí. No podría decir a qué velocidad íbamos pero podía sentir la adrenalina circulando por mis venas y por alguna razón, no tenía miedo.

Es curioso como una persona que no conocía de nada podía aportarme tanta confianza y hacerme sentir tan segura a la vez.

-¿Este no es el taller de tu amigo? -dije mientras me bajaba de la moto.

-Sí, no creo que te busquen aquí, además hoy está cerrado.

Caminamos hasta la puerta y sacó unas llaves del bolsillo de su chaqueta.

Entré tras él y cogió unas cervezas en una mini nevera que había en una sala al fondo del taller.

-¿Quieres? No aceptaré un no por respuesta.

-No iba a negarme -reí.

Le di un trago a mi cerveza y lo observé. Me devolvió la mirada y rió.

-¿Qué pasa?

-¿De verdad no me vas a decir tu nombre? Me has sujetado el pelo mientras vomitaba, eso nos une para siempre.

Soltó una carcajada, lo que hace que casi se atragantase con su cerveza, yo solo mantuve mi mirada fijamente para obtener una respuesta.

-No estamos aquí para hablar de mi señorita.

Suspiré decepcionada y le di otro trago a mi cerveza, no entendía por qué tanto misterio.

-Colson. -dijo por fin- ¿Contenta?

-Mucho -dije sonriente.

Se hizo el silencio y entonces pensé en que todavía no le había preguntado qué estaba haciendo en mi instituto, pero pareció leerme la mente porque se adelantó respondiendo justo a mi duda.

-Te estarás preguntando qué hacía allí -asentí - iba a despedirme, me vuelvo a Cleveland esta noche, como tu dices, te sujeté el pelo mientras vomitabas, supongo que te he cogido cariño -dijo encogiéndose de hombros. -Como yo te di mi número pero tu a mi el tuyo no, se me ocurrió que era la mejor forma de localizarte.

-¿Debería sentirme acosada? -reí.

-Tu me espiabas detrás de unos arbustos cuando viniste a buscarme aquí, ¿quién acosa a quién?

Ambos reímos, era agradable estar con él, casi se me había olvidado lo que acababa de pasar con Sarah.

-Me recuerdas mucho a mi cuando tenía tu edad -dijo sacando su caja de cigarrillos del bolsillo. -No sabes lo que quieres y siempre estás metida en algún lío.

-Oye, yo no me meto en líos. -me crucé de brazos indignada.

-Cuando llegué tenías un mechón de pelo en tu mano -rió. -Si llego a tardar un poco más dejas calva a esa chica, que eh, no te digo que no se lo mereciese.

-Nunca había llegado a esos extremos la verdad.

Volvimos a quedarnos en silencio un rato mientras la habitación se llenaba de humo por el cigarillo de Colson. Me quedé un rato observándolo y mi mente se quedó en blanco por un instante.

-Tierra llamando a Kelly, ¿estás ahí? -dijo sacándome de mi trance.

-¿Qué voy a hacer ahora?

-Dios mío, necesitas unas vacaciones -dijo ofrenciéndome otra cerveza. -El verano está aquí mismo, si necesitas aclararte márchate lejos un tiempo, piensa un poco en ti y que le jodan a los demás, eso hago yo, por eso vengo aquí de vez en cuando.

Me quedé pensando en sus palabras y la verdad es que tenía razón, podría funcionar, mi cabeza estaba hecha un tremendo lío y cada vez era peor.

Entonces pensé en llamar a mi tía Olivia, vivía en Lacaster, solía ir todos los veranos a pasar unas semanas, tal vez esta vez podría adelantar el viaje y quedarme durante las vacaciones.

La verdad es que esa ciudad me transmitía mucha paz, justo lo que necesitaba en ese momento.

-Tienes razón -suspiré.

Pasé lo que quedaba de tarde con Colson en aquel taller, fue agradable poder hablar con él, era muy bueno aconsejando y escuchando.

Me llevó a casa y prometimos seguir en contacto y esta vez, le di mi número de teléfono.

-Cuando necesites hablar no dudes en llamarme -dijo dándome un abrazo. -Pero cuidado con la diferencia horaria, si me despiertas te odiaré para siempre.

Reí y no abracé de nuevo, menuda despedida tan intensa para una persona que había visto tres veces en mi vida.

Entré a casa y subí las escaleras para llegar a mi habitación, necesitaba tirarme en la cama, el día había sido muy largo.

Encendí la luz y me llevé el susto de mi vida al ver a Tris sentado en la cama a oscuras, debería estar acostumbrada a sus apariciones dramáticas.

-¿Qué quieres Tris? Necesito dormir.

-Tenemos que hablar Kells.

Stay || Bradley SimpsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora