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Este verano había sido raro, echaba mucho de menos molestar a Tris a todas horas, aunque me hacía una vídeo llamada todos los días con Connor. Que esos dos se hubiesen hecho amigos seguía siendo extraño para mi, pero al menos se hacían compañía.

He de decir que más de una vez quise llamar a Bradley y a Levi, pero cuando eso pasaba le pedía a mi tía que por favor guardase mi teléfono en un lugar donde no pudiese encontrarlo, había venido aquí para resolver mis dudas y para eso tenía que evitar conversaciones con ambos.

El primer mes fue el peor, me pasaba los días encerrada en la habitación, lo único que quería era dormir y olvidarme de mi propia existencia hasta que mis problemas se resolviesen solos.

Todo el mundo sabe que esas cosas no pasan.

Lo que peor llevaba eran los momentos en los que hablaba con Connor y Tris y tenía que disimular que estaba bien, no lo estaba y ver la tristeza en los ojos de mi amigo no me ayudaba en absoluto.

Me sentía un poco mal por haber dejado así a Connor, el último día que estuve en Sutton Coldfield lo pasé con él, incluso me había acompañado a la estación de tren la mañana siguiente. Me rompía por dentro verlo así, él siempre tenía ese brillo tan peculiar en sus ojos que indicaban alegría y ahora era todo lo contrario aunque intentase disimularlo.

Además de eso estaba el hecho de no saber nada de Brad, preguntaba cada día por él y nunca tenían nada que decirme, eso aumentaba mis ganas de llamarlo, pero nunca lo hice.

Y en cuanto a Levi, dicen que el tiempo lo cura todo, y así fue. Los días pasaban y poco a poco me iba dando cuenta de que no lo echaba de menos de la misma manera que a Brad.

Maldito enano, da problemas hasta en la distancia.

Como no podía contarle a nadie como me sentía decidí empezar a escribir un diario, sonará ridículo pero la verdad es que fue bastante terapéutico para mi.

Empecé por ahí, hasta que decidí salir de la habitación e intentar hacer algo productivo para mantener mi cabeza despejada.

La tía Olivia había sido muy comprensiva, la verdad me dio todo el tiempo que necesité hasta que estuve lista para hablar con ella de lo que me pasaba.

Al final fue bonito volver a Lancaster, cuando era pequeña Tris y yo solíamos pasarnos los veranos aquí, recuerdo el parque en el que jugábamos todas las tardes y el río en el que nos bañábamos mientras la tía Olivia tomaba el sol y se leía uno de sus libros.

-Que buenos tiempos -suspiré.

Cerré mi diario y lo dejé en la estantería. Miré mi reloj, casi era mediodía, así que decidí ir a la cocina a ayudar a mi tía con la comida.

Nada más abrir la puerta de la habitación un aroma que me resultaba familiar inundó el pasillo.

-¿Que es lo que huele tan bien? -dije acercándome a mi tía para averiguar qué estaba cocinando.

-Lasaña cariño, te va a encantar -dijo con una sonrisa en su rostro.

-Gracias, no sabes lo mucho que amo tu lasaña.

No hace falta explicar lo que pasó después, obviamente me comí unos dos platos de esa maravillosa lasaña que tanto me gustaba y ambas nos tumbamos en el sofá a punto de explotar.

El salón estaba lleno de fotos de Tris, mías, de la tía Olivia y de mi madre, la verdad es que cada vez que las miraba me sentía nostálgica y hoy era uno de esos días en los que las cosas te afectan más de lo normal, así que tuve la brillante idea de pedirle que sacase los álbumes de fotos para verlos.

-Dios mío mira, la época en la que Tris tenía ese flequillo tan horrible -dije soltando una carcajada.

Seguí pasando las páginas hasta que me encontré una foto en la que salíamos Tris y yo con un niño de pelo castaño.

-Tía, ¿te acuerdas de este chico?

-Claro que me acuerdo, si es el hijo de la vecina, Tris y tu os pasabais tardes jugando con él -dijo sonriente.

Tenía ese recuerdo bastante borroso y la verdad es que no me había acordado de eso hasta ahora, ni si quiera conseguía recordar su nombre.

-¿Qué ha sido de él? -pregunté por pura curiosidad.

-Pues sigue por aquí, si salieses de casa de vez en cuando seguramente te lo hubieses encontrado, esto no es tan grande -rió.

No le di demasiada importancia, seguramente ya ni se acordase de nosotros. Con los años empezamos a venir cada vez menos, en vez de pasarnos todo el verano veníamos tan solo unas semanas e incluso Tris dejó de venir, solo aparecía de vez en cuando para visitar a la tía Olivia pero no se quedaba mucho por aquí.

-¿Podemos ir al río a tomar el sol mientras leemos uno de esos libros que tanto te gustaban? -dije sin pensar.

Mi tía me miró sorprendida, pues en todo este tiempo no había salido ni a la puerta de casa.

-Claro cariño, tengo montañas de libros. -Sonrió.

Stay || Bradley SimpsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora