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Hoy me había despertado de muy buen humor, la verdad es que desde que había decidido salir de mi agujero las cosas iban a mejor.

No es que mis problemas hubiesen desaparecido porque ahí seguían, pero por lo menos había vuelto a ser la misma Kelly despreocupada a la que le gustaba hacer cosas.

Estos días mi tía y yo habíamos estado saliendo a los sitios a los que salíamos ir cuando me pasaba aquí los veranos, ya no pensaba tanto en qué pasaría cuando volviese a casa dentro de un mes, decidí que lo que tendría que pasar pasaría de todas formas.

Salí al jardín de la casa y me encontré a mi tía cuidando de sus queridas plantas, sonreí al verla limpiarse el sudor de su frente.

-Buenos días, ¿trabajando tan temprano? -dije apoyada en una de las columnas de la entrada.

-Este jardín no va a dar frutos solo -sonrió. -Te veo de buen humor hoy.

-Lo estoy -me encogí de hombros y me llevé mi manzana a la boca. -No voy a pasarme la vida llorando por idiotas.

-Di que si -dijo sonriendo de nuevo. -Todavía te queda mucho por vivir eres muy joven.

Mi tía tenía razón, todavía no había cumplido los 19 años y la verdad es que tenía muchos planes en mente para mi futuro.

Lo había pensado varias veces, mi sueño siempre había sido viajar, irme a Nueva York y estudiar allí una carrera, todavía no tenía muy claro cúal pero lo descubriría con el tiempo y en cuanto a Brad... el único sueño de Brad era ir a esa escuela de música en Londres de la que me había hablado tantas veces.

Nuestros destinos no cuadraban y la verdad es que no pensaba abandonar mis metas por un hombre como había hecho mi madre cuando era joven.

Quería mucho a Brad pero todavía no tenía claro si sería buena idea empezar algo si en un año me iría para estudiar en la otra punta del mundo.

-¿En qué piensas? -dijo mi tía haciendo que volviese al mundo real.

-Nada, cosas mías -sonreí. -¿Quieres que vaya a hacer la compra mientras terminas con eso?

-Pues la verdad... es que me harías un gran favor, la lista está en la nevera, ¿de verdad que no te importa?

-Claro que no, no tengo nada que hacer.

Cogí la lista de la compra que estaba pegada con un imán en la nevera y caminé hasta el supermercado, no estaba muy lejos de la casa así que llegué enseguida.

Para ser sincera me estaba costando bastante entender la letra de mi tía, encima me había dejado el teléfono y no podía llamarla.

-Maldita sea -murmuré.

-Creo que ahí pone harina -escuché una voz familiar detrás de mi.

Entonces me giré para averiguar de quién se trataba y no lo podía creer. Ahí estaba Iann con esa sonrisa de oreja a oreja tan suya, le reconocía al instante, su cara era exactamente la misma, la única diferencia es que había crecido, vaya si había crecido.

Iann era el hijo de la vecina con el que Tris y yo jugábamos de pequeños, tengo que admitir que en aquella época estaba completamente enamorada de él y vaya, que seguía siendo igual o incluso más guapo que antes.

-¿Iann?

-El mismo -dijo sonriente - te vi dando mil vueltas maldiciendo esa lista que llevas en la mano y me pareció que eras tú.

-No me lo puedo creer enserio, eres tú -dije todavía sin asimilar que le tenía delante, habían pasado años.

-Me estás mirando como si estuvieses viendo un fantasma y no sé si eso es bueno o malo -rió.

No pude evitar sonrojarme, no sé por qué estaba reaccionando así pero pareció darse cuenta lo que hizo que me diesen ganas de echarme a correr y esconderme debajo de lo primero que encontrase.

-¿Estás nerviosa? -dijo mirándome como si le divirtiese la situación.

-Pues claro que no. Es que ha pasado mucho tiempo.

Está claro que no se creyó ni una sola palabra pero hizo como si lo hubiese hecho y cambió de tema, gracias a dios.

-¿Y cómo has estado? ¿Ha venido tu hermano? Hace siglos que tampoco le veo.

-Pues me llevaría horas contarte todo lo que ha pasado en mi vida todos estos años -reí- Y no, Tris no ha venido, pero está bien, sigue siendo Tris ya sabes como es.

-Pues tengo todo el tiempo del mundo -dijo encogiéndose de hombros. -¿Te apetece ir a por un helado?

No hace falta decir que me sonrojé al momento, odiaba ser así.

No tenía muy claro por qué dije lo que dije después, pero juro que algo dentro de mi habló por mi.

-Me encantaría.

Me miró como si no se creyese lo que acababa de escuchar, pero enseguida apareció una sonrisa en su rostro.

Bravo Kelly, siempre metiéndote en líos.

Stay || Bradley SimpsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora