CAPÍTULO VEINTIUNO

875 68 5
                                    

┍━━━━━━┙◈┕━━━━━━┑

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


┍━━━━━━┙◈┕━━━━━━┑

CAPÍTULO 21

❛PARA ESTAR JUNTOS LOS TRES❜

❛PARA ESTAR JUNTOS LOS TRES❜

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

┕━━━━━━┑◈┍━━━━━━┙











ᴠᴇʀᴀɴᴏ 1997






 



URANIA RECORRÍA SU HABITACIÓN de un lado a otro con impaciencia, llevaba mirando las mismas paredes durante tres semanas. Había desordenado y ordenado su estantería llena de libros, cambiado la posición de su lamparita de noche y también había ordenado su armario. La joven ya no sabía qué más hacer, todos sus libros ya estaban leídos y la tinta agotada.
 
A su abuela Cordelia no le había bastado con su palabra de que haría lo que le dijese, no confiaba en ella y por lo tanto la había encerrado con unos cuantos hechizos en las cuatro paredes de su habitación. Además le había confiscado su varita.
 
—Simples precauciones—había dicho.
 
Esto a Urania la había fastidiado bastante pues al no poseer su varita poco podía hacer nada para pedir ayuda. Tampoco tenía a Aurum, la cual al parecer había escapado de Hogwarts la noche de la muerte de Dumbledore. Cuando la rubia leyó la noticia en el perídico de El Profeta tuvo que retractar sus palabras sobre las mentiras de su abuela. La señora parecía decir la verdad últimamente.
 

Encerrada en su habitación tampoco había recibido noticias de nadie más, desconocía si su tía estaba bien o donde se encontraban Theo e Ibeth, así como Luna. No había recibido ninguna lechuza de ninguno y eso le preocupaba.
 

 
En los últimos días tanto su padre como su abuela habían estado saliendo mucho más, reuniones le habían informado y la ravenclaw temía que en cualquier momento la llevasen a una de ellas.
 

Aún dando vueltas por su habitación Urania se sobresaltó al ver aparecer al Elfo doméstico Fergo.
 
—Lo siento señorita Urania, no pretendía asustarla—se disculpó el elfo, este sostenía en sus manos una bandeja de plata con una variedad de comida.
 
—Da igual Fergo—La rubia se sentó en la silla de su escritorio mientras el elfo posaba la bandeja en este—. ¿Has escuchado algo? ¿Sabido de cualquier cosa?—le preguntó susurrando la rubia.
 
El elfo se puso de inmediato nervioso y comenzó a negar con la cabeza.
 
—Oh no, no, señorita Urania. Usted sabe que Fergo no debe traicionar a la familia Amery, la cual le ha dado mucho a Fergo.
 
Urania respiró hondo tratando de no perder los nervios.
 
—Lo sé, Fergo. Pero yo también pertenezco a esta familia y por lo tanto te debes a mis órdenes—la ravenclaw odiaba tener que hablarle así al elfo pero Fergo era tan testarudo que sin un poco de autoridad Urania no podría sonsacarle nada.
 
—F-fergo ha escuchado que su padre, el señor Deimos, vendrá a visitarla esta tarde, señorita—el elfo movió nervioso la tela que llevaba por ropa—. Pe-pero Fergo no puede decir más.
 
—Bien, muchas gracias—Urania le dedicó una amable sonrisa y sin más el elfo desapareció de un chasquido.
 
Fergo había sido la única criatura con la que había hablado últimamente y en la última semana había tratado que el elfo le dijese que sucedía fuera de sus cuatro paredes. Claramente el elfo, que era muy fiel a la familia Amery, sentía que los traicionaba si le confesaba cualquier cosa a la joven Amery. Sin embargo, parecía que en los últimos días Urania había conseguido sacarle algunas cosas, pequeños detalles, como que Cordelia tenía siempre encima tanto su varita como la de Urania y que en algún día de esa semana se realizaría una reunión importante.
 
Con aquella información encerrada en su habitación no podía hacer mucho pero planeaba en algún momento usar a Fergo para mandar algún mensaje a Ibeth, a Luna o a cualquiera disponible en ese momento.
 

















 •••



























 
 
Después de comer y volver a dar vueltas en su habitación en busca de qué hacer su padre apareció. 
 
Deimos no entró a la habitación si no que se quedó en la entrada, Urania tampoco se movió de su cama. Desde allí había una distancia perfecta para poder hablar.
 
—Por fin te has dignado a venir...—dijo en voz baja pero hablando claro.
 
Su padre, que tenía aspecto cansado, no pareció apreciar la irritación en las palabras de la rubia.
 
 —Había asuntos que resolver—respondió con su voz ciertamente grave y tranquila.
 
—¿Por qué dejar encerrada a tu hija no es uno?—cuestionó ella levantándose del colchón.
 
Normalmente Urania pasaba de discutir con su padre ya que sus conversaciones nunca llegaban a ningún lado. Los dos se enfadaban, se gritaban y no solían contentos de la conversación. Además la ravenclaw odiaba discutir enfadada porque acababa diciendo cosas que luego lamentaba.
 
—Además—prosiguió la bruja—, ¿cómo dejas que esto suceda?—dijo señalando la habitación con sus brazos.
 
—Conocía el plan, Urania.
 
—¿Entonces estabas dispuesto a dejar que me matara?—le preguntó con el rostro lleno de rabia—. ¿Dispuesto a matar a mi Tía y a mis amigos?
 
—Necesitaba que estuvieras aquí—le espetó a su hija—. Aquí estás segura, aquí podremos ganar. Si dejaba que te fueras no podría protegerte.
 
—Matar a las personas que quiero no me protege—contestó alzando la voz.
 
—¡Haré y daré lo que sea por pasar un segundo más con ella!—gritó su padre sin moverse de su sitio.
 
Urania le miró con confusión:—¿Ella? ¿Quién es ella?—preguntó llena de preguntas y curiosidad. ¿De quién hablaba su padre como para llegar a matar?
 
Los ojos de su padre, azules como el mar, la miraron con nerviosismo y temor. Había dicho algo que no se suponía, algo que ella aún no debería saber.
 
—Habrá una reunión pasado mañana—dijo cambiando de tema, después de un silencio sepulcral en el que ninguno pronunció palabra—. Tu abuela ha pedido permiso al Señor Tenebroso para que tengas un sitio en ella—Urania aún dando vueltas a las anteriores palabras de su padre no conseguía dirigir lo que le decía—. Es un privilegio poder sentarse en la misma mesa que él, espero que cuando vayamos te comportes.
 
Urania no quería creer las palabras de su padre, conocerle no era ningún privilegio para ella era, más bien, unas ganas de vomitar enormes. No quería sentarse en su mesa, no quería conocer sus planes porque si los sabía no podría hacer nada para evitarlos.
 
Viendo que su padre se alejaba por el pasillo la rubia se acercó hasta donde los hechizos le permitían.
 
—Estabas hablando de mamá...—dijo casi en un susurro y su padre se paró en medio del pasillo. Le daba la espalda  y por lo tanto no podía ver la expresión que tenía en aquel momento.
 
—Suficiente por hoy, Urania—contestó aún de espaldas.
 
—No—le dijo con una expresión crispada—. ¿P-por qué ahora? ¿Qué ha sucedido para que hables otra vez de ella?
 
Su padre llevaba años sin nombrarla, sin querer hablar de ella y de un día para otro comenzaba a hablar de ella como si estuviera otra vez entre ellos.
 
—Tienes que entender que todo esto, lo que hago...—explicó mientras le daba la cara a su hija—. Es para poder estar los tres juntos de nuevo.
 
Urania le miró confundida. ¿Los tres juntos? No podían volver a estar los tres juntos, su madre estaba muerta, enterrada varios metros bajo tierra desde hacía diez años. Ni siquiera la magia más poderosa podía traer a nadie de entre los muertos. Eso Urania lo sabía pero, ¿y su padre?
 
Si le habían dicho que había una manera, una única manera para traer a la mujer  a la que amaba, Deimos la habría tomado sin dudarlo, sin ni si quiera consultarlo, ni comprobar que es real. Su padre tomaría cualquier oportunidad de volver, a lo que él creía, que era su máxima felicidad.
 
—No puedes...—le susurró—. Papá, ella ya no está y nunca más lo estará.
 
—Te demostré que no—contestó—. Mi Lord podrá traerla cuando consiga su máximo poder, lo verás.
 
Y Deimos desapareció por las escaleras.
 



Urania se pasó las manos por su dorada melena, ¿qué podía hacer? ¿Qué podía hacer para traerlo en sí? ¿Qué le haría ver que Voldemort le estaba vendiendo una falsa ilusión?
 
Si la ravenclaw tenía idea de escapar de allí pronto, el cariño que le tenía a su padre y el temor a que lo manipulansen más, se lo iban a impedir






















THE SWAN AND THE SNAKE ↯ Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora