❝Tal vez haya tomado todas las decisiones erróneas pero puedo asegurarte que amarte ha sido la única correcta que ha valido la pena❞
▃ THE SWAN AND THE SNAKE
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Desde el momento q...
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CAPÍTULO 14
❛AÚN QUEDAN MUCHAS ESTRELLAS POR VER❜
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C
OMO CADA MAÑANA DESPUÉS de pasar el día con Urania los compañeros de dormitorio del rubio le levantaban a almohadazos. Ellos no sabían con quién quedaba o que hacía, pero sabían que llegaba muy tarde.
Blasie Zabini fue el primero en levantar su almohada contra Malfoy, el rubio dormía plácidamente boca abajo con una de las manos debajo de su almohada.
—Ya salió el sol, hurón saltarín—canturreo el mago con una sonrisa maliciosa—. Es hora de levantarse.
Y asestó el primer almohadazo. Draco frunció el ceño y se revolvió entre las sábanas.
—Tal vez necesite otra—susurró Theo, sus ojos verdodos brillaban de cierta malicia.
—Ni se te ocurra, Nott—habló con voz ronca el rubio—. Tú tampoco, Zabini—dijo cuando sintiendo a su amigo moverse.
—Bien, bien lo dejamos por hoy—dijo Zabini dejando su almohada, el joven negó con la cabeza antes de desaparecer por la puerta.
—Ya me contarás entonces como te fue—habló Theo mientras abría la puerta hacia la sala común unos minutos después—, con Urania…
Draco, que volvía a intentar dormir, abrió los ojos de golpe y en un rápido movimiento se sentó en el colchón. Con la mirada observó entonces que en el dormitorio solo estaba él, el ritmo de su corazón se relajó al saber que nadie más había escuchado el nombre de la ravenclaw. Al rubio le encantaba pasar tiempo con Urania, estando con ella se olvidaba de la marca bajo su camisa y su misión. Sin embargo tampoco podía estar a todas horas con ella pues eran solo amigos, así que cuando la ravenclaw se encontraba haciendo otros planes el slytherin aprovechaba para avanzar en su misión.
Había sacado varios libros de la biblioteca semanas atrás y en su tiempo libre los había estado estudiando, hoy era el día perfecto para ponerse a trabajar en el armario, otra vez.
Ya listo y con los libros en la mochila salió del dormitorio. Estaba más nervioso de lo normal pues parecía ser que todos los alumnos de slytherin se habían reunido allí.
—¿Quieres que te acompañemos, Draco?
Era Crabbe, estaba justo delante de la puerta impidiendo el paso a Draco. En un sillón cerca de la entrada se sentaba Goyle.
—No, no es necesario—dijo molesto—. Y tengo prisa, Crabbe.
De mala manera apartó a Crabbe de en medio y salió disparado por la puerta, el mago no paró hasta llegar a la Sala de los Menesteres
