THE SWAN AND THE SNAKE ↯ Draco Malfoy

CAPÍTULO DOCE

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CAPÍTULO 12

❛ABSORTO EN LA MÚSICA❜

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AFUERA YA NO SE VEÍA EL GRAN manto blanco de nieve que solía cubrir las colinas, conforme el tiempo había pasado este había sido sustituido por la verde hierba y el gratificante calor del sol a la tarde. La brisa de la mañana ya no era tan fría y aunque los árboles no tenían por completo sus hojas ya se podía oír el suave silbido del aire pasando entre estas.

Para Urania aquel sonido era el más relajante de todos, sentarse a los pies de un árbol cercano al Lago Negro acompañada de su lechuza se había convertido en su pasatiempo favorito. La bruja solía sentarse a escribir todo aquello que la atormentaba para luego coger el trozo de pergamino y ver cómo se consumía en el agua del lago. Aquella era una forma de mantener los problemas de su familia alejada de su cabeza y así mantener la mente despejada para las clases.

Tras algunas semanas aquello parecía haber mejorado, ya no se desconcentraba tanto y parecía haber controlado el temblor en sus manos cuando alzaba la varita. La ravenclaw había creado un miedo irracional, un miedo que la estaba dominando y ella misma se había dado cuenta de ello. Cambiar aquello parecía ser una de sus prioridades junto con sacar buenas notas, aunque eso no quitaba que su padre y abuela se aparecieran en los momentos más inesperados en la mente de la joven. Esa misma mañana le había ocurrido en la clase de Transformaciones que compartía con los Slytherin.

En el aula daban un repaso de los hechizos aprendidos aquel curso, uno de ellos era el conjuro Crinus muto, hechizo que se hacía para cambiar el color del cabello del objetivo y que Urania había dominado a la perfección cuando lo impartieron. Pero aquella mañana no tuvo tanta suerte.

Esta vez lo practicaban en uno de sus compañeros y no en sí mismos, la bruja se había emparejado con otra compañera de casa pues tanto Ibeth como Theo y Draco ya estaban emparejados.

Urania se sentía nerviosa aunque no más de lo habitual, su compañera acababa de realizar el hechizo cambiando el color oro de su cabello a un colorido naranja. Ahora le tocaba a ella así que se concentró, alzó la varita apuntando al cabello de su compañera y se centró en el color que iba a ponerle. Azul, verde, negro, rojo...con el último color las imágenes comenzaron a pasar rápidas por su cabeza, su abuela las protagonizaba con su labial rojo carmín, su rígida mirada y la destechante luz roja de su varita. Urania no necesitó más que unos segundos para volver a sentir el dolor en su cuerpo y perder el control a causa del miedo.

En cuestión de segundos chispas blanquecinas saltaron de su varita y el cabello de su compañera se volvió rojo intenso así como empezó a crecer sin descanso. Urania soltó la varita, como si esta le quemase. Al mismo tiempo su compañera comenzó a chillar del horror, el ruido de la clase aumentó con las carcajadas y Urania no podía sentirse más que culpable.

-¡Silencio!-gritó la profesora.

Cuando levantó la mirada del suelo con su varita en la mano se encontró con la severa mirada de la profesora McGonagall.

-Señorita Amery, que recuerde usted controlaba a la perfección este conjuro-. Con un movimiento de varita el cabello de su compañera volvió a su estado natural-. Creo muy poco probable que lo haya hecho a propósito.

La bruja mayor cruzó sus manos, su mirada ya no era tan severa.

-Me, me distraje, Profesora McGonagall-se disculpó la joven dando vueltas nerviosas a su varita-. Le juró que no volverá a pasar, y-yo solo pensé en otra cosa por un segundo y...

-Recuerde, señorita Amery, que la Transformación es un arte elegante y delicado que precisa de la máxima concentración. Espero que no vuelva a ocurrir.

Avergonzada hasta los huesos la ravenclaw dio gracias que la campana sonase en ese mismo instante, antes de que cualquiera de sus amigas serpientes pudiera preguntarle por lo ocurrido Urania ya salía por la puerta como un águila agradeciendo que no tuviese más clases con ellos.