Una grata interrupción

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Antes de que Atnar empezara a relatar algo sobre su vida escuché una serie de pisadas ligeras por fuera de la puerta, hice un gesto con la mano para pedir un silencio total y por una vez me hicieron caso. Pasaron menos de cinco segundos cuando de repente escuché unos golpes suaves y rápidos en la puerta. Me moví intentando hacer el menos ruido posible, dejando a mis compañeros sentados, que, por una vez, también se quedaron sentados, Antes de que Atnar empezara a relatar algo sobre su vida escuché una serie de pisadas ligeras por fuera de la puerta, hice un gesto con la mano para pedir un silencio total y por una vez me hicieron caso. Pasaron menos de cinco segundos cuando de repente escuché unos golpes suaves y rápidos en la puerta. Me moví intentando hacer el menos ruido posible, dejando a mis compañeros sentados, que, por una vez, también se quedaron sentados, mientras iba avanzando a la puerta los golpes se iban haciendo más rítmicos y rápidos que terminaron con una patada, después silencio antes de volver a empezar. Cavilé unos instantes antes de recordar quién demonios llamaría a mi puerta de esa manera, y después me acordé. Antes de que fuera a dar la patada abrí la puerta y la pierna perdida al no encontrar su objetivo fue subiendo hasta encontrar mi estómago.

— Joder Naia, la próxima intenta contenerte, si no me hubiera echado para atrás me hubieras dado en un punto sensible.

— Lo siento Noctis, pero ¿qué te esperas? La próxima me abres en la primera o cuando estoy dando con los nudillos, o mejor aún, no te ausentes por dos años para luego tenerme aquí pasando cada día para ver si te has escapado de una puta vez, o incluso mejor, deja tus trabajos y empieza como dueño de una taberna con alguna cara que robes por ahí. Me da igual lo que hagas, pero no me dejes sola de nuevo – Naia no había parado en ningún momento para respirar y su cara y cuello estaban rojos, puede que la cara fuera también por el enfado o por el alivio de encontrarme de nuevo. Poco a poco su piel volvió a recuperar su tonalidad normal para luego volver a enrojecerse al darse cuenta de lo que me había dicho –. ¿Te he dicho lo que creo? – Asentí – ¿Te ha molestado? – Negué levemente – ¿Me has echado de menos? – Abrí la boca para contestar, pero ella me echó una mirada fulminante para que no dijera nada, así – que me limité a asentir fervientemente –. ¿Puedo hablar ya?

— Te lo permito.

— En ese caso pasa antes de que venga algún curioso, aún no me han matado y mi recompensa sigue en pie.

— ¿Aún? Pensaba que era sólo por encerrarte – Iba diciendo mientras entraba. Al girarse descubrió que no estábamos solos –. Ah – Me miró –. ¿Lo habéis escuchado todo? –Preguntó mientras volvía a girarse hacia ellos, recibiendo una coordinada ola de asentimientos por parte de mis compañeros de mesa, y se puso como un tomate –. Lo lamento mucho – Dijo mientras intercalaba su mirada entre los cinco que estaban en la mesa y conmigo.

— No hay nada que lamentar, al menos tú puedes mantener controlado a Noctis – Dijo Enl con un tono claramente jocoso.

— Tampoco hace falta que me controle ella, ya lo hago yo, si no, no os hubierais despertado esta mañana. De todas formas, chicos esta es Naia; Naia, estos son... –. Les presenté como era debido para luego recibir otro sermón.

— Pero ¿cómo dejas que cojan nuestros libros? ¿Y cómo no mencionas si quiera que no eres su único anfitrión? – Me masacró una enrojecida Naia.

— Perdón, lo lamento. Pero no sabía si habías buscado algún otro sitio y sobre los libros, tenemos a una maga, un druida y un alquimista aquí, creo que ellos harían respetar los libros adecuadamente.

— De acuerdo, te perdono eso. ¡¿Pero cómo querías que me fuera a otro sitio si la última vez que nos separamos te fuiste a ver a tu contacto y me dejaste aquí plantada!?

Mientras tanto los seis espectadores observaban la escena con súbito interés, pues pensaban que Naia sería una mejor fuente de información que Noctis. Les dejaron continuar hasta que a Ploit se le escapó una carcajada que asesinó la conversación que mantenían Noctis y Naia.

— Lo siento mucho, lamento que tengáis que ver cómo estamos discutiendo, pero que se puede hacer si este, este... –. Seguía furiosa conmigo, pero se iba calmando mientras reflexionaba en que había dicho y volvía a enrojecer.

— Creo que quedamos que me llamarías Noit. Te resultaba más sencillo y a mí me gusta. ¿Ha cambiado eso?

— Como echaba de menos llamarte así, pero queda justificado porque estabas encerrado. ¡Dioses, que mal aspecto tienes! ¿Cómo no me he dado cuenta antes?

— Estabas furiosa conmigo, cosa que entiendo. Te prometería que no cometeré más estupideces, pero no te quiero mentir, así que mejor te juro que me alejaré de todo peligro innecesario.

— Si se me permite participar en la conversación... – Enl se calló al ser fulminado por las miradas fulminantes de Naia y mía.

Y continuamos así durante toda la tarde, ella y yo discutiendo y charlando, ellos observando y escuchando y al final todos olvidamos que Atnar nos tenía que contar su historia.

Antes de continuar la historia permitidme describir a Naia. Naia es una joven de unos 20 años de estatura media para una fémina, es castaña y tiene los ojos tormentosos. Inteligente, leal, discreta y muy cariñosa. Dejo a vuestra imaginación una posible representación de su imagen.

Mientras yo preparaba la cena escuchaba fragmentos de una conversación que mantenían mis compañeros.

— Oye Naia, ¿qué relación hay entre Noctis y tú? ¿Sois pareja? –. Esa era la voz de Sheen. Me imaginé a Naia ruborizándose de nuevo mientras terminaba de preparar el entrante.

— No realmente... Compartimos la casa y vivimos juntos... – no llegué a escuchar esa parte de la conversación porque la carne chisporroteo y cayó grasa sobre el fuego haciendo que se avivase más – ...muy frío y no sé qué es lo que piensa. Siempre intento ayudarle, pero parece que me quiera apartar de su lado –. Sonaron unos sollozos apagados –. Pero no puedo hacer nada por cambiarle, él es así. Siempre ha sido muy salvaje.

— ¡¡La cena está lista!! –. Avisé para que se callaran y se prepararan para cenar.

— De acuerdo, voy a ir preparando el comedor –. Me replicó Naia. Terminé de emplatar todo y lo llevé al comedor mientras terminaban de sentarse.

— Más os vale ayudar a Naia y respetar sus cosas, en especial vosotros dos, ¿estamos? –. Dije dirigiéndome a Karn y a Enl.

— Sí me ayudan, Noit. No te preocupes tanto –. Se rascaba los ojos, los tenía levemente enrojecidos.

— ¿Qué ha pasado? – Pregunté al aire para que alguien me contestara a pesar de saber las respuestas.

— Que Sheen me ha contado una historia tan tierna que he terminado llorando –. Miré a Sheen para que me confirmara y me miró con temor antes de asentir levemente.

— Me alegro de que sólo sea eso, bueno que empiece el festín.

Mientras cenábamos Atnar nos miraba a todos, con curiosidad. Estaba trazando un plan que no se ejecutaría hasta pasado un tiempo, demasiado para que me diera cuenta cuando debería haberlo hecho.

Historias de un Origen: Las Crónicas del Caos - NoctisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora