Bad News || Derek Hale [Teen Wolf] (1)

Cap. 66

—No...

—Dos minutos.

—No quiero.

—Pero...-

—No.

Y luego los tibios brazos de Valeska se enredaron en su cintura, aprisionado su cuerpo contra el colchón; inmovilizándolo.

—Tengo que ir al baño.

Luego de un gruñido casi de molestia, ella decidió soltarlo, ahora incorporándose en la cama. Derek se levantó de la cama, usando únicamente su ropa interior, caminó hasta el baño, donde finalmente pudo vaciar todo el contenido de su vejiga.

Y, cómo no, Valeska lo siguió, no queriendo separarse de él ni un minuto.

La observó a través del reflejo del impecable espejo en el baño, alzando una ceja. No pudo evitar pensar en lo pequeña que se veía, pero no pequeña en tamaño -porque no lo era... realmente parecía una niña pequeña, abrazando aquella cobija alrededor de su cuerpo -protegiéndose del espantoso frío de las tres de la mañana- con esos ojitos adormilados y perdidos en algún punto muerto del cuarto de baño, con ese pequeño hilo de baba seca en su mejilla y con su cabello hecho un moño desordenado.

—¿Qué tanto me ves?—, preguntó ella. A lo que él solo sonrió, notando lo rasposa que había salido su voz.

—Tienes baba.

La teñida frunció el ceño, adentrándose más en el baño, para mirar su rostro de cerca, comprobando las palabras del beta que ahora lavaba sus manos y bajaba la llave del inodoro -aguantando a duras penas la risa.

—Mentiroso—, ella palmeó su hombro, él simplemente no pudo contener su risa más.

—Ven, vamos a la cama—, pidió él, ahora apagando la luz.

Pero ella parecía clavada al suelo, no se movió ni un poco, ni un cabello. Solo alzó sus brazos hacia Derek, e hizo un puchero con sus labios. Cosa que él tomó como una señal de que quería que la cargara de regreso a la habitación.

—Te estoy malcriando—, acusó él con un tono de burla, notando como su adorada omega se acurrucaba contra su pecho.

—Cállate.

La dejó sobre la cama, acostándose junto a ella de inmediato, sabiendo bien que le molestaría no sentir su cuerpo a su lado. En cuanto su cabeza tocó la almohada, Valeska subió en él, acostándose sobre su pecho.

Y medio segundo después ella tomó una de sus manos llevándose esta a su largo cabello teñido. Pidió en un murmullo adormilado que jugara con su cabello; y él por supuesto, no se negó.

—Déjame tranquila—, la escuchó susurrar, y fue entonces que supo que ya estaba dormida. Sin embargo, no detuvo las caricias en su cabello—. Necesito ayuda.

—¿Ayuda para qué?—, susurró cerca del oído de su novia.

Hacía un tiempo había descubierto que si le hacía preguntas en medio de sueños, ella las respondería. Básicamente porque estaba dormida, todos sus sistemas de defensa estaban apagados, toda cerradura en ella estaba abierta.

Valeska dormida era un libro abierto.

Miró hacia la ventana, donde ya estaba el sol saliendo, estimó que serían alrededor de las seis de la mañana.

—De los ojos...

—¿Los tuyos?

—No—, la sintió removerse en su lugar—. Los ojos. Amarillos. Me miran y...- y...- mi ventana.