Bad News || Derek Hale [Teen Wolf] (1)

Cap. 29

Estaba en clase, al borde de caer en un profundo sueño; como si el Darach no fuera un problema, o los sacrificios, o la manada de alfas amenazando su tranquilidad.

O algo tan mundano, como simplemente el ir reprobando la materia de su maestra favorita Jennifer Blake -notése el sarcasmo.

A decir verdad la mujer no le agradaba en lo más mínimo, y menos su clase, a pesar de amar la lectura.

La campana sonó, dando como finalizada finalmente la clase; todos los alumnos empezaron a salir, y en medio del movimiento y los empujones, alguien había golpeado el hombro de la pecosa, despertándola.

Se levantó, fingiendo no haber estado dormida los últimos treinta minutos de la clase de cincuenta minutos; alzó sus cosas, pasó sus dedos por sus ojos en un último intento por despertarse y empezó a caminar a la salida, siendo ella la última en dejar el salón.

Antes de poder llegar a la puerta, la voz de Jennifer la llamó, se frenó en seco.

Regresó sobre sus pasos, ahora acercándose al escritorio de la maestra.

—¿Sí, señorita Blake?—, cuestionó, y no pudo imprimir más socarronería y veneno en una frase.

—Valeska, verás, he visto tus notas...

—Sería raro si no lo hubiera hecho, es su materia, ¿no?

—Pero encuentro algo bastante extraño—, ignoró sus palabras y siguió hablando rebuscando entre los papeles en la mesa—. Tus exámenes son excelentes, impecables. Pero tu participación en clase es nula. Y ni hablar de tus tareas.

Asintió.

—¿Entonces...?

—Sé que pasas mucho tiempo con tus amigos—, su tono cambió un poco, lo suficiente para no pasar desapercibido—, en especial con ese chico... Derek. Temo que sea una distracción y que afecte tu desempeño.

Frunció el ceño evidentemente fastidiada.

¿Quién se cree que es? Ni mi madre se entromete así en mi vida. Pensó llenándose de rabia. Le hace falta escuchar un par de verdades; porque si no fuera mi profesora lo único que escucharía sería sus huesos partirse.

Una bomba de tiempo, generalmente así la describieron sus maestros en San Francisco. Podía estar todo perfecto un segundo, y al siguiente ya no, o dos minutos o dos horas o dos semanas... y luego no. La cuestión era que nunca sabrían cuándo explotaría. Y eso era lo malo de juntarse con Valeska, que nunca sabían cuándo explotaría y cuán grave sería su explosión.

Tal vez tenían razón.

Boom.

—Jennifer—, escupió expresando todo el odio que tenía acumulado hacia aquella mujer. Alzó su mano, levantando uno de sus dedos: enumerando—. Lo que haga con Derek o no en mi tiempo libre es de lo que menos se debe preocupar. No es de su incumbencia. Usted es una maestra más, no mi madre ni nadie realmente importante, poco le debe importar mi vida personal y mi círculo social. Concéntrese en su trabajo y en su clase.

Se alejó, caminando bastante molesta hacia la salida. Cuando la mano de Jennifer se enredó en su muñeca, deteniendo su andar apresurado -pesado.

—Te lo diré de otra forma, Stilinski. Aléjate de Derek—, sonó imponente, seria.

Pero no lo logró intimidarla.

Pocas cosas lograban intimidarla a ella. Y aquella escuálida mujer, definitivamente no era una de ellas.