Bad News || Derek Hale [Teen Wolf] (1)

Cap. 37

Dieron dos pasos al frente, cada uno ubicándose frente a una tina. El hielo aún flotando sobre el agua, y las paredes externas de la tina goteaban debido a la baja temperatura que venía de su interior.

Todos habían optado por usar la menor cantidad de ropa posible -bien fuera para no estar incómodos bajo el agua, o para que al revivir, tuvieran algo de ropa seca que los abrigara. Quedando así Allison en su vestido de tirantes, Scott al igual que Stiles en su camiseta y pantaló. Y bueno, Valeska...

Subió las mangas de la gran sudadera de color rojo, amarró su cabello, dejó sus gafas al cuidado de Derek. Miró sus piernas desnudas, casi arrepintiéndose por su elección de prendas en la mañana. Había decidido quitarse el pantalón, para tener al menos algo que abrigara sus piernas luego.

Palmeó la espalda de Stiles, una última vez, intentando reconfortarlo un poco. Su hermano se adentró en la tina primero, Allison copiando su acción. Scott pareció dudar un poco, finalmente metiéndose en el agua helada. Solo quedaba ella.

Derek apretó uno de sus brazos. Un apretón suave, dulce.

Asintió suspirando, casi llenándose de coraje a la vez que llenaba de oxígeno sus pulmones. Dio un paso al frente.

—Al agua, patos.

Entró en la tina. Su sistema nervioso enviando espasmos por todo su cuerpo debido a la baja tempertura que ahora la envolvía. Apretando el anillo con fuerza en su puño, se sumergió poco a poco, hasta que el agua llegó a su mentón.

Temblaba de maldito frío.

—Por cierto, si no vuelvo a la vida y tu sí—, Stiles empezó en dirección a Scott. Y ella pudo sentir el nudo en su garganta apretarse ante la sola idea de perder a su hermanito—. Deberías saber una cosa. Tu papá está aquí.

Scott pareció contener el impulso de salir corriendo.

Miró a su derecha, Isaac ya tenía sus manos puestas sobre los hombros de Allison; Lydia sostenía a Stiles con fuerza; Deaton apretó con gentileza los hombros de Scott. Miró hacia arriba, encontrándose con esa dulce mirada verdosa.

Y no tomó aire, en su lugar, vació sus pulmones; cerrando los ojos relajó su cuerpo, haciéndole a Derek más sencilla la tarea de sumergirla.

( . . . )

Abrió los ojos. Y con un fuerte jadeo se impulsó sobre sí misma.

Salió de la tina.

Un gran salón blanco. Iluminado a más no poder. Vacío, a excepción de las cuatro tinas y, de sus tres amigos y ella.

Salió de la bañera de aluminio, escurriendo agua por montones, mirando alrededor.

Notó a los tres mirar en una misma dirección, les siguió la mirada. Un árbol... o bueno, lo que alguna vez fue un árbol.

Caminaron hacia él.

Era El Nemeton.

Con cada paso sentía su puño apretarse con más fuerza sobre el anillo, hasta el punto de sentir los nudillos entumecidos y el metal del accesorio cercenar su silueta en la palma de su mano.

Respiró hondo, parpadeó.

Miró a su alrededor.

¿Hace dos segundos no estaba en un salón blanco?

Miró a detalle.

—¿Alguna vez te dije lo hermosa que te ves con esos lentes puestos?—, escuchó esa particular voz.