Bad News || Derek Hale [Teen Wolf] (1)

Cap. 65

—Llévalo a casa. Yo iré a hablar con quien debimos hacerlo desde el comienzo.

Peter.

—Ese hombre no me agrada.

—A mi sí—, murmuró casi como una niña pequeña haciendo a Stiles fruncir el ceño.

—Bueno, es porque ambos están locos y son unos cínicos—, defendió el muchacho.

—Di eso de nuevo y adivina quién no abrirá los ojos en la mañana—, amenazó a su hermano, quien tragó saliva fuertemente. Sonrió—. Es chiste, anda, trae a mini Derek.

—¡¿Ves lo que digo?! Están locos. Entre locos se entienden—, se giró hacia Scott, en un gesto dramático. Finalmente susurrando para sí—. Malditos psicóticos.

—¡Te escuché!—, el grito de Valeska vino desde fuera de la comisaría. Mini Derek junto a ella, observando todo con curiosidad.

( . . . )

—Solo esperaremos a Scott aquí. Nos sentaremos en silencio y no llamaremos ni hablaremos con nadie—, informó Stiles caminando por la sala de la casa de Scott, la cual se hallaba en completa oscuridad.

—¿Entonces no puedo hablar contigo?

—No.

—¿Y con ella?

—¡No!

—¿Y con él?—, miraron hacia donde el Derek joven señalaba. El padre de Scott.

—No... ¡Ah!—, definitivamente la presencia del hombre había sacado de balance a su hermano, especialmente porque era realmente alto—. ¿Está creciendo, señor?

—¿Qué hace aquí?—, ni siquiera intentó ocultar su mueca desconcertada.

—Espero a Scott.

—Sí, nosotros igual.

—Se supone que cenaríamos...- pero traje mucho, ¿Quieren comer algo?

—Sí—, saltó Derek al instante.

—No—, Stiles corrigió—. No tenemos hambre.

—Yo me muero de hambre—, continuó Derek haciendo caso omiso.

Cubrió la sonrisa burlona que crecía en su rostro, con el dorso de su mano. Mirando por el rabillo del ojo a su hermano perder la paciencia poco a poco.

—No, ninguno de nosotros tiene hambre.

—Bien, si no tienes hambre, Stiles, tu amigo puede comer con nosotros. ¿Cómo te llamas?

Derek automáticamente empezó a dar su nombre. Sin embargo, Stiles interrumpió al ojiverde acto reflejo: —Miguel. Es mi... primo Miguel... de México. Sí.

Quiso reír a carcajadas, y la necesidad de hacerlo fue tanta que -incluso intentando contenerla, salió una pequeña risa, acompañada de un sonido nasal semejante al gruñido de un cerdito.

Derek sonrió al escucharla.

—¿Y tu... naciste en México, Miguel?

—Ay, por Dios—, Stiles murmuró por lo bajo.

—No nací en México, realmente viví mucho tiempo allí—, ¡Había seguido la mentira! Y de una forma espectacular. El solo hecho de haber hablado en español, le había sumado diez puntos de credibilidad.

Maldita sea, se acaba de ganar una buena noche sin descanso. Pensó, ampliando abiertamente su sonrisa ahora triunfal. Definitivamente se lo recompensaré.