Bad News || Derek Hale [Teen Wolf] (1)

Cap. 82

—Pero no me duele nada ¿Puedo saber por qué...-?

—Lo ordenó tu médico. Él está a cargo, yo solo obedezco—, Melissa respondió, dándole una sonrisa de lado a la teñida.

—No quiero morfina en mi cuerpo—, no otra vez. Lloriqueó, viendo a Melissa clavar la aguja en su brazo. Y en dos segundos la morfina ya estaba corriendo por sus venas.

—Tenías niveles altos de morfina, no comprendo cómo es que tu organismo lo absorbió tan rápido...- olvídalo—, recordó al instante el pequeño detalle sobrenatural—. En cualquier caso, no puedes pasar de niveles tan altos y por tanto tiempo, a nada de golpe. Te puede matar, incluso más que la misma droga.

¿Por qué siento que sabe de la adicción? Se preguntó para sus adentros. Sin embargo, Valeska sabía que Melissa no estaba enterada de su relación estrecha con la morfina. Pues de su adicción solo estaba enterado Stiles... y Derek sospechaba algo.

—Así que estarás un tiempo con morfina, iremos bajando el nivel poco a poco. Y para el final te daremos oxy.

—¿Oxy? ¿Oxicodona?

—Sí. ¿Cómo...-?

—Oh... amm...—, rebuscó en su mente—. Escuché a alguien mencionarla, seguramente.

—Seguro...

Pero Valeska ya conocía la oxicodona.

Más de una vez tomó oxicodona con los supresores, también hubo veces -en su lucha por estar sobria- que la tomó como remplazo para la morfina. Odiaba la oxy, odiaba lo que hacía la oxy en su cuerpo. Odiaba la oxy más de lo que odiaba a Calvin, a Lilian, a la morfina... a sí misma.

—¿Quieres que llame a Stiles? ¿A tu padre? ¿Alguien?

—Oh, no, por favor. Bueno... a Stiles, tal vez, pero por la mañana.

—Valeska, ya son las siete de la mañana—, le enseñó la pantalla de su teléfono, donde se leía claramente un 7:09 a.m.

—Oh... entonces más tarde. Debe estar en la escuela, y papá seguramente está en la estación.

—¿Y Derek?—, preguntó Melissa buscando la mirada de la pecosa.

—A él... no lo quiero ver ni en pintura.

—Escucha—, murmuró, tomando asiento en el borde de la camilla y buscando casi desesperadamente la mirada de Valeska—. No sé lo que sucedió entre ustedes, y si no me quieres contar, está bien. Pero créeme cuando te digo que es evidente cuán enamorados están el uno del otro. No conozco mucho a Derek, pero sé que si algo te sucediese, ese chico acabaría con todo a su paso, por ti. Y sé, porque te conozco a ti, que harías lo que fuera por él, porque lo he visto.

—Melissa...-

—No sé qué sucedió entre ustedes—, repitió como queriendo reafirmarle a la pecosa aquello—. Pero creo, sinceramente creo que deberías hablar con él. Déjalo hablar, que se explique, que llore o ruegue por tu perdón, pero escúchalo. Y te lo digo porque sé lo que veo.

—¿Qué es lo que ves?—, Valeska alejó su mirada de la mujer, hacia una pared, evitando a toda costa el contacto visual. Sintiendo sus ojos picar ante la presencia de lágrimas.

—¿Te puedo preguntar algo?

Antes de poder responder, dos enfermeras ingresaron a la habitación, cada una cargando una maceta con plantas; a lo que Melissa se quedó callada, no queriendo que sus compañeras de trabajo escuchasen la conversación.