5) ¿Bailamos?

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   Habían pasado unas dos semanas, en las cuales los dos chicos volvieron a juntarse. Un martes Willy invitó a Fargan a comer sus famosas tortillas, de las cuales el recién nombrado cayó enamorado hasta los pies por tanta exquisitez en su paladar. Aquel día se la pasaron riendo por las boberías que se les ocurría en el momento, y después de comer se dispusieron a mirar una película.

   La semana siguiente tocaba la casa de Fargan, el cual preparó sus famosas tortitas que le quedaron de maravilla. Nuevamente disfrutaron de la compañía del otro y se pasaron la tarde jugando videojuegos como Minecraft, Golf It, Fall Guys, etc. Entre broma y estupidez, ya no se podían mirar sin partirse de la risa, sin duda jugar juntos sacaba lo mejor de los dos.

   Llegó un momento en que se cansaron de jugar y cayeron rendidos al sofá. Fargan a un lado sentado con las piernas cruzadas, y Willy al otro, medio recostado de espaldas, casi rozando las piernas del contrario pero no llegando a tocarlas.

—Pues, ¿y ahora que hacemos?—preguntó el albino mientras miraba al techo de manera indiferente.

—Pues no lo sé, ¿Qué tal si pongo un poco de música para pasar el rato?—respondió Fargan calmadamente.

—Hmm... Vale—respondió casi susurrando, estaba cansado de tanto reír que ya no le daba la energía.

Fargan encendió la televisión y puso de las primeras listas de reproducción que encontró en Spotify. "Livin' la Vida Loca" de Ricky Martin empezó a retumbar en todas las paredes de la casa del castaño. Era una canción muy vibrante que justamente les gustaba a los dos.

—Esta es la canción que sale en una de esas pelis animadas... Shrek, ¿no?—Willy estaba un poco confundido.

—Hombre, obvio que sí, ¿Qué clase de persona duda de qué película es esta canción?—suspiró falsamente—me decepcionas, chaval—negaba con su cabeza fingiendo decepción y Willy sólo se encogió de hombros.

Después de unos breves segundos, Fargan le extendió la mano al otro que se encontraba aún recostado en el sofá.

—¿Bailamos?—atinó a preguntar de forma natural.

   Willy lo miró un poco incrédulo ante aquella proposición, se sentía derrotado después de todo el ejercicio que había hecho en la parte abdominal por las carcajadas del día, más el haber jugado videojuegos durante horas. Aún así, no podía negar que la música le tentaba a sacar su bailarín interior, a pesar de que su cuerpo le dolería al día siguiente, rodó los ojos fingiendo molestia y sonriendo le aceptó la mano al castaño, quien le ayudó a levantarse del cómodo sofá en el que se encontraba.

   Los siguientes minutos fueron desastrosos dentro de lo que es el baile, los dos chicos sólo dejaban sus cuerpos fluir con la música, el ritmo los hacía mover los brazos, las caderas, y el pecho de forma improvisada pero descoordinada. A pesar de esto, se notaba que lo estaban disfrutando.

   Con los ojos cerrados, Willy hacía lo mejor que podía, le encantaba el sonido de la guitarra por lo que pretendía tener una en sus brazos y la tocaba con toda la emoción posible.

   A Fargan le pareció tierno aquello y sus labios se curvaron en una pequeña sonrisa contra su voluntad, que el contrario no podía ver. A sí mismo, el castaño continúo bailando como podía, moviendo sus caderas al compás de la música, sintiendo como la adrenalina y dopamina llenaban su ser.

   Esa canción parecía durar horas, era como si los dos chicos estuviesen tan perdidos en sí mismos y en la compañía que sentían del otro que se les hacía eterno, pero de una manera positiva. No importaba que no supieran bailar bien, lo importante era que la música vibraba en sus venas, y el saber que cada uno lo estaba disfrutando a su manera les hacía sentirse más plenos aún.

   Al terminar la canción, Willy se sujetó del sofá para recobrar el aliento. Fargan hizo lo mismo con la pared. Lo habían dado todo en la pista de baile, ya ni oxígeno les quedaba en los pulmones.

—Menos mal que aún somos jóvenes—logró decir Fargan tras tomar una bocanada de aire.

—Si así me siento a los 24, ni me imagino como deben ser los 30—dijo el otro entre risas y respiros rápidos.

—Ssshhh, calla que a mi poco más y llegó a la tumba—dijo Fargan en una fingida preocupación.

   Willy sólo sonrió en respuesta, no tenía más energías para hablar.

—¿Otra?—preguntó el castaño de repente.

—Venga—asintió.

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A las pocas personitas que están leyendo esto, ¿Qué les está pareciendo la historia de momento?

Sé que los capítulos son un poco cortos, pero estaba expermientando con esta forma de escribir. 

El Momento Exacto [Willgan AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora