30 Días (Johnlock/Mystrade)

Día 7: Algo dulce

"No necesito nada cuando estoy a tu lado"

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Sherlock se fastidió ante la chillona voz del niño enfrente de el, estaba reclamando cosas sin sentido, era muy tonto, nada paso de ahí hasta que Sherlock sintió un golpe en su brazo, el sabía que si respondía a la provocación empezaría una disputa y el no quería involucrarse con un niño tan idiota, se agachó a recoger su espada de juguete para marcharse pero el otro chico la piso con fuerza rompiéndola.

—¿Eres estúpido o que? —Exclamó el pequeño Holmes apunto de echarse sobre el otro para iniciar una pelea.

—Cierra la boca monstruo.

Pero antes de que más insultos y golpes cayeran, una pequeña piedra de tierra fue directo a la cabeza del niño agresor, quien desvió la mirada molesto, un infante rubio lo miraba desde cierta distancia, así que solo dio un ultimo empujón a Sherlock y se fue. Cuando Holmes se volteó encarando a quien lo había ayudado, vio que se acercaba lentamente hacia donde estaba.

—Hola, soy John Watson.

—Soy Sherlock.

—No dejes que Aris te intimide, es muy molesto.

—No me intimida. —Habló Sherlock poniéndose en cuclillas levantando las partes rotas de su espada de pirata muy enojado.

—¿Hiciste algo para que se portara así contigo?

—No, el estaba siendo insoportable, yo solo mencione el divorcio de sus padres.

—¿Cómo sabias eso?

—Lo deduje.

—Genial.—John ni siquiera sabía que significaba, pero tenia un sonido divertido.

—¿Estas aquí en el parque tú solo, yo vine con mi mami?

—Si, mis padres están trabajando, debería cuidarme mi hermano o la niñera, pero escapé de casa, ellos no saben donde estoy.

—Deben estar muy asustados, deberías volver.

—¡NO! No quiero estar cerca de ellos, la niñera es una mujer que da miedo, su voz es áspera, prefiere sentarse a ver la televisión en lugar de bajar la comida del refrigerador para que yo pueda comer y mi hermano mayor ya no me quiere. —Con eso Sherlock se derrumbó sobre el pasto verde y llevó sus rodillas a su pecho abrazándolas.

—Te entiendo, las niñeras son raras, pero tu hermano debe quererte mucho, yo quiero mucho a mi hermana Harry, es muy pequeña.

—Mi hermano prefiere pasar tiempo con su novio que conmigo, ya no quiere jugar a los piratas por que dice que no tiene tiempo.

—La gente grande dice esas cosas, también dicen que a veces están ocupados pero eso no es para siempre. Estoy seguro de que tu hermano estará libre en algún momento para que jueguen a los piratas. —La sonrisa amable de John hizo a Sherlock sentirse seguro, tal vez si debía volver a casa.

—Eso espero.

Sherlock se levantó del suelo con una sonrisa, estaba apunto de invitar a John a jugar en su casa pero un grito de una voz familiar llamó su atención.

—¡Sherlock! Oh dios mio que susto me diste. —Era su hermano Mycroft quien parecía desesperado, se notaba que había estado corriendo, detrás de el venía su novio Lestrade. —No debes huir así de casa. Estaba muy angustiado.

Sherlock esperó un regaño pero solo recibió un abrazo apretado de su hermano mayor.

—Hola Myc, hola Lestrade, les presento a John Watson, es mi... amigo. —Muchas cosa pasaron por la mente de Sherlock pero disculparse no fue una de ellas, así que para hacer el momento menos incómodo presentó al otro niño a su lado.

—Hola John, soy Mycroft, el hermano de Sherlock y el es mi novio Greg. —Habló con una expresión cálida, mientras el niño rubio se mostraba curioso.

—Hola, eres muy alto. —Watson miró hacía arriba mirando a Mycroft y los dos adolescentes rieron.

—¿Puede John ir a la casa a jugar Myc?

—Será en otra ocasión, te lo prometo, hoy ya es tarde. Puedo pedir el número de la mamá de tu amigo, así podemos ponernos de acuerdo que vaya a la casa otro día ¿Esta bien?

—Bien. —Habló Sherlock un poco molesto. Cuando todos se despidieron de John y de su madre (y pidieron su número), Mycroft, Sherlock y Greg salieron del parque rumbo a la casa de los Holmes.