CAPITULO 28. No era mía.

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ADAN

-El día de mañana presentarán el examen final del parcial.- Comento el profesor Emmanuel a toda la clase.

-¿Para qué? si sabemos quién será el único en pasarlo.- La voz de Camilo se hizo presente en la esquina del salón, se le veía enfadado.

Todos voltearon a verme.

Camilo era el típico chico que nunca iba a clases, se la pasaba haciendo bromas sobre los demás y pasaba las materias solo por el dinero que daba a la escuela.

-Lo pasarías si no fueras tan mediocre y pusieras más atención a la clase.- Le conteste alzando la voz.

-Basta chicos, están avisados.- Emmanuel respiro profundo intentando no gritar.- Pueden irse ya.

Todos comenzaron a salir del aula casi corriendo como animales, se aventaban y apretaban en la puerta para poder salir antes que los demás, yo me quedaba sentado en la silla esperando que la mayoría se fuera, una vez que salieron todos me levanté para tomar mis cosas.

-Me tienes harto.- Susurro Camilo detrás de mi, era un chico de mi estatura, peli rojo y fornido.- Te crees la gran cosa pero déjame decirte que no lo eres .- Me apunto con uno de sus dedos cuando me gire hacia el.

Me consideraba una persona a la que no le gustaban los problemas de más, no pretendía ir golpeando gente por ahí, pero había quien si se lo merecía. Abrí la boca para hablar pero Camilo me empujó suavemente con sus dos manos hacia atrás de una forma desafiante. Sentía que el cuerpo comenzaba a arderme pero no quería problemas y menos dentro de la escuela, a punto de salir del curso.

-Si tienes algún problema, te puedo ayudar .- Susurré intentando lucir amable con aquel idiota.

-Ayudame a irte a la mierda.- Susurro a unos centímetros de mi cara.

Tranquilo, tranquilo, tu puedes.

Con todas las fuerzas que tuve tome mis cosas y camine hacia la puerta, deseaba partirle la cara ahí mismo pero eso me perjudicaba más a mí que a él.

Piensa en tu beca. Ya casi termina el curso. Tu puedes.

Me repetía una y otra vez para no perder la cabeza.

-Por eso tu padre los dejo.- Se burló nuevamente.- ¿Quién quería un hijo tan marica como tú?.

Aún no terminaba de hablar cuando lo tome de los brazos y lo aventé hacia una de las paredes golpeándole el cráneo.

-Vamos.- Río con torpeza.-¿ Es lo único que puedes hacer?.

En ese momento ya no pensaba con certeza, mis puños estaban cerrados con tanta fuerza que mis nudillos se habían tornado blancos por completo, el pecho me subía y bajaba rápidamente por la adrenalina, con mi puño cerrado le di un golpe en el rostro, su ceja se partió enseguida y comenzó a sangrar, pero eso solo me hizo querer más, lo tome como "costal de papás" y me lo llevé cargando fuera del colegio, todos nos miraban chismosos y algunos aterrados, una vez fuera lo baje de mis hombros.

Ahora sí.- Sonreí divertido.- Empieza.

Camilo se acercó a mi aún aturdido y me dio un golpe en el pecho que solo hizo que me moviera un poco.

-¡Dale!.- Escuché gritar a alguien a mis espaldas.

Comencé a darle puñetazos con todas mis fuerzas, en el rostro, las costillas, el estómago y dónde podía, descargando toda la frustración que ya tenía acumulada desde hace semanas.

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Recuerdo

Había llegado a casa de noche, se escuchaban gritos del otro lado de la puerta, corrí para saber que pasaba, cuando abrí la puerta vi a Nicole tirada en el piso, todos se quedaron helados cuando llegue, ella volteo el rostro para que no pudiera verla pero algo le pasaba, volteaba a todos lados para saber que habia sucedido, Oscar estaba parado a un lado de ella con los puños cerrados, se veía alterado.

Blanco & NegroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora