CAPITULO 33. Solo amigos

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Adán estaba viendo a la nada, sus ojos estaban llenos de lágrimas pero el no permitía que salieran, estaba haciéndose el fuerte mientras me platicaba todo lo vivido con su padre y yo solo podía observarlo en silencio.

Sentía una inmensa tristeza, nadie merecía vivir algo así, sobre todo siendo un niño pequeño.

-¿Y que paso con el?.

-No lo sé en realidad .-Adan rasco su nuca.- Mi madre no habla de eso jamás, solo un día salió y ya no regreso.

-¿Pero sabes si le pasó algo o se encuentra bien?.

Negó con la cabeza varias veces.

-Jamas lo busque, sentía tanto odio hacia el que solo lo deje pasar, no me interesa como este o que fue de el.- Pausa.- Solo me da gusto que no regresará.

-¿Y ya no sientes rencor?.

Adán pensó por un momento.

-No, ya no, no me sirve de nada sentirme así, de todas maneras espero jamás verlo otra vez.

Guardé silencio por unos momentos, no sabía que decir o como reaccionar, entendía que no quisiera buscarlo y entendía su coraje hacia el pero no sabía que decir en estos casos, al final de todo era su padre.

Coloque una de mis manos por encima de su espalda dando pequeñas caricias en ella.

-Lo siento mucho.- Logré decir.

-Estoy bien, bruja.- Sonrió con tristeza y me miró.- Jamás le había contado esto a nadie, se siente bien poderlo hablar contigo.

-Sabes que puedes contarme lo que sea.

-Ven aquí.

Adán me rodeo con sus largos brazos en un cálido abrazo.

Su aroma penetró todo dentro de mi y no pude evitar suspirar, no quería separarme nunca.

-Adan.- Susurré aún con mi cara sobre su pecho.

-Nicole.

-No la cagues, ¿si?

El comenzó a reír y me abrazo con más fuerza.

-No lo haré, ya no, te lo prometo.

Duramos algunos minutos más así , sin separarnos ni movernos, todo estaba perfecto.

-Me alegra que todo este bien entre nosotros.- Susurro en mi cabello.

-Igual a mi.

Dentro de la casa se escuchaba alboroto, al parecer todos los invitados harían un brindis por la cumpleañera.

-Tenemos que entrar.- Me separé enseguida emocionada por ver a todos brindando con Marlene.- Corre corre.- Me pare y comencé a jalarlo de la mano para que viniera junto conmigo.

Adán no paraba de reír por mi estúpido intento de levantarlo, ni siquiera lo podía mover pero ahí estaba yo tirando de el.

-Eres muy dulce.- Se levantó solo.

-Y tú eres muy pesado.-Corrí junto con el a la entrada reuniéndonos con los demás invitados que ya tenían su copa en la mano.

Nosotros igual tomamos una.

-Ya no deberías seguir tomando.- Adán me miró con la ceja levantada.

-Solo es el brindis, no hay problema.

-Quiero brindar por está magnífica mujer, que no solo me a enseñado a salir adelante, si no a ver la vida de otra manera, Marlene, eres una mujer extraordinaria, eres sencilla, amorosa, entregada con todas las personas a tu alrededor, inteligente pero sobre todo, eres la mujer más hermosa que yo conocí, te amo tanto cariño.- El esposo de Marlene depositaba un dulce beso en los labios de su esposa mientras todos aplaudíamos.

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