Capítulo 8. Visita.

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Ya arriba de un hermoso Audi color rojo Oscar manejo hacia la salida de la casa donde Alberto nos abrió el portón enseguida despidiéndonos con la mano en alto. Nunca me había subido a un coche y menos así de bonito como este, no sabía siquiera como colocarme el cinturón de seguridad y Oscar lo noto por lo que él me lo puso con una sonrisa de diversión en su rostro, de verdad era muy guapo.

-Lo lamento.- Me sonroje- Yo nunca había...

-No hay problema.- Me interrumpió.- Mientras estés conmigo no tienes que preocuparte por nada, bonita.

"Bonita".

Me sonroje tanto que sentí arder mi rostro, comencé a jugar con mis manos en mi regazo un tanto incomoda. Lo mire y el estaba sonriendo como un niño pequeño con juguete nuevo, muy lindo como siempre.

-Gracias.- Le ofrecí una sonrisa.

Cuando salimos por el portón casi chocamos con otro carro que iba entrando a la casa, me congele, era el mismo coche que me había mojado en la parada del camión hace unos días.

Y entonces lo vi por segunda vez en el día, Adán estaba en el carro de enfrente mirándonos con detenimiento pero no se movía, nuestras miradas se encontraron y sentí temblar todo mi cuerpo, era increíble lo que él podía lograr en mí con solo mirarme. Su mirada era fría como de costumbre como si no sintiera nada en absoluto, sus cejas estaban un poco fruncidas y sus labios apretados hacia adentro, relamió su labio inferior.

Oscar dio marcha atrás para dejarlo pasar a el primero y así fue, entro estacionando su coche donde de costumbre y se bajó de el rápidamente azotando la puerta, ahora se veía muy molesto, nos miró rápidamente y entro a la casa aventando la puerta también, me relamí los labios y mire a Oscar nerviosa, él se veía tranquilo, acostumbrado a ver a Adán con esa actitud supongo. Quizás había tenido un mal día en la universidad.

Ya de camino a mi casa me tranquilice y borre todo pensamiento de mi cabeza sobre Adán, no quería pensar en él, en que tal vez estaba molesto por haberme visto en el coche con Oscar, pero ¿Por qué? o quizás no teníamos permitido tomar el coche y lo hicimos. Oscar puso música en el radio del carro y manejo tranquilamente hacia la dirección que le había dicho unos momentos antes. Había silencio, sin embargo no era incomodo, me sentía bien estando con el.

-Cuéntame sobre ti.- Oscar rompió el silencio manteniendo su mirada fija en la calle, con una mano al volante.

-No tengo mucho que platicar.- Lo observe acomodándome en el asiento- Soy una mujer feliz, supongo.

-¿Supones?.- Levanto una de sus gruesas cejas.- Vamos, en una mujer como tu debe haber muchas cosas que contar, quiero conocerte mejor.

-Tengo 20 años de edad.- Comencé a hablar haciendo pausas y enumerando con los dedos lo que iba diciendo.- Me gusta el chocolate caliente, ver historias de amor como toda típica chica.- Los dos reímos.- Estoy soltera, tengo un hermano mayor y una mejor amiga enamorada de el.- El sonrió.- Me gusta cantar, escuchar música.- Me encogí de hombros.- Háblame sobre ti.

Soltó un gran suspiro y después comenzó a hablar.

- 23 años de edad, tengo trabajando en casa de la señora Victoria seis meses y estoy bien, no me falta nada.- Se encogió de hombros.- Victoria es muy linda conmigo y me ayuda cuando puede, soy hijo único y mis padres viven lejos de aquí, tengo mucho tiempo sin verlos, también soy soltero.- Nos miramos y me sonrió coqueto, agache la mirada.- Y la verdad es que me pareces muy linda.

Abrí la boca para hablar pero simplemente no supe que decir, el me parecía muy lindo pero simplemente eso, parecía tranquilo y seguro.

-No tienes que decir nada.- Dijo como si hubiera leído mi pensamiento.- Podremos ser buenos amigos, si eso te parece bien a ti.

Blanco & NegroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora